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La tía Petunia me había despertado con caricias en el cabello, al principio pensé que me iba a cortar el pelo como solía hacer pero me estaba....estaba haciendo un cariño, y eso me resultaba tan extraño pero al mismo tiempo tan rencorfontante.
-Despierta, mi niño. Es hora de desayunar- me dijo con un tono suave y cariñoso.
Tuve que ocultar mi rostro, porque me estaban cayendo algunas lágrimas de los ojos. Aún me costaba creer que mi tía ne diera cariños, sigo esperando la mirada de despreció y castigarme por pequeñas cosas y ahora es todo lo contrario.
No puedo evitar escapar un sollozo, haciendo que Petunia se detuviera en seco y mirara en mi dirección o eso creo.
-Harry, ¿Estás bien?- me pregunta dándome unos masajes en el pelo otra vez. - Baja cuando quieras, ¿de acuerdo?-
Y con eso se fue de la habitación.
Dicha habitación antes pertenecía a Dudley era donde estaban sus juguetes rotos y libros, Tía Petunia recogió los juguetes y arregló la habitación aunque varias veces se ha peleado con Vernon por este cambio. Tenía también el apoyo de Dudley.Unos golpecitos suaves en la puerta me interrumpieron y una voz de niño me sacó de esos pensamientos tristes que me están consumiendo.
-Primo, ¿quieres bajar conmigo a tomarnos unos gofres?- me dice con un sonido alegre.
Él está con una sonrisa manchada de chocolate por los labios y las mejillas rellenas. También, tenía machada un poco la camiseta y no pude evitar soltar una carcajada.
Lo que hizo que él se viera un poco ofendido hasta que una sonrisa malvada le apareció en el rostro.
Por un momento pensé que iba a montar una pataleta como antes hacia y que iba a volver a ser como antes, dejándome otra vez en ese amarario solitario y oscuro.Sin embargo, me sorprendió bastante ver como corrió directamente hacia a mí para cogerme y empezar hacerme cosquillas. No pida parar de reírme hasta el punto en que me están saliendo lágrimas de tanto reírme pero todo lo bueno tiene su fin y eso fue cuando esuche la puerta abrise de golpe haciendo que tanto Dudley y yo saltarnos algo asustados olvidándose la alegría anterior por el miedo.
En la puerta está el Vernon, con su bigote largo y su cuerpo corpulento que hacía verse más imponente al ser tan grande y su rostro es de color rojo oscuro monstrando así su enojo ante la situación.
-¡¿Qué crees que le estás haciendo a mi chico, muchacho ingrato?!- grito furioso Vernon mientras venia hacia nosotros.
-Vete- le susurré a Dudley, y el me respondió con una negación de cabeza, tuvimos una mini pelea de miradas donde gané y conseguí que se fuera de la habitación y por suerte avisaría a Tia Petunia antes de que se volviera peor.
No respondí a Vernon, cosa que empeoró pero sabía muy bien que si hubiera llegado a contestar no estaría vivo.
-¡¿Quieres pegarle tú monstruosidad a mi hijo?!- Dijo eso estando a muy cerca de mí, siendo separados por una simple silla de madera adornada con una cojin de color negro. -¡Ven aquí, ahora!-
Me acerqué más a el cuando me acerque lo suficiente corrí rápido hacia donde estaba la silla, impulsando todo lo que podía y usando la barriga de Vernon, salté por encima suya y me dirigí hacia la puerta.
Corrí escaleras abajo hasta llegar donde estaba Tía Petunia quien tenía una cara de cabreada y Dudley con la cara llena de miedo y preocupación, cuando estaba apunto de acercarme más sentí un apretó muy fuerte en mi antebrazo derecho, pude escuchar un ligero crujido ante la fuerza empleada en el agarré, apenas pude mantener un grito.
Alegando a Tía Petunia quién se acercaba más cabreada todavía.
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Las tres almas
FanfictionEn la historia Harry acaba de terminar su cuarto año de Hogwarts, y al estar en su habitación descubre una carta de sus padres donde se revelarán verdades y secretos. Junto con una nuevo comienzo y una nueva vida. Es una historia que entrelaza con "...