07. Bailar

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Haerin, John y Julian llegaron a la habitación. Haerin dejó la maleta de Julian al lado del sofá y se sento, le dio palmadas a un lugar y Julian se sento.

John se acercó y dejó un beso corto en los labios de Haerin.

—Debo irme, volveré más tarde.

Le sacudió el cabello a Julian y se fue, Julian suspiro y se cruzo de brazos.

—¿Que pasa? ¿No estas feliz?

—No.

—¿Por que no?

—Papá se fue otra vez, como siempre. Cuando estaba con mamá era lo mismo, nunca estaba.

Haerin entendió lo que sucedía con Julian.

—No pienses en eso, ven.

Haerin se levantó de su lugar y se dirigió al toca disco, coloco uno de los discos que tenía John. Cuando la música empezó a sonar.

La pelinegra comenzó a bailar caminando hacia el menor.

—¿Que haces?

Pregunto confundido, pero Haerin solo tomo las manos de Julian y lo hizo caminar.

—Vamos, baila conmigo

Le dijo con voz suave, sin dejar de moverse al ritmo de la música.

Julian negó con la cabeza, una ligera tristeza aún visible en sus ojos.

—No tengo ganas—murmuró, su voz reflejando su estado de ánimo.

—A veces, lo único que necesitamos es dejarnos llevar por la música.

Dijo mientras lo miraba a los ojos, esperando que él entendiera que no quería verlo tan decaído.

Julian la miró por un momento, y aunque inicialmente dudó, algo en la determinación y la dulzura de Haerin le hizo reconsiderar. Aunque todavía se sentía un poco reacio, dejó que Haerin lo guiara a levantarse del sofá.

Juntos, comenzaron a moverse al ritmo de la música. Al principio, los movimientos de Julian eran torpes y un poco forzados, pero poco a poco, al sentir el apoyo y la compañía de Haerin, empezó a relajarse.

La tristeza comenzó a desvanecerse, reemplazada por una ligera sonrisa en su rostro.

El simple acto de bailar, de estar en ese momento con Haerin, le permitió a Julian dejar de lado sus preocupaciones, aunque fuera por un rato.

Y mientras giraban lentamente por la habitación, ambos supieron que la música, y sobre todo la compañía, tenía el poder de transformar cualquier momento.

Julian hizo girar a Haerin y ella hizo lo mismo, pasaron un rato bailando hasta que quedaron tumbados en la alfombra.

Julian miró al techo por un momento antes de girarse hacia Haerin, que estaba a su lado.

—Sabes, serías una buena madre.

Dijo de repente, su voz llena de sinceridad. Haerin se sorprendió un poco al oírlo, y se volvió hacia él con una suave sonrisa en el rostro.

—¿De verdad lo crees?—preguntó con un toque de ternura en su voz.

Julian asintió.

—Sí... Bailar contigo me hizo recordar a mi madre. Ella siempre encontraba la forma de hacerme sentir mejor, incluso en los días más difíciles. Tú tienes esa misma habilidad. Eres tan... cálida y comprensiva.

Añadió, sus palabras llenas de nostalgia.

—Pensé que serías como Yoko—se burlo.

—!Ay! !Por favor!—rió levemente—. No estoy ni de cerca a ser como Yoko.

—Cierto, tu eres bonita.

Haerin siguió riendo y Julian hizo lo mismo, estuvieron riendo hasta que Haerin lo miro de nuevo.

—Cynthia crío a un chico fuerte, sensible y con un gran corazón.

—Gracias por halagar a mi mamá, se lo diré cuando la vea de nuevo.

—Cynthia es increíble.

—Una vez casi de la una bofetada a la madre de un compañero, nunca la vi así.

—¿Perdón?

Julian rió levemente y explicó la situación, estuvieron charlando por horas y horas sin parar. En la siesta almorzaron juntos y durmieron juntos.

Hasta que en la tarde llego John.

—¿Como estuvo su tarde?

—Pues estuvo bastante bien, ahora esta tomando una ducha.

John asintió y se sento a su lado.

—Mañana.. podríamos salir, tu, yo y Julian.

Haerin asintió sin pensarlo dos veces, quería que Jules pasara tiempo con su padre.

—Tengo planeado ir a Disney, a Julian le encantará.

—Tienes razón, será un buen lugar para el.

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