SEIS.
PENÚLTIMO CAPITULO; y nota al final.
Capitulo diecinueve.
-Yo sé que no te gusta hablar de esto. –Ha tragado saliva, nervioso por lo que dirá, pero las palabras se han acumulado en su pecho, de tal modo que son insostenibles y ahora lo único que quisiesen fuese desbordar hacia los oídos de la joven, en una búsqueda desesperada por respuestas. –Pe...pero...
La chica no se inmuta, continúa con su expresión artística mientras traza con su dedo índice diferentes figuras en el pecho desnudo de Sasuke, era una piel tan pura como un lienzo en blanco, uno que deseaba ser inundado por los colores que ella quisiese darle. –Pero quieres preguntar sobre mi vida.
-No es... -Se estremece, el toque de la muchacha se ha convertido en delicados besos de sus labios, ahora le pone mucho más esmero y Sasuke apenas recuerda su nombre; decide actuar antes de perder por completo la razón. –Es solo... ¿Qué... pasaría si te fueras? ¿Si desaparecieras de Seis, ellos te buscarían?
-Yo no lo sé.- y podría haber truncado el tema, pero esta vez no se sentía así; era la sensación que Sasuke le proporcionaba, una en la que no era el sexo lo que la llenaba sino una confianza tan inmensa que se decepcionaría a si misma si no le contestaba. –Tal vez solo estoy asustada.
-¿Asustada? Su ceño se frunce, Sakura amo el modo en el que lo hizo, parecía tan dispuesto a quitar del camino cualquier preocupación que ella tuviera, que casi la convenció de que podía hacerlo.
-Eso... es todo lo que conozco, ¿entiendes? No hubo escuela, ni más trabajos, ni gente que se preocupara, en resumen,-muerde su labio inferior, incorpora la mitad de su cuerpo, que había estado sobre Sasuke, quedando sus piernas a los lados del peli azabache y sus rodillas sobre la cama, retirando su blusa a fin de no responder de inmediato. –No había salida.
-Tenías a Ino, ahora estoy yo también...
Despierta de golpe, un grito ahogado escapa de sus labios, mira a su alrededor; se encuentra en el sofá individual de su sala, una manta azul oscuro cubriéndole, las persianas yacen cerradas impidiendo el paso de luz por lo que no puede dilucidar la hora, aun con los sentidos algo aturdidos trata de ponerse en pie, se tambalea, tirando de una lámpara en la mesa de borde en el proceso; suspira, maldiciendo los efectos del día siguiente provocados por el alcohol y así mismo, por utilizar dicha fórmula para enardecer el dolor.
-¡Oh! ¡Estas despierto! Escucha desde el pasillo, aunque Naruto esta vestido alcanza a notar como dos líneas purpuras han aparecido debajo de sus parpados inferiores y Sasuke adivina, el chico no ha pegado el ojo en toda la noche.
-Lo siento. Es lo primero que le viene a la mente, no lo inhibe, ya no, esa es una de las cosas que ha aprendido de Sakura. Recordando a la chica camina con dificultad hacia la ventana, abriendo la persiana y enseguida el cristal, en el ambiente una atmosfera densa, no por la neblina característica en las madrugadas de Japón sino por las cenizas que oscilan en el viento, y que traen consigo el olor a muerte.
-Terminaron con todo... -Comienza su blondo amigo desde la cocina, ha puesto una taza en el desayunador y sirve café en ella, debido a la resaca, Sasuke de hecho no había notado la tenue esencia de los granos de café caro que el padre de Naruto siempre se aseguraba de enviarles, y que era uno de sus perfumes preferidos. –Seis está cerrado, anoche la gente protestante entro y... todo fue... trate de... Los dientes apretados, creciente culpa en cada una de sus palabras, era obvio que había noticias incluso peores y en aquel instante, el Uchiha no estaba seguro de si quería escucharlas. –Se dicen muchas cosas, en el noticiario... dicen que murieron cincuenta personas,-niega desestimando su propia afirmación. –pero eso no es verdad, mi padre envió a alguien, ellos dicen que hace tres horas Seis estaba en llamas, hay un refugio cerca de ahí donde la policía tiene a los sobrevivientes, sacaron a gente de los basureros y algunos de las alcantarillas.
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SEIS ||SASUSAKU||
Fanfiction❝Mis pies están atados al piso y de mis manos caen un par de gruesas cadenas invisibles, poco a poco el ocaso avanza cubriendo hasta el último rincón del callejón y pronto los letreros fosforescentes se encienden. Desde mi lugar, ahí plantada, veo c...