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Una hora después, mientras el sol ya estaba completamente en el horizonte, nos comenzamos a vestir en medio de risas y miradas cómplices. Harika, que se estaba ajustando su ropa, frunció el ceño un poco, y luego soltó un quejido suave mientras se tocaba el trasero con una mueca.

—Me duele bastante el trasero....

No pude evitar soltar una carcajada, viendo cómo intentaba disimular su incomodidad. Le dediqué una sonrisa juguetona mientras me acercaba a ella.

—Tú fuiste la que me dijo que te dejara adolorida...

—¡Eso lo dije en un contexto muy diferente...! —da golpecitos en mi brazo.

Agarre su mano antes de que pudiera seguir golpdandome y le di un beso en los nudillos.

—Ah, claro, claro... —blanqueo los ojos—. Pero nunca dijiste "en qué" contexto, así que simplemente me aseguré de que fueras bien complacida.

Ella soltó una risa, sacudiendo la cabeza mientras me miraba con esos ojos que siempre parecían iluminarse más cuando estábamos así, simplemente siendo nosotros.

—Eres raro...

—Y tú me amas así —guiño un ojo mientras recogía lo que quedaba del picnic.

Comencé a desarmar la carpa y a guardar nuestras cosas. Incluso, con ayuda de una bolsa, recoger los condones usados del suelo.

Finalmente, cuando todo estuvo recogido, lo metí dentro de la mochila y la ayudé a subir con cuidado a la moto.  Harika se quejó otra vez cuando intentó sentarse en el asiento de la moto.

—Lo siento, mariposita. Pero te prometo que la vuelta será suave.

Aunque en el fondo estaba disfrutando ver esa expresión en su rostro.

—Mmmh, nunca más me dejó llevar por ti.

—¡Oh no! ¡Amo cuando lo haces! Jeje

Nos pusimos en marcha, y el rugido suave de la motocicleta se mezcló con el viento.

Sus manos se aferraban a mi cintura con la misma seguridad que siempre, y sentí ese calor familiar en mi pecho, como si ella estuviera grabada en cada parte de mí.

Tomé una bocanada de aire, llenándome del aroma de la naturaleza. La moto avanzaba suavemente por el camino, Harika, con su cabeza apoyada contra mi espalda, me dio un pequeño golpecito en el costado.

—Mira... —señala hacia el lado del camino.

Giré la cabeza brevemente, siguiendo su gesto, y vi un charco grande, con el agua cristalina reflejando la luz del sol que apenas empezaba a elevarse. Varias mariposas de distintos colores estaban posadas alrededor del charco, bebiendo el agua o simplemente moviendo sus alas con una delicadeza casi mágica.

Sonreí de lado, ya maquinando algo en mi mente, y sin decirle nada, aceleré la moto.

—¿Eh? ¿Q-qué haces?

—Confía en mí.

El rugido suave de la motocicleta se intensificó mientras nos acercábamos.

—¡¡Ale...!!

—¡¡Mira hacia arriba!!

Y justo cuando lo dije, la motocicleta pasó velozmente sobre el charco, levantando una nube de agua. Las mariposas, asustadas por el repentino movimiento, empezaron a revolotear, elevándose en el aire.

Sentí a Harika tensarse por un segundo, pero luego, su agarre se aflojó y miraba completamente hipnotizada.

—Dios...

Solté una suave risa, sintiendo mi pecho inflarse de orgullo al haber podido darle ese momento.

—Te dije que confiaras en mí.

Escuché su risa resonar detrás de mí, pura y llena de asombro. Era una risa que no había escuchado en tanto tiempo, y cada nota parecía grabarse en mi corazón.

—¡Es hermoso!

Yo también sonreí, satisfecho con el resultado.

—Sabía que te encantaría...

El cielo se había llenado de colores. Éramos solo nosotros dos, viajando a través de un momento que ninguno de los dos quería que acabara.

Pero incluso cuando todo terminó, cuando el charco y las mariposas quedaron atrás, no pude evitar pensar que, aunque estábamos regresando, algo de este día siempre permanecería con nosotros. Cada gota de agua que había tocado nuestra piel, cada mariposa que había rozado su rostro, quedaría grabado como un recuerdo inquebrantable de lo que habíamos compartido.

Y aunque el destino nos arranque de este momento, siempre seremos las mariposas que vuelan juntas en la tormenta, esperando el día en que podamos volver a rozar nuestras alas.

FIN.

Ⲋⲟⲙⲃⲅⲁ⳽ ⳕⲛ𝖽ⲉⳏⲉⲛ𝖽ⳕⲉⲛⲧⲉ⳽ [VOL.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora