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Días habían pasado desde que empezamos a construir la plataforma okinawense, las cosas habían estado constantes, nos uníamos para entrenar los dos estilos, lo hacíamos bien. En mi caso, se lo ponía un poco díficil a Johnny y papá porque conocía el estilo de ambos; sin embargo, se encargaban de que encontrara el equilibrio. Miguel y Hawk se habían dado cuenta de mi cierto alejamiento a ellos, técnicamente Robby no me había prohibido estar con ellos, pero sabía que cualquier muestra de cariño, desataría una guerra de la cual no quería ser el motivo de inicio, y si soy honesta, era imposible no tener muestras de cariño con ellos. Hawk era mi ex, mi primer amor real y la persona que me seguía causando sentimientos hacía él que creí pérdidos. Miguel, mi Miggy, era mi mejor amigo, mi alma gemela y mi persona. Era mejor estar así por ahora, pero si hablaba con Robby, tal vez, y sólo tal vez, entraría en razón. Solo necesitaba verlo otra vez.

-¿A dónde vamos?- preguntó Dem cansado de subir muchas escaleras, hoy nos dividíamos por dojos y por obvias razones, me quedé con los Miyagi – Por cierto, ¿Por qué no estás con tus favoritos?-

-No son mis favoritos- le contesté

-Sis, no mientas. Sabemos que lo son- golpeó juguetonamente mi brazo Sam

-¿Eso te molesta?- le pregunté preocupada – Si es por Migu...-

-Oh no, nunca me molestaría, Livy. Sé que Miguel y tú son inseparables- rodeó mis hombros con mi brazo – Y soy muy feliz porque tú lo seas-

-Gracias, Sam- le sonreí

-Vamos, Miyagis y Águila. Muevan el trasero- nos gritó Johnny desde la azotea

-¿Qué hacemos aquí?- le pregunté

-Cuando un águila tiene hambre, no duda. Baja ciento sesenta kilómetros para cazar a su presa, no espera a que un pez caiga a sus pies. Sabe que tiene que atacar su presa, si quieren vencer a Cobra Kai en el torneo deben olvidar esa mierda de esperar y ver- dijo Johnny

-¿Y cómo hacemos eso?- preguntó Sam

-Van a saltar de este edificio a ese- nos señaló Johnny

-¡¿Qué?!¡¿Está loco?!- gritó Sam

- Ese edificio está como a cinco Nates y el suelo está a catorce- dijo Dem nervioso, sabía lo se venía

-¡Silencio! Si quieren ser un águila, deben aprender como volar y no pueden hacerlo si no saltan-

-¿Y si nos caemos?-

-Para eso, están los colchones- los señaló Johnny

- ¿Y si no caemos en ellos?-

-Intenta evitarlo- pausó- ¿Quién irá primero?-

-Yo- dije sencillamente – Yo lo haré- me alejé lo más que pude y corrí brincando fácilmente hacía el otro edificio, era fácil porque tenía dominado los brincos y saltos por mis clases de baile -¡Se sintió genial!- grité feliz, repetí los mismos pasos y regresé brincando al edificio del inicio

-Bien hecho, kiddo- choqué mi puño con el suyo- ¡De eso estoy hablando! Ahora, ¿Quién sigue? No nos iremos hasta alguno de ustedes brinque-

-Esperarás, porque no lo haremos- le contestó Sam y prosiguió a sentarse con los demás en el suelo

-Creo que esto será más díficil, sensei- le dije a Johnny- Ellos no están acostumbrados a esto-

-Tú ni siquiera dudaste en hacerlo-

-Los dos sabemos que soy una combinación rara de ambos lados. Eso se sintió como otro día más en el rodeo- bromeé. Mi celular vibró, era un mensaje de texto, de Robby.

Little VictoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora