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Alexis Fierro

Todo comenzó en una de esas noches que parecía normal, sin grandes expectativas más allá de pasar un buen rato mis amigos y disfrutar de la música. No buscaba nada especial, pero como suele pasar, cuando menos lo esperas, algo distinto ocurre. Entre la multitud que vibraba con las luces y el ritmo, la vi. Estaba justo ahí, en primera fila, y no pude evitar quedarme observándola por unos segundos. Había algo en su presencia que capturaba mi atención, y en ese momento supe que tenía que mandar a un guardia a invitarla al after. No sé si fue la confianza o el ambiente, pero decidí que no podía dejar pasar la oportunidad de conocerla más.

En el after, la vibra era totalmente diferente. Ya no estábamos rodeados de tanta gente, y el ambiente era más relajado, lo que nos permitió hablar más a fondo. Nos sentamos en un rincón tranquilo, lejos del ruido, y entre risas y anécdotas, empezamos a conocernos mejor. Me di cuenta de que no solo era guapa, sino que además tenía una personalidad que me gustaba. Hablaba con una seguridad y una chispa que me atrapó. Contaba historias de su vida, de sus amigos, de las cosas que le apasionaban, y cuanto más hablaba, más me interesaba. Era como si cada palabra suya me dejara queriendo saber más.

Al pasar las horas, perdí la noción del tiempo. Ni me di cuenta de que ya casi amanecía hasta que la fiesta empezó a vaciarse. En ese momento, sentí la necesidad de prolongar la noche un poco más. Así que me ofrecí a llevarla a su casa. No solo quería hacerme el caballero, la realidad es que me importaba que llegara bien y, sinceramente, no quería que la noche terminara ahí. Ella aceptó con una sonrisa y, sin dudarlo, nos dirigimos hacia la puerta.

El camino de regreso fue diferente. Sin el ruido de la fiesta, nuestras conversaciones se volvieron más personales. El ambiente en el coche estaba cargado de esa especie de energía que sientes cuando conectas con alguien de manera inesperada. Entre bromas y comentarios, nos seguimos conociendo. No quería que el trayecto fuera demasiado corto, así que tomé algunas calles más largas solo para prolongar la charla. Cuando finalmente llegamos a su casa, hubo un momento breve de silencio. La despedida fue sencilla, pero no fue una despedida cualquiera. Sentí que había algo más, algo que quedaba en el aire, como si ambos supiéramos que esto no se quedaría ahí.

Al día siguiente, aunque había llegado tardísimo a casa, me desperté más temprano de lo que esperaba. Tenía que hacer un mandado con Denisse, mi hermana más chica, y aunque en cualquier otro momento lo habría visto como una molestia por el cansancio, esta vez estaba diferente. Mi cabeza seguía dándole vueltas a la noche anterior y, en especial, a América. Aún no me había salido de la cabeza, y tenía claro que no podía dejar que eso quedara en una simple noche. Así que mientras me preparaba para el mandado, ya estaba pensando en cómo invitarla a salir de nuevo. Sabía que necesitaba hacerlo bien, nada de cosas improvisadas.

Denisse y yo siempre hemos tenido una relación de confianza, así que pensé que sería buena idea pedirle consejo. Mientras íbamos en el coche hacia su mandado, le conté la historia completa: cómo conocí a América, cómo la pasamos en el after, cómo la llevé a su casa. Para cuando terminé de contarle, Denisse me miraba con una mezcla de burla y comprensión. Ya sabía lo que venía. "Entonces, ¿cómo ves? ¿La invito por llamada o mejor le mando un mensaje?", le pregunté, ya sabiendo que probablemente me diría que ambas eran malas ideas.

Efectivamente, Denisse soltó una risa y me dijo: "Estás burro. Ni se te ocurra hacer eso. Las llamadas están pasadas de moda y un mensaje es lo más aburrido del mundo. Si realmente te interesa, tienes que hacer algo diferente, algo que la haga notar que no eres como los demás". Me quedé pensando, y antes de que pudiera decir algo, ella continuó: "Mándale flores. Te lo digo en serio. Eso siempre funciona. Pero no cualquier flor, escoge algo bonito, y con una nota. En la nota le pones la invitación, pero que suene especial, no formal ni aburrido".

