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Era temprano en la mañana y la casa estaba en silencio. Shoto estaba en la sala, aparentemente distraído con su teléfono, algo que Tomura no pudo evitar notar. Habían pasado varios días desde que la familia se había reunido para las vacaciones, y aunque todo había sido bastante relajado, había algo que no cuadraba.

El bicolor había estado inusualmente atento a su teléfono en todo momento, y aunque no lo había dicho en voz alta, Tomura no era ingenuo. Había algo más que simples mensajes, algo que se movía entre las sombras y que Shoto no estaba dispuesto a compartir todavía. Shigaraki, con su habilidad para leer el ambiente y captar esos pequeños detalles, ya había comenzado a armar el rompecabezas.

Mientras Shoto seguía distraído, Tomura decidió sentarse a su lado en el sofá, cruzando los brazos de manera relajada, pero sin dejar de observarlo.

—¿Algo interesante en ese teléfono, bonito? —comentó con una sonrisa ligera, usando su tono habitual para aligerar la tensión.

Shoto levantó la mirada y trató de disimular, pero Tomura lo conocía demasiado bien. Sabía que, cuando se trataba de mentir, su cuñado no era el más talentoso.

—No mucho —respondió Shoto, encogiéndose de hombros—. Solo mensajes de amigos.

Tomura arqueó una ceja, obviamente no convencido.

—¿Amigos? —repitió, inclinándose hacia él—. Te has pasado estos días pegado a esa pantalla. A menos que seas más popular de lo que pensaba, dudo que sea solo por tus "amigos".

Shoto se tensó ligeramente, pero trató de mantener la compostura. No era la primera vez que Tomura intentaba sonsacarle información, y sabía que una vez que Tomura olía algo extraño, no lo soltaba fácilmente.

—Bueno, ya sabes cómo son las cosas —contestó Shoto, sin querer entrar en detalles—. A veces la gente necesita hablar.

Tomura se quedó en silencio por un momento, pero sus ojos afilados no dejaban de examinar cada gesto de su cuñado. Sabía que había algo más, y aunque no estaba del todo claro, la actitud evasiva de Shoto solo reforzaba sus sospechas.

—Es curioso... porque en los últimos días, has estado más distraído de lo normal. No puedo evitar preguntarme quién es el que te tiene tan pendiente de ese teléfono —insistió Tomura, cambiando su tono a uno más directo—. Y no me digas que no es nadie importante, porque ya sé que es alguien.

Shoto sabía que había llegado el momento de dejar de esquivar las preguntas. Tomura lo había acorralado sin mucho esfuerzo, y aunque prefería no mencionarlo aún, la única persona en la familia en quien confiaba para esto era precisamente él.

—Sabes, eres bastante molesto cuando te lo propones —dijo Shoto, con una leve sonrisa en los labios antes de dejar su teléfono a un lado—. Pero sí, tienes razón.

—¡Lo sabía!, ahora cuéntamelo todo con lujo de detalles.

Intruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora