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Después de ese momento tan profundo, el silencio entre nosotros no era incómodo, sino más bien un espacio para procesar lo que acabábamos de compartir. Harika tenía una serenidad en su rostro que me hacía sentir como si todo pudiera estar bien, aunque supiera lo complicada que sería la realidad que nos esperaba.

De repente, la veo mirar hacia el lago que teníamos frente a nosotros.

—Siempre he querido ver el lago de cerca —expresó en voz baja, sus ojos centelleaban con curiosidad.

Esa chispa en su mirada, ese deseo genuino por algo tan simple como disfrutar del agua, me hizo sonreír también.

—¿De cerca, eh?

Harika asintió, y sin darle tiempo para reconsiderarlo, me incliné y la tomé en brazos, levantándola con facilidad. La sorpresa en su rostro fue inmediata.

—¡A-ale! ¡¿Qué estás haciendo?!—nerviosa.

—¡Te llevo al lago! —le respondí simplemente, caminando hacia el borde del agua.

—¡¡Espera, no, no sé nadar!! —chilló de repente, aferrándose a mis hombros con fuerza, su pánico era evidente.

Me detuve un segundo, mirándola directamente a los ojos, con una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes, mariposita —sonrisa— Yo te sostendré todo el tiempo. No te voy a soltar.

Ella me miró, dudando por un momento, pero cuando envolvió sus piernas alrededor de mí, supe que me estaba dando su confianza.

Poco a poco, entré al agua con ella en mis brazos. Al principio, el agua estaba fría, pero no me importaba. Lo único que me importaba era el peso ligero de Harika en mis brazos, el sonido de su respiración agitada cuando nos adentramos un poco más en el lago. Para más seguridad me senté contra la pared de tierra dentro del lago. Y así poder sostenerla sin ahogarse nadie.

—¡E-está frío! —se quejó, pero no pude evitar reírme ante su reacción. Incluso cuando protestaba, había una dulzura en su voz que me hacía amarla más.

—Ves, no es tan malo, ¿verdad? —le susurré, mirándola a los ojos.

Ella dejó escapar una pequeña risa, sacudiendo la cabeza.

—Solo porque tú me sostienes.

Acaricié su rostro con mi mano, bajando mis labios hasta besarla suavemente en la frente.

Ella envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, acercándose más a mí.

Y luego sus manos comenzaron a deslizarse hasta mi pecho desnudo. Pues mi camisa aún estaba abierta, la cual se me había olvidado abotonar.

—Ay, espera... déjame..

—¡No!

Detengo mis movimientos.

—¿Uh?

—Dejala así..

Sentí sus frías manos apartar mi camisa por completo de ella. Momento en que sus ojos conocen mi torso desnudo sin filtros.

Aunque soy bastante consciente que no es la primera vez que estamos desnudos frente al otro. Igual se siente así, pues nunca le hable de mis cicatrices abiertamente o solo queria que ella pretendiera olvidarlo.

Inclina su cabeza y comienza a besar la piel de mis cicatrices, lo cual fue inesperado.

Un sentimiento lleno de amor me inundó. No pensé que le daría amor a esa parte de mi que tanto odio. Pero.. me siento.. aceptado.

Ⲋⲟⲙⲃⲅⲁ⳽ ⳕⲛ𝖽ⲉⳏⲉⲛ𝖽ⳕⲉⲛⲧⲉ⳽ [VOL.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora