-El ataque del abismo había comenzado. Tn y su grupo comenzaron a movilizarse para rescatar a los máximos posibles.-
Niña: ¡Ahhh...!
Tn: Oí el grito de una niña.
-Tn se acerca hacia el origen del ruido, llegando justo en el momento en que un soldado Fatui Cryo acababa con un enorme lobo del abismo, cayendo al suelo herido.-
Tn: Furina, ¡cúralo, rápido!
Furina: Enseguida. -Usa su skill de curación, pero no ocurrió nada.- ¿Qué ocurre? Ya debería haberse sanado.
Paimon: Oe, oe, despierta, grandulón, aún no es de noche.
-Tn se acerca al soldado Fatui y ya no había reacción alguna en su cuerpo.-
Tn: Se ha ido.
Niña: Esto es mi culpa... si solo hubiera corrido más rápido, él no...
Mamá: No es tu culpa, cariño. Él solo cumplía con su deber.
Tn: Ni siquiera tiene nombre... nunca olvidaré tu valor, soldado desconocido.
-El grupo sigue avanzando por un campo lleno de caídos por el poder del abismo.-
Paimon: ¡Ven aquí! ¡Rápido! ¡Oye, despierta! ¡Y tú, despierta!
Haronga: Están todos muertos.
Paimon: Oh no... ¿Llegamos demasiado tarde?
Haronga: Estábamos en camino al estadio con nuestros saurios, cuando esa entidad oscura surgió en el cielo. Segundos después, los monstruos del Abismo aparecieron y cambiaron a una forma sauria. Lucharon hasta el final para protegernos... y ahora...
Tn: Debes seguir adelante. Este no es un lugar para quedarse.
Paimon: Tienes que ir al estadio. Vamos, te acompañaremos.
Haronga: Gracias. Lo siento mucho, de verdad que sí... Que el Wayob cuide sus almas, ahora y por siempre.
Furina: que desastre hay aquí.