12. ¿Amiga o Enemiga?

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Los tres cruzaron el umbral de la mansión, un espacio lleno de historia y elegancia. A pesar de la primera impresión impecable, a medida que avanzaban por el pasillo, Haerin no pudo evitar notar que algunas habitaciones tenían un cierto desorden: libros apilados descuidadamente, cuadros torcidos y algunos muebles fuera de lugar.

Sin embargo, no dijeron nada, siguiendo el paso de Mick, como si el desorden no tuviera importancia.

Al llegar a la cocina, una escena inesperada les aguardaba. Sentada a la mesa, con un plato frente a ella, estaba una mujer rubia.

Llevaba una camiseta blanca sencilla y su cabello dorado caía en ondas perfectas sobre sus hombros. Comía con tranquilidad, ajena a su presencia hasta que Mick se acercó a ella.

—Oh, aquí está Lily—dijo Mick con una sonrisa despreocupada, posando sus manos sobre los hombros de la mujer con una familiaridad evidente—. Es una amiga, está pasando unos días aquí.

Lily levantó la mirada, dedicando a los recién llegados una sonrisa suave, pero no dijo nada.

John le lanzó a Haerin una mirada rápida, casi imperceptible para los demás, pero que decía mucho. Haerin lo entendió de inmediato. Mick, con su historial, raramente tenía "amigas" de verdad.

Probablemente Lily no era solo una amiga, sino algo más, quizá una de las tantas conquistas de Mick que él solía tratar con la misma ligereza.

—Encantada de conocerte, Lily—dijo Haerin, acercándose un poco más para saludarla de forma educada.

Lily asintió y sonrió nuevamente, esta vez con más atención.

Esta vez los cuatro cenaron, era algo simple. Arroz con salsa y algunas bebidas, jugo, gaseosas o licor.

John hablaba con Mick con entusiasmo, a Haerin le gustó esto.

Hace tiempo que John no se juntaba con un amigo para simplemente hablar y esto le pareció magnífico.

John siempre tenía estrés y pocas veces podía pasar tiempo con sus seres queridos.

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Haerin estaba dando pequeños saltos encima de John, sus caderas estaban siendo sujetadas por las manos de John.
La pobre mujer se aguantaba los gemidos.

Pero John no tenía descaro, soltaba maldiciones, quejas y todo tipo de sonido.

Haerin tenía vergüenza, esto no era la casa de la playa o un departamento. Esto era la casa de Mick Jagger y ahora estaban teniendo sexo en unas de las habitaciones de la misma.

Sabía que John quitaba sus frustraciones en el sexo, solía ser brusco. Pero ahora raramente estaba siendo gentil.

Más cuando Haerin lo estaba montando.

Era su segunda vez teniendo sexo.

—John, cariño..—hablo entrecortado—. Guarda silencio.

Pero John ni siquiera la escuchaba, estaba pensando con la cabeza de abajo.

Pronto John comenzó a mover con brusquedad las caderas de Haerin, estaba más que claro que estaba por llegar al orgasmo. Haerin siguió brincando encima hasta que John la abrazo deteniendo su movimiento.

La abrazo dejando que el líquido caliente salga de su miembro, con cuidado salió de Haerin y la dejo a su lado.

—Que vergüenza, pero al menos estas contento.

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