Las aventuras de una adolescente cochinona

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MARÍA: Oh!, que grande tienes esto! Es enorme! Y qué tiesa!

INMACULADA: Si hija, si. Tengo un clítoris gigante, y mira como me lo has puesto tú. Ah!

INMACULADA: Y tú estás chorreando guarrilla!. Tienes el chocho empapado.

MARÍA: Sí Inma, siempre me mojo mucho mientras me caliento. Ay, qué gusto. Tócame, méteme los dedos. Así, Aaaah.

Sí, lectores míos. Soy Inmaculada. ¿Quién me hubiera dicho a mí a pesar de mi mente calenturienta, qué iba a tener una relación en mi propia casa por primera vez a mis 49 tacos con una mujer, y menos con una jovencita de 19 años, una adolescente salida amiga de mi propio hijo?.

Pues surgió hace unos meses, no me pude contener, y mira que lo intenté, pero la chiquilla me puso a mil y de esa forma confirmé mi bisexualidad que tanto os relato en mis escritos.

Pero empecemos por el principio:

María es una chica que conozco desde pequeñita pues ha ido al colegio con mi hijo desde que estaba en infantil. Aunque no tenemos contacto apenas con sus padres, ella ha venido mucho a casa cuando era pequeña a jugar con mi niño. En el instituto empezó a fracasar y a repetir muchos cursos de manera que no llegó ni a terminar la ESO, así que hizo unos cursos especiales y luego se metió en formación profesional.

Es la típica chica conflictiva que sus padres no han podido controlar. No es mala, pero muy callejera y poco estudiosa. Mi hijo ya está en la Universidad y ella en los últimos años perdió contacto con él.

Hace un año, vino a visitarnos y la vimos muy cambiada. María siempre había sido una niña gordita y grande, pero ahora con la adolescencia había adelgazado y se había convertido en una guapa chavala, alta, bonita y con un cuerpazo de escándalo. Ella debía ser consciente de ello porque no se cortaba en enseñar sus carnes rellenitas y apetecibles. Lo que se dice un pibón pero con curvas y carnes.

Es morena, pero cada instante se cambia el color del pelo. De todas formas está guapa, porque tiene unos ojos preciosos. Es una chica muy alocada y traviesa, pero yo la quería mucho por conocerla desde pequeña.

Yo sabía que con su personalidad y con su cuerpo, estaría en la calle rodeada de chavales, pero no me imaginaba hasta qué punto.

Todo empezó un día que estaba en casa con mi hijo a jugar a la play. Vino vestida con una faldita corta mostrando sus grandes y esbeltos muslos. Éste tenía que irse a jugar al baloncesto y yo le dije a María que iba a hablar con el monitor, que se quedara a esperarlo y luego seguirían jugando.

Cuando volví entré sin hacer ruido y la vi en mi habitación mirando en mi ordenador con la puerta entreabierta. La espié y estaba mirando “todorelatos”, la muy golfa se estaba sobando el chocho metiéndose mano bajo la falda.

La verdad, es que me excitó. Yo vestía unos legings negros y mi enorme clítoris se empalmó formando un bultito que se notaba bajo la ajustada prenda.

De repente tuve un sentimiento de responsabilidad y decidí abortar aquella situación, así que entré diciéndole:

INMACULADA: ¿Pero qué haces sinvergüenza? ¿Espiando en mi ordenador y haciéndote una paja en mi casa?

MARÍA: Te estaba esperando, ja!. Sabías que eras tú!

INMACULADA: que era yo qué?

MARÍA: la calenturienta mente de todorelatos llamada Inmacul.

INMACULADA: pero qué dices niñata?

MARÍA: no te pongas colorada. Lo sospechaba, sabía que era tu estilo guarra, pero lo he confirmado. He visto en tu ordenador los archivos originales escritos en tu usuario.  Y ahora, me estaba pajeando leyendo tu último relato, el de la mamá Chari.

 Relaciones Familiares con Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora