CAP 20

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Me sentía extraña y frustrada. Esa mujer estaba en la vida de ___ de una forma que no me gustaba, y cada vez que le preguntaba quién era, podía ver cómo sus nervios se apoderaban de ella. No podía evitarlo; el estómago se me retorcía de celos. Ella era más que solo mi asistente, y la idea de que alguien más estuviera influyendo en su vida me sacaba de quicio.

Era casi medianoche y tenía todo preparado para la cena. Había querido que fuera especial, un momento solo para nosotras dos, y no quería que nada arruinara esa noche. Sabía que teníamos que hablar sobre lo que había pasado entre nosotras, pero la sombra de esa mujer seguía acechando.

Miré el reloj nuevamente. Ya era hora de invitar a ___, así que decidí mandarle un mensaje: “¿Vas a venir a mi casa esta noche? Quiero preparar algo especial para ti”. Después de enviarlo, me recosté en mi silla y traté de despejar mi mente. Pero la intranquilidad no se iba. ¿Qué tanto le había dicho esa mujer? ¿Por qué ___ no quería decírmelo?

Me levanté, tomé un sorbo de agua y empecé a dar vueltas en la oficina. Las paredes parecían cerrarse a mi alrededor, y sentí un impulso de salir y encontrarla. Necesitaba saber si ella estaba bien y, más que nada, si podía confiar en ella.

Finalmente, cuando escuché el sonido de la puerta abriéndose, mi corazón dio un vuelco. Era ___, y aunque tenía una sonrisa, podía ver que había algo más, algo que no me estaba diciendo.

—Hola, pequeña —dije, intentando que mi voz sonara más alegre de lo que realmente estaba—. ¿Lista para la cena?

—Sí —respondió, pero su tono era plano, casi como si estuviera distraída.

Traté de ignorar esa sensación inquietante. Solo quería disfrutar de la noche, así que le hice una señal para que se acercara y le di un beso rápido. Todo parecía estar bien, pero en el fondo sabía que necesitaba preguntarle de nuevo sobre esa mujer. Pero por ahora, solo quería centrarme en nosotras.

Mientras conducía hacia casa, sentí una mezcla de nervios y emoción. Sabía que había preparado una cena especial para ___, pero no estaba segura de si era suficiente para expresar lo que sentía por ella. Desde aquella noche en el club de strippers, nuestra conexión había crecido y cambiado de maneras que nunca imaginé. La forma en que me miraba, sus risas, y sobre todo, esos momentos robados llenos de besos y caricias, todo me hacía sentir viva.

Cuando llegamos a casa y vi la sorpresa en su rostro al ver la mesa perfectamente puesta, un alivio recorrió mi cuerpo. Quería que esta noche fuera memorable, un reflejo de lo que significaba para mí.

—¡Guau, Billie! Esto se ve increíble —dijo ___, sus ojos brillaban como si realmente apreciera todo el esfuerzo.

—Solo quería que fuera especial —respondí, sintiéndome un poco avergonzada pero feliz al mismo tiempo.

Y antes de que pudiera reaccionar, ___ se abalanzó hacia mí, llenándome de besos por la cara. Me reí, sintiendo una calidez en el pecho que solo ella podía provocar. Era un momento perfecto, pero en mi mente siempre estaba esa maldita mujer que había estado en la oficina, sus palabras resonando y llenando de dudas mi corazón.

Nos sentamos a cenar, y mientras ___ disfrutaba de la comida, me sentí agradecida. Cada bocado que tomaba, cada risa que compartíamos, me hacía olvidar por un instante las preocupaciones. La conversación fluyó, y mientras hablábamos de nuestros días, intenté mantener la mente alejada de la mujer que había interrumpido nuestra paz.

Sin embargo, la inquietud persistía. Sabía que ___ había estado nerviosa cuando le pregunté sobre ella, y eso solo alimentaba mi curiosidad. La mujer que se había acercado a ella, quien había estado diciéndole cosas, aún no sabía si era una amenaza o simplemente alguien que había entrado en su vida por casualidad.

MI JEFA (BILLIE Y TU) GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora