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Hoy, desperté con una sonrisa que no podía borrar de mi cara. Por primera vez en mucho tiempo, me sentía verdaderamente feliz. Ese beso, sus caricias, su amor. Era todo lo que necesitaba.

Cuando me giro para buscarla en la cama, no estaba. Pero si había una nota.

—¡Ash, está mocosa de..! —aprieto el puente de mi nariz.

Tan testaruda. Nunca me hace caso.

Pero es tan sexy.

—Joder.. la regañare con besos cuando la vea.

Sabía que debía irme al trabajo en unas horas, no podía esperar hasta la tarde. Tenía que verla ahora, aunque sea por unos minutos.
O al menos saber que estaba bien.

Vuelvo a leer la nota para verificar la dirección y me comienzo a alistar con mi mejor ropa. Cepillo mi cabello, no dejando ningún mechón fuera de lugar.

Apartó las sábanas dobladas aun lado para dejarla ventilando. No era ideal llegar a dormir más tarde con la cama llena de olores corporales. Al menos a mí no me molestaba pero sabía que la nariz sensible de mi mariposita me lo agradecería.

— Mi amor, Mi vida, Mi princesa, Mi cielo, Mi ángel. Mi futura esposa en unos años. —susurraba, con ojos cerrados.

Se sentía bien poder llamar algo mio. No porque fuera un posesivo. O quizás sí lo era un poco. En fin. Mi corazón se llenaba de emoción al saber que finalmente me había ganado el derecho de poder decirle al mundo que yo era la pareja de Harika. Decir con orgullo que era suyo. Y ella mía.

—¿Debería comprarle algo? —me pregunté, mientras ajustaba la corbata,— Podría comprarle esos aretes azules de mariposa que ella vio el otro día. Si, es una buena idea.

Ni siquiera revisé la billetera, independiente del precio quería hacerle ese regalo. Tomo mi maletin y camino escaleras abajo. Aún nadie se levantaba así que no tuve que saludar a nadie.

—Definitivamente le debo muchísimo a John. —sonrió, nostálgico— Luego de ir a ver a mi amada lo llamare.

Salgo de la casa y camino hacia la tienda de joyas en el centro comercial más cercano. No había mucha gente, lo cual me favoreció. Entro y escaneo las vitrinas, buscando los aretes.

—¿Oye, te molesto?

Una voz femenina me interrumpe de mi misión. Me gire de mala gana.

—¿Qué deseas?

—¡H-hola! —sonríe.

—Hola.

—Es que te vi entrar aquí. —juega con su mechón de cabello— Eres muy lindo. Y quería preguntarte si me podrías dar tu numero. —sonríe— Está bien si dices que no. Pero solo quería que lo supieras.

—¿Me viste entrar?—arqueo una ceja, extrañado— ¿Acaso eres una acosadora?

—¿Eh? ¡N-no! No soy una acosadora. —responde, nerviosa— Solo quería pedirte el nu-

—¿Mi numero? —finjo sorpresa.

—¡Si! Tu número. —se acerca, sonriendo— ¿Me lo das?

Veo su mano dirigirse a mi brazo. Doy un paso hacia atrás.

—No tengo celular, lo siento.

—Pero si lo tienes en la mano. —señala con el dedo.

Agacho la mirada. Veo el basurero más cercano y lanze mi celular allí,

—Ahora ya no.

—..... —shockeada.

—......

—¡Estás loco! —me mira con cara de asco.

Ⲋⲟⲙⲃⲅⲁ⳽ ⳕⲛ𝖽ⲉⳏⲉⲛ𝖽ⳕⲉⲛⲧⲉ⳽ [VOL.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora