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El tren avanzaba velozmente, atravesando paisajes que cambiaban de verdes colinas a campos dorados. María y sus amigos estaban sentados juntos, llenos de energía y emoción. A medida que se acercaban a Roma, la ciudad eterna, sus corazones latían con fuerza ante la anticipación de lo que les esperaba.
Al llegar a la estación, el bullicio de la ciudad los envolvió. El aroma del café recién hecho y las notas de música en la calle crearon un ambiente vibrante. Se miraron unos a otros, sonriendo como si compartieran un secreto especial.
—¡Estamos en Roma! —exclamó Sofía, mientras bajaban del tren.
Con un mapa en mano y un plan básico en mente, comenzaron su aventura. La primera parada fue el Coliseo. Al acercarse a la imponente estructura, María sintió una oleada de asombro. Era difícil imaginar cuántas historias habían tenido lugar allí a lo largo de los siglos.
—Es impresionante —murmuró Diego—. La historia vive aquí.
Después de explorar el Coliseo y tomar muchas fotos, continuaron hacia el Foro Romano. Mientras caminaban entre las ruinas antiguas, María se preguntó cómo habría sido la vida en esa época. Las historias que esas piedras podrían contar eran infinitas.
Al caer la tarde, decidieron buscar una trattoria local para cenar. Se dejaron llevar por las calles estrechas y empedradas de Trastevere, donde los restaurantes estaban llenos de risas y música. Finalmente encontraron un lugar acogedor con luces cálidas y un aroma irresistible.
Se sentaron en una mesa al aire libre y pidieron platos típicos: pasta carbonara, bruschetta y tiramisú para el postre. Cada bocado era una explosión de sabores que celebraba la gastronomía italiana.
—Esto es simplemente celestial —dijo Luis mientras saboreaba su pasta—. No puedo creer que estemos aquí juntos disfrutando esto.
Mientras comían, comenzaron a compartir anécdotas sobre sus vidas en casa, sus sueños y esperanzas. Cada uno aportaba algo único a la conversación, creando un ambiente íntimo lleno de risas y complicidad.
María se sintió agradecida por esos momentos; entendió que estas experiencias los estaban uniendo aún más como amigos. Después de la cena, decidieron dar un paseo por las calles iluminadas de Roma.
El aire fresco de la noche era perfecto mientras caminaban hacia la Fontana di Trevi. Cuando llegaron, se quedaron boquiabiertos ante su belleza deslumbrante; el agua brillaba bajo las luces nocturnas como si estuviera hecha de estrellas.
—¡Debemos lanzar una moneda! —sugirió Sofía emocionada—. Así aseguramos nuestro regreso a Roma.
Cada uno lanzó su moneda al agua mientras pedían un deseo en silencio. María cerró los ojos y deseó que esta aventura nunca terminara; quería llevar consigo no solo recuerdos sino también nuevas amistades que duraran para siempre.
Luego se tomaron una foto grupal frente a la fuente; sus sonrisas reflejaban pura felicidad. Con cada clic de la cámara, sabían que estaban creando recuerdos que atesorarían por siempre.
A medida que avanzaba la noche, decidieron regresar al alojamiento para descansar antes de otro día lleno de exploraciones. Mientras caminaban, María reflexionó sobre lo lejos que había llegado desde su vida en el pueblo. Había dado un salto hacia lo desconocido y ahora estaba viviendo una experiencia enriquecedora junto a sus amigos más cercanos.
Al llegar al apartamento donde se alojaban, todos estaban agotados pero felices. Se acomodaron en el sofá mientras compartían historias sobre lo vivido ese día.
—Mañana iremos al Vaticano —anunció Diego—. ¡No puedo esperar para ver la Capilla Sixtina!
María sonrió al escuchar eso; sabía que cada día traería nuevas sorpresas y aprendizajes. Se despidieron unos a otros con abrazos antes de irse a dormir; cada uno llevaba consigo el eco de las risas y las promesas no dichas sobre lo que vendría.
Esa noche, María se quedó despierta un poco más tiempo pensando en lo afortunada que era por estar allí junto a sus amigos. Sabía que esta aventura era solo el comienzo; había mucho más por descubrir tanto en Roma como dentro de sí misma.
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El último suspiro
Paranormal--- **Descripción de la Historia:** En el pequeño y apacible pueblo de **San Lázaro**, la niebla parece esconder más que solo paisajes. Conocido por sus leyendas y su belleza natural, este lugar guarda un oscuro secreto que ha atormentado a sus habi...