caída 5/5

102 23 5
                                    

En medio de aquella penumbra que Finn estaba sufriendo, pasos se escucharon, lentos y elegantes, resonando en el aire cargado de tensión. Finn, arrodillado y con el corazón pesado, levantó la vista. Su sorpresa fue enorme al ver a Freya, la diosa que había guiado a su familia con mano firme.

Sin embargo, se sorprendió aún más al notar que Aiz y Tiona la acompañaban. La decepción se apoderó de él; cómo podían estar allí, al lado de Freya, en un momento como este. Una sensación de traición se intensificó en su pecho.

—¿Por qué ustedes? —preguntó Finn, su voz temblando entre la rabia y la confusión.

Aiz, con su mirada serena, respondió con claridad:

—Te lo dije, Finn... no apruebo esto. Es demasiado bajo incluso para mí.

—¿¡Pero traicionarnos es aceptable para ti!? —Finn no pudo evitar alzar la voz, sintiendo que la ira lo consumía.

Aiz negó con la cabeza, su expresión firme.

—No los traicioné, solo elegí mi camino, tal y como ustedes lo hicieron...

—Mierda... —Finn murmuró, sintiéndose atrapado en un torbellino de emociones. La verdad era que esto no era lo que quería. La lucha, la traición, la sangre derramada; todo eso lo había llevado a un lugar oscuro del que no sabía cómo salir.

Desesperado, miró a Riveria en busca de apoyo, esperando que la alta elfa pudiera ofrecerle alguna luz en medio de su confusión. Sin embargo, su esperanza se desvaneció al ver que Riveria desviaba la mirada, como si no pudiera enfrentar la realidad de la situación.

—Riveria... —susurró Finn, sintiendo el peso de la traición en su voz.

La alta elfa, sintiendo la intensidad de su mirada, finalmente hizo contacto visual, pero sus ojos estaban llenos de tristeza y decepción.

—Finn, esto no es lo que todos esperábamos. —dijo Riveria, su voz suave pero firme. —Las decisiones que tomaste han llevado a esta familia a un abismo.

Finn sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La confusión y la ira se mezclaban con el dolor de ver a sus compañeros, aquellos que una vez habían luchado a su lado, ahora enfrentándolo. Era una imagen que nunca había imaginado.

—¿Qué se supone que debo hacer ahora? —preguntó, sintiéndose pequeño y perdido.

Freya, observando la escena con una expresión seria, habló con una voz que resonaba con autoridad.

—Finn, el camino que has elegido ha traído sufrimiento no solo a tu familia, sino también a ti mismo. La venganza no es la respuesta.

Finn apretó los puños, sintiéndose acorralado. Sabía que Freya tenía razón, pero la rabia y la frustración lo mantenían atado a sus decisiones.

—No sé cómo salir de esto... —murmuró, sintiéndose abrumado por el peso de sus acciones.

Aiz, dando un paso adelante, lo miró con compasión.

—Tienes que detenerte, Finn. Aún hay tiempo para cambiar el rumbo. No todo está perdido.

—Pero, ¿cómo? —respondió Finn, sintiendo que la desesperación lo consumía. —He hecho demasiado daño.

Riveria, finalmente rompiendo el silencio, añadió:

—La redención es un camino difícil, pero no imposible. Tienes que enfrentar las consecuencias de tus actos y elegir un nuevo camino.

Las palabras de Riveria resonaron en su mente. Aunque el camino hacia la redención era incierto y lleno de obstáculos, había una chispa de esperanza en su interior.

¿esta mal querer ser el padre de un bebe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora