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Contuvo la risa al verlo poner los fideos alrededor de sus labios y tontear. Dejo de lado su tazón para limpiar los restos qué quedaban en su rostro, Bolin terminó de devorar sus fideos, observo a la rubia de reojo.

—Entonces... ¿Como es vivir en una isla?

—¡Es muy divertido! Los hijos de Tenzin nos enseñaron todo el lugar, tienen visontes voladores, cosechan su propia comida...

Apoyo la barbilla en la palma de su mano, era esa sonrisa que tenía lo que la imnotizaba, parpadeo al ser descubierta, Bolin volvió a sonreír en su dirección.

—¿Que dices?

—Ah... Coincido contigo. —maldijo en su interior por distraerse.

—Oye, ¿y que haces ahora? Ya sabes, con eso del padre de Asami que trabaja con Amon y tu oportunidad de trabajo se fue.

—Si... Estoy buscando otras opciones, tranquilo. Lo resolveré.

—Es una lástima. Hubieras sido increíble, ¡hasta confío que un día un auto tendría tu nombre! Ya puedo imaginarlo. ¡Sean testigos del auto más moderno del año! ¡El Terra móvil!

Soltó una carcajada ante su actuación, el pelinegro tomó asiento de nuevo.

—Quizá.

—Oye, Terra. Se que ya paso un tiempo pero... Quisiera hablar sobre lo que paso la última vez.

Y era tiempo de irse.

—Si, yo... Llego tarde a una entrevista. Quizá otro día. —se puso en pie dejando su tazón pagado y comenzó a salir de forma apresurada.

—¡Terra! ¡Por favor espera!

Aceleró su paso, comenzaba a sudar por oírlo cada vez más cerca. La gente la miraba por tener a un chico persiguiendo la y gritando su nombre en alto. ¿No tenian otras cosas que hacer?
Giro en una calle y se mezclo entre las personas, miraba de vez en cuando sus costados asegurándose qué Bolin no estuviera cerca.

—¡Que rayos!

Su pie tropezó por un desnivel y luego otra roca aseguró su caída, la misma se arrastro hasta llevarla a un callejón sin salida. Se sujeto de los costados por el movimiento, dio un salto y comenzó a huir de nuevo.

La encontró.

Intentaba secuestrarla.

—¡Dije que estoy ocupada, Bolin! ¡Vete!

Levantó trozos de tierra para poder trepar al techo de un complejo de apartamentos, respiro con lentitud y giro sobre sus pies inspeccionando.

Lo sentía cerca. Era como un animal asechando a su presa.

—Solo quiero resolver esto, Terra.

—¡No hay nada que resolver! —dejo de girar y lo encontró en la punta del techo. Por algún motivo se pudo en guardia, miraba la expresión de Bolin diferente.

—¿Segura?

—Por supuesto. Ese... beso, no debo pasar. Yo me equivoque, fin del asunto.

—Se que no lo hiciste sin un por que. Realmente ahora estoy confundido también, pero me gustó.

—¡No! ¡Detente!

—¿Por qué? Terra, creo que-...

—¡No soy buena para ti, Bolin! ¡En ese momento no estaba pensando y solo lo hice, ¿bien?!

El maestro tierra comenzó a acercarse hasta la joven, ella retrocedió con cada paso al frente qué él daba.

—¿Por qué? ¿Por qué no eres buena? ¡Eres increíble! Divertida, fuerte, amable... ¡Yo también!

𝑇𝑒𝑟𝑟𝑎 | ᵇᵒˡⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora