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Como cada miércoles, fui a comprar el pan. Me gusta la rutina. Es predecible, segura, casi como un reloj. Siempre hay la misma cantidad de personas en la panadería a esa hora, el mismo aroma a pan recién horneado, el mismo ritmo de pasos al entrar y salir.

Las macetas en su sitio. Al igual que las piedras en el camino. Las flores que siempre capturó en mi cámara permanecen en el suelo, con los pétalos intactos.

Todo seguía exactamente igual. Como debe ser.

—¿Y usted cree que me importa algo de lo que está diciendo? ¡Búsquese una vida y déjeme en paz!

—¡Mocoso insolente! ¿Dónde están tus padres? ¡Les hablaré de tu comportamiento!

—¡Llámelos si puede, cretino! A ver si tienen tiempo para escuchar sus quejas inútiles.

—¿Uh?

Había una voz nueva, desconocida, discutiendo con el panadero.

Me quedo detrás del poste, curiosa. Esa voz definitivamente no estaba en mis recuerdos.

—¡T-Tú...! ¡Te enseñaré lo que es el respeto, niñato!

—¿Respeto? ¡Lo único que puede enseñarme es cómo hacer pan rancio!

Su habla parecía estar muy afinada para el sarcasmo.

No entendí cada detalle, pero sí capté su habilidad para manejar las palabras. Me pregunté qué tan inteligente debía ser para tener tal habilidad comunicativa. No es común que alguien se exprese de esa forma y tan repetitivo.

Su cerebro era.. intelectualmente delicioso.

—¿Sabes que es de mala educación no responder e ignorar a las personas?

¿Ignorar? Vaciló al mirarlo. ¿Me había hablado antes? Realmente no lo note.

—¿Hola? —abanica su mano frente a mi cara. ¿Por qué hace eso? No necesito que me refresque la cara. pero al notar sus ojos, si.. su expresión es de molestia.

—¡Oh, perdona! No te había visto.

Lo mejor era hacerle saber mi error.

—Ah... ¿Sabes qué? Olvídalo.

Oh, ¿Cuál era esa expresión en su cara? ¿Está enojado o quiere hablar conmigo? Sus facciones son mixtas, es difícil de saber. Su cara está mirando al frente pero sus pies apuntan hacia mi. Quizás quiera hablarme pero es tímido o tal vez lo hice enfadar por una razón que desconozco. ¿Cual era la visión correcta?

Oh, espera. También hay agua. Su rostro está empapado. ¡Eso es! Está empapado por lluvia y no lleva paraguas. ¿Acaso no noto el clima? Quizás debería informarselo.

—¿Tengo algo en la cara?

—No tienes paraguas. Te vas a mojar.

¡Bien! Se lo he dicho. Así será más consciente de que debe cuidarse más.

—¿En serio? Fíjate que no había pensado en eso.

Oh, es un poco distraído. Eso es tierno.

—Pues deberías pensarlo más. La lluvia está muy fuerte —sugerí. Porque era cierto. Siempre digo lo que es verdad.

Veo como se ríe. No entiendo que le ha hecho gracia pero me alegra verlo feliz luego de esa discusión con el panadero. Él extendió una mano hacia mí.

—Soy Alessandro.

Oh, se está presentando. Supongo que debo hacer lo mismo.

—Harika —respondí, sin saber si se esperaba más de mí.

Ⲋⲟⲙⲃⲅⲁ⳽ ⳕⲛ𝖽ⲉⳏⲉⲛ𝖽ⳕⲉⲛⲧⲉ⳽ [VOL.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora