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El sol de la mañana entraba suavemente por las ventanas del amplio salón de los Todoroki. La casa estaba inusualmente tranquila. Shoto, sentado en el sofá con una taza de té, observaba el silencio alrededor, disfrutando momentáneamente de la calma antes de que sus hermanos y el resto de la familia aparecieran. Los últimos días habían sido una serie de momentos familiares entre risas y conversaciones, pero esta mañana parecía distinta.

No pasó mucho tiempo antes de que la paz se rompiera. Natsuo fue el primero en entrar en la sala, seguido por Fuyumi, quien traía una suave sonrisa en el rostro. Poco después, Touya y Shigaraki también hicieron acto de presencia, acompañados por Keigo, que siempre parecía estar de buen humor.

—¡Vaya, mira quién está aquí! —bromeó Natsuo al ver a Shoto relajado en el sofá—. ¿Qué tan temprano te levantaste hoy?

—Más temprano que tú, eso seguro —respondió Shoto sin despegar la mirada de su teléfono, que tenía en la mano, como si estuviera esperando algo.

Touya, siempre observador, se sentó en una de las sillas cercanas, lanzando una mirada rápida a Shigaraki, que ocupaba su lugar habitual en la esquina de la habitación.

—Últimamente siempre estás pegado a ese teléfono, Shoto —comentó Touya con un tono que intentaba sonar casual, pero que denotaba su curiosidad—. ¿Algo importante?

Shoto levantó la vista por un breve segundo antes de volver a mirar la pantalla.

—No mucho, solo... mensajes.

—¿Mensajes? —repitió Natsuo con una sonrisa burlona—. Desde que llegaste, parece que no puedes soltar ese teléfono. ¿Es de alguien que no conocemos?

Shoto ignoró la insinuación de su hermano mayor, pero no pudo evitar que sus dedos tamborilearan ligeramente en el brazo del sofá, como si esperara que el teléfono vibrara en cualquier momento.

Keigo, quien estaba recostado en el marco de la puerta con una expresión relajada, decidió intervenir para aliviar la tensión.

—Vamos, Natsuo, Shoto es un chico popular. Tal vez solo está organizando algo con sus amigos, ¿no es así, Shoto?

Shoto asintió sin mucha convicción, lo que solo intensificó la curiosidad en la sala. Fuyumi, siempre la más empática, decidió cambiar de tema para relajar la situación.

—Bueno, ya que todos estamos aquí, deberíamos aprovechar para hacer algo juntos, ¿no? —dijo con entusiasmo—. Tal vez podríamos salir a caminar o hacer una comida en el jardín más tarde.

—Me parece una buena idea —añadió Touya, aunque su atención seguía fija en Shoto—. Pero antes de que hagamos cualquier cosa, deberíamos asegurarnos de que cierto alguien no tenga otros planes.

La mirada de todos se posó nuevamente en Shoto, quien ahora parecía ligeramente incómodo por ser el centro de atención. Antes de que pudiera decir algo, su teléfono vibró de repente. Shoto revisó rápidamente la pantalla y se levantó.

—Disculpen, necesito atender esto —dijo con calma, dirigiéndose hacia su habitación.

Las miradas se cruzaron en la sala mientras él se alejaba. Touya fue el primero en hablar, con una sonrisa de lado.

—¿Siempre recibe llamadas tan importantes? Desde que llegó, no ha dejado de estar pendiente del teléfono.

—Es extraño, ¿no? —murmuró Natsuo, frunciendo el ceño—. Antes nunca le importaba tanto. Ahora, cada vez que recibe un mensaje o una llamada, sale disparado.

—Tal vez está en una misión secreta —bromeó Keigo, aunque claramente también estaba intrigado—. O tal vez... es algo más personal.

Fuyumi sacudió la cabeza y se rió suavemente, tratando de calmar el ambiente.

—Seguro solo está hablando con alguien importante. No tiene por qué ser un misterio. A veces exageran las cosas.

Sin embargo, la sospecha seguía flotando en el aire. Shigaraki, quien hasta ahora había permanecido en silencio, observaba la puerta por donde Shoto había salido. Sabía que algo estaba pasando, y su mirada aguda lo dejaba claro.

—Es cierto que está más distraído de lo habitual —comentó Shigaraki en voz baja, pero lo suficientemente fuerte como para que todos lo escucharan.

—Tal vez solo es alguien especial —insinuó Touya, levantando una ceja con malicia—. Si es así, tarde o temprano lo descubriremos. No es muy bueno guardando secretos.

—A lo mejor está planeando sorprendernos, como cuando era niño y quería mantenerlo todo en secreto —añadió Fuyumi, siempre dispuesto a suavizar la situación—. Sea lo que sea, seguro no es nada malo.

Pero Shoto había estado mucho más atento a su teléfono de lo normal desde su llegada. Y aunque intentaba desviar la atención cada vez que surgía el tema, no podía negar que había algo en el aire. Sus hermanos mayores, Touya y Natsuo, se mostraban protectores, como siempre, pero ahora empezaban a sospechar más de lo que decían.

Después de unos minutos, Shoto volvió a la sala con su teléfono en la mano, aún revisando la pantalla como si estuviera en medio de algo importante. Al ver las miradas expectantes de todos, decidió desviar la atención antes de que surgieran más preguntas.

—Mamá no está, ¿verdad? —preguntó Shoto, mirando hacia Keigo.

—No, salió temprano —respondió Keigo con una sonrisa despreocupada—. Fue a... comprar algo, no sé exactamente qué. Seguro quiere sorprendernos.

La atención se desvió brevemente hacia Rei, lo que le dio a Shoto un respiro momentáneo, aunque la curiosidad sobre su teléfono seguía latente en la mente de todos.

—¿Comprar algo? —preguntó Natsuo, con una ceja levantada—. Mamá rara vez sale de compras sola.

—Sí, me sorprende que haya querido ir —añadió Fuyumi, claramente interesada en el comportamiento poco común de su padre.

—Bueno, puede que quiera tomarse un respiro de todos nosotros —bromeó Touya, relajando un poco el ambiente con su comentario sarcástico.

La conversación continuó por unos minutos más, pero Shoto apenas participó. Su atención estaba de nuevo en su teléfono, y aunque intentaba disimular, era evidente para todos que algo ocupaba su mente.

Finalmente, después de un rato, su teléfono vibró una vez más. Shoto lo revisó rápidamente y se disculpó.

—Tengo que hacer una llamada importante —dijo, antes de dirigirse de nuevo a su cuarto.

Mientras lo veían alejarse, todos compartieron miradas cargadas de curiosidad y sospecha. Aunque nadie lo mencionaba directamente, era claro que Shoto escondía algo. Y por más que intentaran actuar como si no fuera nada, la duda seguía presente.

—Definitivamente está ocultando algo —susurró Natsuo.

Touya asintió en silencio, pero en su mirada se notaba que no iba a dejar pasar mucho más tiempo antes de obtener respuestas.

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