SEIS ||SASUSAKU||

Capitulo Dieciocho.

SEIS. 

Capítulo 18.

En la oscuridad, tenían miedo. Un suspiro, lo irónico era que no había ningún otro sonido que el galopar del viento, el tronar de dedos y las nerviosas pisadas en tic de Ino, que, estaban volviéndola loca. Ojala pudiese ver lo que sucedía afuera.

Se levanta del rincón y sube por la escalera, ignorando los llamados de Ino y otras de las muchachas que yacían en el sótano del bar en el que había estado las últimas horas; Shikamaru está sentado en la barra, aprieta su costado derecho mientras que con la mano izquierda fuma un cigarrillo, Sasori limpia los vasos como si de una noche cualquier se tratase, Sakura traga saliva.

-Sakura, luces preciosa esta noche. –Recita Sasori, y sí, entonces es como suelen ser todas las noches en el bar solo que más sombrío, más oscuro, uno que otro cliente en el sellado lugar-en el que también están cubiertas las puertas y las ventanas- la joven se acerca, tirándose en la silla junto al chico de pelo apiñonado y mira a su alrededor, ebrios, no tantos como siempre claro.

-¿Qué está pasando Shikamaru?

El chico le da una calada a su cigarrillo antes de mirarle, y aunque en sus ojos las respuestas brillan como luceros, decide reservarlas.

-No falta mucho para que amanezca. Dice una carrasposa voz que Sakura conoce bien, al virar la cabeza se encuentra con el dueño del bar, también está bebiendo y al parecer lo ha estado haciendo por largo rato, sus orejas lucen rojas y su corbata desecha. Ella pasa los ojos del hombre que la ha mantenido recluida en el bar por años a ambos jóvenes que lo han hecho por horas pero ninguno dice nada más.

-Sigo sin entender. –

-Es difícil para alguien como tú.

Y Sakura siente la sangre quemar bajo su piel, se remuerde el labio y se pone en pie.

-No me voy a avergonzar más. –El corazón late fuerte en su pecho, tanto que casi siente el cuerpo entero vibrar. –Es cierto, no soy más que una mujer sin hogar, sin dignidad y sin nada... pero... aun ahora... no soy tonta, ya no más, me doy cuenta de las cosas y sé que nada aquí está bien, yo sé que...

Su mente salió desprendida de su cabeza cual cañón, pensó en Sasuke, mirándola, sonriendo, diciéndole que nosotros somos quienes elegimos, quienes podemos cambiar, se siente ridícula, no sabe cuántas veces le hirió y cuan roto lo dejaría. Toca sus mejillas y entonces nota que llora, la toman de la mano y gentilmente la regresan a su asiento. –Sakura quiero que te calmes, cariño. –el pelirrojo le acerca una copa, la tensión corta peor que la navaja que el dueño ahora pasa por su puro, retirando la punta para "saborearlo mejor" decía.

-No eres la única con problemas cielo. –algunas chicas la han seguido, ahora yacen tras la barra, muy juntas, como si no quisiesen ser descubiertas, los pocos hombres sentados en las lúgubres mesas las miran. –Todos hemos tenido una vida difícil.

-Lo sé, y hoy se puso peor. –Ella se frota los brazos. -¿Qué hora es Shikamaru?

-No importa...

-Shikamaru...

-Nos tendieron una trampa. –El hombre mayor habla para sí a la vez para los demás, haciendo alarde con las manos y sacando humo como máquina de vapor. –A todos nosotros. –Relame sus labios.- Y cuando amanezca todo habrá terminado, la policía y los ciudadanos van a entrar.

-Pe... pero... eso no puede ser malo... –Aquello lo ha dicho una de las jóvenes nuevas.

-Ellos no quieren que sus hijos sean pervertidos más, ¿no entienden? Este fue un show, todos fuimos parte de él y ahora ya no hay lugar para nosotros...