El sultán protector (HürremxMahidevranxOrhan)

Capítulo 26

Orhan se encontraba combatiendo muy molesto con uno de sus oficiales, las espadas golpeaban de manera constante, quienes veían al príncipe con tal determinación confirmaron lo que desde días anteriores iniciaron a ver sobre como aquel hombre sería una bendición en el campo de batalla. Les causaba una gran tranquilidad el saber que podrían confiar en las habilidades de aquel príncipe.

Cuando Pavel la mano derecha del general Mirac, vio por primera vez al príncipe enfrentándose con el hombre que había sido como su padre y el más feroz de los soldados que tenían su provincia, le había causado una gran sorpresa pues por lo que se sabía de las noticias que habían llegado cuando el Sultán atendió a su pedido, y supieron de la decisión de que quien iría en su ayuda sería el hijo menor a comparación del Gran Suleyman, todos los soldados fieles a su general pensaron que no habría salvación para ellos. Sin embargo, al demostrar tal osadía de perdonar la vida de su general a pesar de sus ofensas y con la administración que se encontraba realizando conforme pasaron los días el príncipe demostró ser bastante capaz de manejar los asuntos provinciales, pues se aseguró de atender las cuestiones que la mayoría de pashas habían dejado de lado, pues por lo que sabía se la pasó leyendo todos los pergaminos que estaban en las habitaciones oficiales del palacio, revisando una a una las solicitudes existentes desde hacía más de cuatro años, así como comprobando el nulo tesoro que habían en el castillo, dejando de lado el uso innecesario de monedas de oro para la reconstrucción de las distintas alas del palacio, para solo enfocarse en las habitaciones y áreas principales en las que habitaban comúnmente la princesa y sultana. Quienes para su grata sorpresa llevaron parte de la gestión y la realización de cuentas sobre los recursos destinados al pueblo, así como los que llevaba el príncipe con él al llegar a la provincia, repartiéndolos de manera justa.

Sabía que desde que el príncipe salía de sus habitaciones, sino se encontraba en sus oficinas privadas, tuvo que celebrar audiencias a las primeras horas de la mañana para mediar entre los Beys corruptos que no estaban de acuerdo con las legislaciones que había estado realizado, pues poco a poco veían una disminución de su poder con los soldados y el pueblo, pero no era solamente eso tenía que atender con los jenízaros una reforma, acompañada de su general Mirac quien se encontró formando a los nuevos soldados reclutados en este corto periodo de tiempo. Lo cual fue extraño pues parecían dispuestos a trabajar con lo dispuesto por el príncipe, por unos cuantos granos y cabezas de ganado.

Incluso por lo que sabían gracias a los informantes que tenía el general en Manisa, el príncipe Suleyman contrariamente a su alteza Orhan no estaba dispuesto a interactuar con los ciudadanos del pueblo y solo se encargaba de dictar su voluntad ante los jenízaros, para mantener el control de la provincia, mientras que por el contrario el príncipe Orhan atendía hasta las cuestiones menores de tierras ultrajadas de viudas de los soldados del ejército, dándoles un presupuesto de manutención, agregando a ese dinero un porcentaje para cada uno de los hijos que la familia tuviera, así como otro tanto como respeto a las personas mayores que sirvieron a la provincia en los años anteriores.

Aunque para él como subcomandante de los jenízaros lo más impresionante de aquel príncipe, no eran sus acciones en el pueblo, ni su actitud valerosa a enfrentarse a cualquier miembro de los jenízaros que quisieran practicar sparring con él. Sino su disposición de interactuar con la sultana y la princesa a pesar de todos los deberes que tiene, pues es bien sabido entre todos los miembros del ejército que han interactuado con el príncipe en alguna guardia, hablan de como siempre encuentra un momento para estar con la sultana y la princesa, pasando alguna de las comidas o meriendas con ellas, complaciéndolas respecto a todo lo que le solicitaran, incluso por lo que sabía mandando traer comida especial para la princesa. Dejando incluso que la princesa caminara a su lado, algo que por protocolo tenía entendido era impensable. Realmente su príncipe era alguien que daba bastantes sorpresas, pues con esas acciones parecía que no le importaba mostrar que aquellas mujeres eran su debilidad, o por el contrario al ser tan benevolente e ingenuo no comprendía el cómo mostrar debilidades le daban a los enemigos las armas suficientes para atacarle.