La idea me tomó por sorpresa. Nunca había mandado flores para una primera invitación, y honestamente, me parecía un poco exagerado, pero Denisse lo decía con tanta seguridad que empecé a considerarlo. Quería que América viera que me interesaba de verdad, y no solo como alguien más de una fiesta. Así que, después de terminar el mandado con Denisse, ella se fue a la casa en Uber y yo me dirigí directo a una florería. Escogí un arreglo que transmitiera algo cálido pero no demasiado ostentoso. Quería algo que la hiciera sonreír al recibirlo, pero sin parecer que estaba tratando demasiado.

Luego vino lo más complicado: escribir la nota. No quería sonar como alguien que le manda mensajes cursis, pero tampoco quería ser demasiado casual. Me senté un rato a pensar en las palabras exactas que debía usar, y por primera vez me quedé sin ideas por lo que le puse: "me alegro que hayas descansado. ¿Te gustaría cenar conmigo está noche?" Cabe aclarar que ya había hablado con ella por lo que ya sabía que había descansado jajajaja.

Con la nota lista, mandé el arreglo de flores a su casa. Mientras lo hacía, me sentí un poco nervioso. No sabía cómo iba a reaccionar América al recibir las flores. ¿Le parecería una exageración? ¿Le gustaría el gesto? A pesar de las dudas, me sentía emocionado. Era algo diferente, algo que nunca había hecho antes, y esa sensación de incertidumbre era extrañamente emocionante. Ahora solo quedaba esperar. ¿Qué haría América? ¿Respondería a la invitación? ¿Aceptaría?

El consejo de Denisse, por más burlón que fuera, había funcionado para calmar mis nervios. Había tomado una decisión y ya no había vuelta atrás. Lo único que quedaba era ver si América también estaba interesada en vernos de nuevo o si el after sería solo un buen recuerdo de una noche divertida.

Después de enviar las flores y la nota, no pude quitarme de la cabeza lo que vendría después. Sabía que si América aceptaba la invitación, el siguiente paso sería planear una salida perfecta. Y aunque estaba seguro de lo que quería hacer, también sabía que no podía dejar nada al azar. Necesitaba el consejo de alguien que realmente conociera el lugar y pudiera darme las mejores recomendaciones. Y quién mejor para eso que Denisse. Ella se la vive aquí en Mochis y siempre está al tanto de los lugares, así que decidí pedirle ayuda nuevamente.

Cuando llegué, estaba como siempre, relajada y lista para burlarse de mí un poco, pero yo ya estaba acostumbrado a sus bromas. "¿Qué, ya te respondió América o te dejó en visto?", fue lo primero que soltó, riéndose como si ya supiera la respuesta. "Todavía no", le dije mientras me acomodaba en el sofá que está mi cuarto, "pero necesito que me ayudes con algo más importante. Si me acepta la invitación, no sé a dónde llevarla a cenar. Tú te la llevas de arriba para abajo aquí en Mochis, ¿qué lugares bonitos me recomiendas?"

Denisse puso cara de pensar seriamente por un momento, pero solo para alargar el suspenso. Luego me miró con una sonrisa y dijo: "Pues claro que te voy a ayudar, pero todo depende de lo que quieras. Si la idea es algo más romántico, hay un par de restaurantes que podrían funcionar. Está El Farallón, que tiene una vista increíble, o también V de vaca, si quieren algo más tranquilo pero igual de especial. Ambos son perfectos para una cena donde puedas hablar y conocerla mejor. Pero si quieres algo un poco más relajado está el Palmares . Aunque bueno, ya depende de cómo la quieras impresionar".

Escuché atentamente sus sugerencias, y mientras lo hacía, mi mente ya estaba armando el plan perfecto. V de vaca sonaba como una gran opción para algo más íntimo, donde pudiera disfrutar de la compañía de América sin tantas distracciones. Pero luego, pensé en algo que podría hacer la noche aún más especial.

Hoy le tocó narrar a chachito.
Una disculpa íntimas comadres por no actualizarles, la uni me trae súper estresada.
Ya saben voten y comenten, las quiero beauties. 💋

𝖨𝗆𝗉𝗈𝗌𝗂𝖻𝗅𝖾 |𝖠𝗅𝖾𝗑𝗂𝗌 𝖥𝗂𝖾𝗋𝗋𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora