Cuando llegaron a Disney, el sol brillaba intensamente, y la emoción en el aire era palpable. John había sido previsor y había reservado una suite espaciosa con dos habitaciones: una para Julian y otra para él y Haerin.
Tras hacer el check-in, subieron a la habitación, donde el servicio del hotel ya había dejado sus maletas.
Julian, entusiasmado por la idea de ir a nadar, no perdió tiempo. Abrió su maleta y en cuestión de minutos ya estaba en bañador, listo para lanzarse a la piscina.
John, siempre dispuesto a disfrutar del agua con su hijo, también se cambió rápidamente, optando por unos bañadores sencillos.
Sin embargo, cuando Haerin se unió a ellos en la sala principal, llevaba puesta una camisa blanca ligera y unos shorts negros.
Sonreía mientras se sentaba en una silla cercana, dejando claro que no tenía intenciones de nadar.
—¿No te vas a bañar con nosotros?—preguntó Julian.
—No, pero los estaré observando—le guiño el ojo.
John, notando que Haerin no estaba muy entusiasmada por nadar, se levantó y fue hacia su maleta, rebuscando en ella por unos segundos.
Con una sonrisa traviesa, sacó una cámara Polaroid que había traído especialmente para la ocasión.
Se la entregó a Haerin, colocándola en sus manos con cuidado.
—Si no vas a nadar, al menos captura estos momentos para nosotros—dijo John con un guiño—. No todos los días tenemos la oportunidad de estar en Disney, ¿verdad?
Haerin miró la cámara y luego a John, riendo suavemente.
—Bueno, no puedo decir que no a eso.
Y así la pareja junto al menor bajaron a la piscina, John y Julian se surmergieron al agua mientras que Haerin se sentaba en una silla de playa enfrente de ambos.
Desde su lugar junto a la piscina, Haerin comenzó a tomar fotos, capturando la alegría pura en los rostros de John y Julian.
A medida que las instantáneas emergían de la cámara, las dejaba sobre la mesa para que se secaran, cada una de ellas conservando un pedacito de la magia de ese día.
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Después de estar un rato en la piscina, ambos salieron y se acercaron a Haerin.
Haerin tomo una toalla y seco el cabello de Julian, John por su lado se sento y luego Julian se sento en su regazo.
—Es hora de almorzar, pero primero hay que bañarnos.
Haerin tomo la cámara y sin previo aviso les tomo una foto.
—¿Sacaste mi lado bueno?—bromeo John.
—Tienes muchos lados buenos—Haerin guiño el ojo.
En un rato ambos ya estaban recién bañados y con su ropa fresca para el día, se dirigieron al restaurante y se sentaron enfrente de una ventana.
Mientas miraban las cartas del menú, Haerin queriendo hablar más. Miró a Julian y hablo.
—¿Que harás cuando seas mayor? ¿Estudiarás en una universidad?
—Amor, tiene diez.
Haerin rió nerviosa ante la respuesta de John.
—Yo.. quiero ser como mi papá.
Respondió con un toque de vergüenza, Haerin miró a John y este levantó las cejas.
—Quiere ser una estrella de rock como su padre, ese es mi hijo.
John sacudió el cabello de Julian.
—Eso es bueno.
—Seré un cantante como mi papá y a mis veinte años voy a comprar una casa del campo en Italia, me llevaría a mi mamá y a Roberto.
—¿Roberto?
—Sí, mi padrastro.
John levantó las cejas y preguntó.
—¿Y que hay de nosotros?
—Pueden venir si quieren—sonrió levemente.
Ese día fue magnífico, Julian había pasado horas riendo y jugando con John. Su alegría era más que clara.
Pasaron horas tocando la guitarra, John le enseño algunas notas y para su sorpresa Julian aprendía muy rápido.
Había incitado a Julian a interarse más a la música, pero era más que obvio que Julian estaba destinado a eso.
El talento lo llevaba en la sangre.
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Era de noche después de cenar, Julian se había quedado dormido después de tocar algunas canciones más con John.
Haerin estaba en la tina del baño y John toco la puerta con un leve ritmo.
Haerin sonrió y hablo suavemente.
—Adelante.
John entró a la habitación y cerró la puerta, bajo la tapa del inodoro y se sento en ella mirando a Haerin.
—¿Como esta Jules?
—Dormido, gracias por hacer esto. No estaba bien.
—Mañana debemos volver al hotel, que no se te olvide.
—No, mañana iremos a otro lado antes de llevar a Julian con su madre.
Haerin asintió, incluso si no sabía donde irían. Pero donde iba John, ella también iba.
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Se vienen cositas.
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Magnetic.
Hayran Kurgu"Nunca pensé en decir esto, pero soy la novia de John Lennon" cuando Yoko Ono la llamo a su oficina y le pidió a la joven de 22 años que sea la amante de su esposo. No lo podía creer.