Han pasado unas semanas desde la última vez que hablé con Richard. Desde esa conversación, mi mente ha estado llena de pensamientos, incertidumbre y, por supuesto, de muchas preguntas. Estaba acostumbrada a la distancia, a que Richard no siempre pudiera estar cerca de Mateo, pero ahora las cosas se sentían diferentes. Las palabras que él había dicho en la llamada seguían resonando en mi cabeza: “Estoy dispuesto a hacer lo que sea, Adri”.
Sin embargo, no sabía si estaba preparada para creer en esas promesas, y mucho menos para permitir que regresara a nuestra vida de forma tan simple. Mi vida había seguido su curso, y la rutina con Mateo, mi trabajo y mis amigos, me habían ayudado a mantener la cabeza ocupada. Aun así, Richard seguía presente en mis pensamientos, como una sombra que no podía deshacerme fácilmente.
El teléfono vibró en la mesa. Un mensaje de él.
"Podemos hablar esta noche? Me gustaría verte. Estoy decidido a hacer las cosas bien."
Lo miré con la mirada fija, el peso de la decisión presionándome. Estaba claro que había algo más detrás de sus palabras, algo más profundo que las simples promesas vacías que había hecho en el pasado. Pero ¿realmente era posible comenzar de nuevo?
—Hola, mamá —saludó Mateo desde el salón, interrumpiendo mi tren de pensamientos. Corrió hacia mí y se subió a mis piernas. Sonreí, intentando ocultar la duda en mi mirada.
—¿Estás listo para dormir, mi amor? —pregunté, acariciando su cabello.
Mateo asintió y, sin dudar, saltó hacia su cama. No pude evitar pensar en lo que Richard había dicho. Mateo lo extrañaba, y aunque era pequeño, había empezado a entender que su papá no estaba presente de la forma en que otros niños lo estaban con sus padres. Me partía el corazón ver que Mateo echaba de menos a su papá, y aún más doloroso era la idea de que Richard no pudiera ser parte activa de su vida por mucho tiempo.
Me quedé en silencio, viendo a mi hijo dormir. Sentí una mezcla de amor y frustración. ¿Sería justo mantener esa distancia entre ellos, solo porque no estaba segura de lo que Richard quería realmente?
Al final, decidí responderle el mensaje.
"Está bien. Hablamos esta noche."
Después de una respiración profunda, me levanté y me preparé para salir. A pesar de lo que sentía, debía enfrentar esta conversación. No podía seguir ignorando la realidad de que los tres, Richard, Mateo y yo, teníamos algo en juego aquí.