Capítulo 26

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Yoongi



Sacar tiempo para el otro fue casi imposible ahora que las responsabilidades sociales de Jimin aumentaron antes de la boda. En las últimas cuatro semanas desde nuestra llegada a Busan habíamos conseguido follar en el auto cuatro veces y una vez en la fiesta. Eso fue todo.
Rara vez tuvimos tiempo para hablar. Nunca pensé que extrañaría hablar con un hombre, pero en realidad extrañaba cada vez más nuestras conversaciones cuando permanecíamos despiertos en París.

Después de otro rapidito en el auto de camino a una tienda de flores para la boda, Jimin y yo nos permitimos unos minutos de compañía mutua en el asiento trasero.

—¿Tienes planes para el futuro? —preguntó de repente. Miré hacia abajo a su cabeza donde descansaba contra mi pecho.

—¿Qué tipo de planes? —Había dejado de hacer planes desde que empezaron las cosas con él, pero incluso antes de eso prefería vivir el momento, lo cual era sabio considerando mis elecciones de vida.

Inclinó la cabeza para mirarme.

—¿Nunca piensas casarte o tener hijos? Ahora tienes más de treinta.

¿Estaba hablando en serio? Lo miré fijamente.

—Tal vez una vez que estés casado. Mientras esté follando contigo, no parece prudente encontrarme un esposo. Mi vida está en pausa por ti.

Se incorporó hasta quedar sentado, su rostro retorcido.

—Como si un esposo te impediría follarme.

—Si tengo un esposo, seré fiel.

Pareció sorprendido.

—Has convertido infieles a muchas personas.

—No los convertí en nada. Estaban buscando diversión fuera de sus matrimonios, y les ofrecí diversión.

Asintió, pero aun así pareció confundido.

—Entonces, ¿estás postergando el matrimonio por mi culpa?

¿Se estaba haciendo a propósito el tonto? Toda mi vida había estado en pausa estos últimos tres años. Todo había girado en torno a él, su futuro.

Volví a rodar encima de él.

—Jimin, cada puta cosa que he hecho estos últimos años ha sido gracias a ti. Eres el maldito sol al que estoy dando vueltas.

Sus ojos se suavizaron.

—No puedes poner tu vida en pausa por mí. Me casaré con Namjoon. No puedo ser tuyo. Tal vez deberías empezar a buscar a alguien con quien casarte.

¿En serio eso era lo que quería? ¿Yo encontrando a alguien más? Me acomodé entre sus piernas y me hundí en él lentamente. Sus labios se separaron a medida que exhalaba.

—De momento eres mío. Eso es suficiente.

No lo era, y ese triste hecho se hizo más evidente cada día que pasaba.

Quería a Jimin.




Era mi tarde libre y decidí reunirme con Jin, cancelando a última hora una cena con papá y Eunok. Sabía que solo intentarían interrogarme sobre mi romance con Jimin. No quería escuchar sus consejos. Había dejado de ser razonable en lo concerniente con Jimin.

Jin era el hombre para ser irrazonable y cuando quería evitar que me hicieran preguntas sobre mis emociones.

Conduce mi Camaro al lugar de Jin. Lo había extrañado mientras estuve en París e incluso ahora rara vez tenía la oportunidad de conducirlo. Cuando estacioné frente al lugar de Jin, él ya estaba afuera en el callejón abandonado.
Salí y me uní a él.

The price of redemption Donde viven las historias. Descúbrelo ahora