El sultán protector (HürremxMahidevranxOrhan)

Capítulo 40

Después de la cena Orhan se encontró a solas por fin con su madre, quien le hizo una seña para que se sentase a su lado. Cuando estuvo ante ella, el príncipe se dió cuenta que en el rostro de la mujer podía ver que pesaban los años pues notaba las arrugas cerca de sus ojos, así como las canas que iniciaban llenarle su antes negro cabello ¿Cuánto tiempo había pasado que no estaba solo en su presencia?, ¿Estaba enferma?, ¿O le pesaba la distancia?

"Mi hermoso hijo ¿En qué piensas?" Cuestionó con voz cariñosa.

Orhan se sentó junto a su madre, sintiendo un cúmulo de emociones mientras la observaba detenidamente. Sus pensamientos se agolpaban, preguntándose cuál era el motivo por el que deseaba tenerlo en su presencia, sabia que la mujer quería lo mejor para él, pero eso no significaba que en realidad fuese lo mejor.

"Madre..." comenzó, pero se detuvo un momento debatiendo si debería abordar la situación de Hürrem y las intenciones de que ella estuviese en su harén, sin embargo, al ver la mirada cansada de la mujer las palabras se atascaron en su garganta. Finalmente, dijo: "Estaba pensando en todo el tiempo que ha pasado desde que compartimos un momento como este solo nosotros dos".

Su madre lo miró con ternura, una mezcla de tristeza y nostalgia brillando en sus ojos cansados. Tomó la mano de Orhan entre las suyas, su piel arrugada contrastando con la suavidad de la mano de su hijo.

"Oh, mi querido Orhan", susurró con voz temblorosa. "No tienes idea de cuánto me alegra tenerte aquí, a mi lado. Ahora que eres un hombre, que espera a su propio hijo sigo viéndote en ese niño que siempre estaba a mi lado."

Las palabras de su madre lo enternecieron un poco, pero aún quedaban preguntas sin respuesta en su mente. Después de todo ella no era una mujer que actuaba solamente por mera voluntad, si había logrado vivir tanto con todos sus hijos y el favor de su padre se debía a su astucia, después de todo el Sultán Selim no era conocido por su amor por la familia.

"También te extrañe mucho madre, ahora aunque tenga esposa, sigues siendo importante en mi vida tenlo por seguro".

Las palabras de Orhan calaron hondo en el corazón de su madre, quien lo miró con gratitud y afecto. Una lágrima de emoción asomó en sus ojos mientras apretaba con suavidad la mano de su hijo.

"Oh, Orhan", murmuró con voz entrecortada por la emoción, "tus palabras significan más para mí de lo que puedes imaginar. Saber que aún tengo un lugar importante en tu vida me llena de alegría y consuelo."

Le abrazó con ternura, compartiendo un momento de intimidad y conexión dejando de lado las maquinaciones que tenía respecto a la nueva concubina de su hijo. Orhan por otro lado se sintió reconfortado al saber que, a pesar de todo lo que había pasado y de las dificultades que enfrentaban, su madre seguía siendo un apoyo para él.

Orhan sintió la necesidad de abordar un tema delicado con su madre. Respiró hondo antes de hablar, consciente de que sus palabras podrían causar tensión, pero sabiendo que era importante sacar el tema a la luz.

"Madre", comenzó con cautela, "he estado reflexionando sobre la situación actual de mi esposa. Con su embarazo, se encuentra en una situación vulnerable y necesitada de apoyo y protección. Me preocupa que, en este momento, hayas destinado una concubina a mi lado. ¿Podrías explicarme por qué has tomado esta decisión? Soy consciente que padre hizo el edicto, pero estoy seguro que tú también estás involucrada en la situación" dijo tratando de parecer lo más desconcertado posible con la situación aún cuando sabía con certeza que la mujer estaba involucrada en aquello.

Su madre lo escuchó en silencio, su expresión pasando de la sorpresa a la comprension. Tomó un momento para recoger sus pensamientos antes de responder, eligiendo sus palabras con cuidado.