CAP 22

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Dejé que Billie y Finneas entraran al apartamento. Cerré la puerta y me apoyé en ella, observándolos con una mezcla de curiosidad y cansancio. Billie parecía inquieta, mientras Finneas solo trataba de mantenerse en segundo plano, claramente incómodo.

—¿Quieres sentarte? —le pregunté a Billie, señalando el sofá.

—Sí, claro, gracias —dijo ella, caminando hacia el sofá y sentándose en el borde, como si no quisiera ocupar demasiado espacio. Finneas, en cambio, se quedó de pie junto a la puerta, sosteniendo el ramo de flores como si no supiera qué hacer con él.

—¿Entonces? —dije, cruzándome de brazos—. Estoy escuchando.

Billie me miró a los ojos, pero su voz sonó un poco insegura, algo poco común en ella.

—Lo siento mucho, ___. Esta mañana fue un desastre. No tenía idea de que Finneas vendría y... bueno, él a veces habla sin pensar. —Le lanzó una mirada de reproche a su hermano—. Yo debería haber manejado la situación mejor, pero simplemente me quedé… congelada.

Finneas dio un paso adelante.

—Sí, fui un idiota. No debí hacer esos comentarios. La verdad es que no tenía idea de quién eras y... —se rascó la cabeza, como buscando las palabras correctas—. No quería que pareciera que te estaba juzgando. Soy un estúpido, lo sé.

Miré las flores, todavía en sus manos, y luego a Billie. Podía ver que ambos realmente se sentían mal, pero no estaba segura de cómo procesarlo todo en ese momento.

—Finneas, ¿podrías... dejarnos solas un momento? —le pedí, señalando la puerta con la cabeza.

—Oh, claro, sí. Lo entiendo. —Dejó el ramo de flores en la mesa antes de salir rápidamente por la puerta.

Cuando se cerró la puerta, la habitación se sintió extrañamente más pequeña. Billie me miró con esos ojos llenos de preocupación.

—No quiero que pienses que soy la misma persona que fui en el pasado. He cambiado mucho, y tú eres parte de ese cambio. —Su voz se quebró un poco al final—. No te estoy pidiendo que lo olvides, pero sí que me des la oportunidad de demostrarte lo que realmente siento por ti.

Me acerqué lentamente al sofá, sintiéndome un poco más tranquila.

—No es solo lo que pasó esta mañana, Billie —dije, sentándome a su lado—. Es todo lo que ha estado pasando. Desde aquella noche en la que conocí a esa mujer en la fiesta, he estado llena de dudas. Y no sé por qué, pero cuando te pregunté si la conocías y no supiste quién era, me sentí aún más perdida.

Billie frunció el ceño, confusión pintada en su rostro.

—¿Esa mujer? ¿De quién estás hablando? —preguntó, y su voz denotaba un leve tono de frustración.

—Olvídalo. —Sacudí la cabeza, sintiendo que no podía seguir por ese camino—. No es el momento para hablar de eso.

—No, ___. Necesito saberlo. —Su mirada se volvió intensa—. ¿Quién es esa mujer y qué te dijo de mí?

Sentí un nudo en la garganta. No podía decirle todo todavía, pero tampoco podía seguir ocultándoselo para siempre.

—Billie, joder, ya te dije, ¿ok? —dije, sintiendo la frustración subir por mi pecho—. Tienes que darme un espacio. No es el momento para hablar de ello. Cuando sea el momento, te lo diré, ¿ok?

Billie suspiró y apartó la mirada, claramente afectada, pero asintió con la cabeza.

—Está bien... —murmuró—. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sea lo que sea.

MI JEFA (BILLIE Y TU) GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora