Lando Norris.

3.2K 45 2
                                        

Una galería clandestina en Londres, son las 12:00 a.m, me han invitado, las pinturas son de autores anónimos, me dicen que será algo muy provocativo, me da curiosidad y ahora estoy justo afuera del lugar.

Al entrar en la galería clandestina, me sentí como si hubiera cruzado un umbral hacia otro mundo. Las paredes estaban adornadas con obras provocativas, cada una más audaz que la anterior, desafiando las normas y despertando mis sentidos. La luz tenue iluminaba los lienzos, creando sombras que danzaban como si tuvieran vida propia.

El murmullo de las conversaciones se mezclaba con una música suave que parecía fluir a través del espacio, envolviéndome en una atmósfera cargada de energía. Olía a pintura fresca y a un toque de perfume, un aroma que me llenaba de intriga y deseo.

Disfruto de lo que veo, la forma de cómo los autores expresan lo que sienten, o más bien lo que han de disfrutar hacer, cada obra es un mundo lleno de deseo, lo puedo ver, todas son hermosas. Pero lo veo a él, las obras ya ni siquiera llaman mi atención, si no que es él. En una esquina, un hombre de mirada intensa, con una cámara colgando del cuello, capturaba momentos que parecían suspendidos en el tiempo.

No sé cómo describir lo que sentí al cruzar miradas. Fue como si el ruido del lugar se desvaneciera y todo lo que existiera fuera esa conexión. Su sonrisa me desarmó, y en ese instante, sentí que estaba en un sueño.

Sus ojos me penetraban, sentía que querían ver a mi alma, pero solo quedo en eso, una mirada.

Me acerqué a una de las obras, un lienzo lleno de colores vibrantes que parecían gritar emociones. Fue entonces cuando escuché una voz cerca de mí.

—¿Qué piensas de esta pieza? — me preguntó un hombre, su tono bajo y casi intrigante.

Me giré y lo vi. Era él, el fotógrafo que había estado observando, con su cámara colgando del cuello y una sonrisa que iluminaba su rostro.

— Es... intenso —respondí, un poco nerviosa—. Me hace sentir algo, pero no puedo definir exactamente qué.

Él asintió, acercándose un poco más, como si la cercanía hiciera que nuestras palabras cobrarán más peso.

—Eso es lo bello del arte, ¿no? Te provoca. A veces, es el caos el que más habla de nosotros.

Sonreí, sorprendiéndome de lo fácil que era hablar con él.

—Tienes razón. A veces el caos es más revelador que la calma. —Lo miré a los ojos, sintiendo esa conexión inesperada.

—Soy Lando, por cierto. —Se presentó, extendiendo la mano.

—Anya. —Tomé su mano, y un cosquilleo recorrió mi piel.

—¿Vienes a muchas de estas galerías? —preguntó, sus ojos brillando con curiosidad.

—Es mi primera vez en una como esta. Busco inspiración para mis pinturas, pero nunca imaginé que encontraría esto. —Hice un gesto hacia la obra, pero en realidad estaba hablando de él.

—A veces, la mejor inspiración viene de lo inesperado. —Su sonrisa se volvió más intensa—. ¿Te gustaría explorar un poco más?

Asentí, sintiendo que la noche apenas comenzaba, y que cada palabra que compartíamos era una invitación a algo más profundo.

3:45 y ya tengo a Lando besando mi cuello mientras sus manos van quitando mis prendas, no busca ser delicado o algo por el estilo y no me molesta.

Cuando estoy desnuda ante él, se aleja un poco, mirando con mucha atención mi cuerpo, disfruta de la vista, vuelve a acercarse y ahora sus manos van de mis piernas a mi cintura sin despegar sus manos de mi piel.

— Eres perfecta, Anya.

Sonrió al escucharlo, tomó mis mejillas y me besó con tanta pasión.

— No seré delicado...

—No lo seas.

El brillo en sus ojos cambia, al inicio solo miraba pasión, pero ahora veo excitación y deseo, toma mi rostro con fuerza y sus labios van a mi cuello y luego a mis senos, empieza a quitarse la ropa. Cuando termina, su mano va a mi cintura.

— Quiero que grites mi nombre, quiero que disfrutes.

Sus labios están sobre los míos mientras me voltea, dejo mis manos en la cama y él toma mi trasero, acaricia mi centro mientras siento como también se acaricia a él mismo, entra en mí con brusquedad mientras me toma del trasero, mis gemidos salen mientras él me bombea, siento mi cuerpo lleno de placer.

Me toma del pelo mientras me sigue penetrando, suelto un gemido y sentí como su rostro se acerca a mi cuello, empieza a besar mi cuello.

—Te quiero escuchar gemir

Jala con fuerza mi cabello haciendo que lo miré, besa mis labios mientras me sigue llenando, un gemido sale de mis labios mientras siento como me llena, pasa el tiempo y se detiene, se sienta en la cama y yo me posiciono sobre él, siento como se hunde en mí, empiezo a montarlo.

Nuestros gemidos se mezclan mientras lo montó, él toma mi cadera para ayudarme a moverme, siento un placer inmenso al tenerlo dentro de mí, mi cuerpo se tensa, siento el orgasmo cerca.

Sus labios juegan con mis pezones mientras yo me sigo moviendo sobre él. Siento el orgasmo llegar a mi.

Lando me ayuda a pararme y justo cuando lo hago su polla deja salir su liquido, él también ha llegado a su orgasmo.

-------------------

Que puercos, yendo a galerías clandestinas donde solo hay pinturas impuras, que feo caso con este par. Hoy hicimos uno ajeno a las carreras, la verdad este me gusto, aun no supero el que hice con Franco jaja, pero ha llegado este. No olviden votar y comentar si les ha gustado, éxito.

One shot F1|| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora