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La noche había pasado. La fiesta ya había terminado y no había nadie más en aquel salón.

Solo Spreen.

Spreen tomando en una mesa junto con una nutria que era quién le daba aquella bebida.

— Es un imbécil, ¿Lo podés creer?

La nutria se quedó a su lado acariciando su mano con sus patitas y mirándolo con lástima.

— ¡Dijo qué no deseaba no haberme conocido! ¡A mí! ¡Llevamos años siendo amigos!

"¿Pero no le dijiste tú que deseabas no hubiera pasado nada entre ustedes?"

— ¡Pero porque el empezó! Además hubiera sido mejor para ambos...

Se calló pensando en si realmente deseaba eso, entonces negó con la cabeza.

— No era en serio y- — Tomó un sorbo gigante de la botella de alcohol. — ¡Encima no me respondió! - Soltó un querido, en ese momento spreen parecía un niño haciendo un berrinche por no poder conseguir un dulce.

La nutria lo miraba confundido, su voz era muy arrastrada y en ocasiones dudaba si estaba enojado o triste por cómo su voz se entrecortaba.

Tal vez era una mezcla de ambos.

— ¡Qué se vaya a la mierda!

La nutria trató de quitarle la botella, cosa que Spreen no le permitió.

— ¡Y se fue antes que yo! ¡Se supone que yo era el que estaba enojado! ¡Estaba llorando! ¡YO debía irme!

"Pero tú le hiciste una herida en la mano"

La nutria negó con la cabeza en señal desaprobatoría.

— ¡Pero me quería tocar, boludo! Ni en pedo le dejaba tocarme, ¡Estaba llorando! ¿¡Quién pija se cree?!

Finalmente soltó la botella, pues ya estaba vacía.

Entonces dejó caer su cabeza en la mesa y soltó algunos sollozos, la nutria solo se acercó cautelosamente a acariciar su cabeza.

— Lo odio... Y probablemente ahora me odia. — Finalmente volteó su cabeza para ver a la nutria, quién lo miraba preocupado.

"Deberías ir a tu base."

— ¡Ni en pedo! Es re tarde y... Y el va a estar allá. — Cubrió su rostro con sus manos y suspiro.

La cabeza aún le dolía. Pero no era lo qué más le dolía.

Desde que Conter se había ido, no podía dejar de pensar en él, en el vacío que dejaron en él sus palabras y toda la pelea.

No recordaba ni siquiera cómo había terminado completamente solo en su propia fiesta, recordaba que Shadoune había tratado de llevarlo a casa pero después de ver qué no accedería hasta terminar con todo el alcohol del lugar había terminado abandonándolo simplemente dejándolo encargado con la nutria.

Oh, pobre nutria, llevaba casi 3 horas tratando de consolar y evitar que el oso tome más.

Tenía suerte de que no había recordado la existencia de las apuestas o estaría realmente jodido.

— Che nutria, ¿Me das otra botella?

Aquella pequeña nutria miro mal al híbrido y entonces bajo de la mesa para buscarle otro cosa.

Spreen se quedó sentado en su lugar, mirando a la ventana y apreciando la noche, normalmente disfrutaría la vista, si no fuera porque de su mente no salía el conejo.

¿Celos o egoísmo? | 『 Spreenter 』✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora