SIX.
DEDICADO ESPECIALMENTE A SariFics y a MariaAngelesOk que no han dejado de comentar, muchas gracias chicas, lo que mas me gusta de escribir es que a ustedes les guste.
Capitulo 5.
Sus pieles parecen arder una contra la otra; la gruesa lluvia que azota a los incautos peatones afuera no los afecta en lo mas mínimo porque sobre el sillón, en el que hasta hace unas horas Sasuke veía el informe vial, se sienten inalcanzables por las gotas y por las miradas curiosas (una que otra recibieron camino al apartamento).
El Uchiha da una calada en el cuello de su compañera, el aroma a lavanda no tarda en inundar sus fosas nasales provocando que en su cerebro el termino correcto y no correcto pasen a segundo plano, todo su mundo se limita a una sedosa piel marmolea y cálida acompañada por dificultadas respiraciones, el pensar si quiera en que podría acostumbrase al hedor de la chica lo hace caer de golpe en la realidad ¡Que decepcionado esta de sí mismo! Jamás necesito ayuda para comprender alguna tarea, tuvo su primer empleo a los diez años-como ayudante de almacén de un viejecito amable que vivía junto a su casa- y a los diecisiete estaba listo para vivir solo, siempre se sintió orgulloso de su rápida adquisición de madurez e independencia y ahora estaba tirando todo a la basura, todo por un poco de placer.
Haciendo uso de una fuerza de voluntad tan grande -que antes de recurrir a ella no sabia que tenia- Sasuke se aparta un poco de la joven peli rosa, y apreciando su belleza sobrenatural se pregunta que pasaría si dejase pasar aquel momento y regresara a su caparazón de sensatez... seguramente se arrepentiría por el resto de su vida.
-¿Qué... que pasa?- pregunta ella un tanto nerviosa, es cierto que considero la probabilidad de que al Uchiha le regresase la cordura y en menos de un parpadeo parara los magnéticos besos y la echara del departamento pero no por eso se resignaría, Sasuke es tan apasionado que Sakura esta dispuesta a poner en practica todos sus encantos o, en todo caso, vender su alama al diablo si es necesario.
El joven estudiante lo medita, y aunque ya tiene maso menos cuarenta y siete razones para atajar la situación (entre ellas cierto rubio) su cuerpo se aferra a continuar.
-Creo que... -duda, removiéndose incomodo. -estaremos mejor en mi habitación.
La chica curva los labios en una sonrisa Cheshire, acariciando con afecto el cabello azabache tan lindo y rebelde que posee Sasuke; entonces se ponen en pie sin dejar de abrazarse y se arrastran por el pasillo, dando uno que otro porrazo con los muebles pequeños que Naruto insiste son necesarios para dar toque hogareño a su apartamento.
No hay tiempo de apreciación, la puerta de la habitación se abre y por ella entran un par de jóvenes apasionados que no han parado de besarse. Apenas se cierra, Sasuke lanza a la chica violentamente contra esta colocando ambos brazos a cada lado de su cabeza, sus frentes se rozan.
-¿Qué demonios estoy haciendo? -Suelta el chico en un susurro.
-Nada. -responde ella en el mismo tono. -Nada aun. Y vuelve a besarlo con mayor arrebato, a la par que eleva una mano al cuello y la otra la desliza delicadamente por debajo de la camiseta del chico, a su tacto, la piel de Sasuke se eriza y no puede reprimir un gemido, entonces, en un arranque, el ultimo detiene a la oji jade, sujetándola por las muñecas y elevándolas por sobre su cabeza habla: ¿Qué estas haciendo conmigo? -la vehemencia, esta vez, es casi palpable.
-Lo que TÚ quieras, hasta que tú quieras.
Sasuke de pronto cae en cuenta lo duro que es su agarre para la chica; es cierto que usualmente carga con un humor de los mil demonios pero no solía ser tan brusco, incluso era capaz de reprimir sus deseos suicidas hacia Naruto cuando este lo saca de sus casillas, por otro lado Sakura no se ha inmutado, ni un poco, y él se pregunta si es que acaso ella debe lidiar seguido con tipos que le tratan mal. El azabache cambia las manos a la cintura de la chica acercándola lo mas posible. -Lo siento. -se disculpa desconcertando por completo a Sakura.
ESTÁS LEYENDO
SEIS ||SASUSAKU||
Fanfiction❝Mis pies están atados al piso y de mis manos caen un par de gruesas cadenas invisibles, poco a poco el ocaso avanza cubriendo hasta el último rincón del callejón y pronto los letreros fosforescentes se encienden. Desde mi lugar, ahí plantada, veo c...