Habían llegado al departamento de Sanha. Para el mayor era impresionante el que podía pasar los años y ese instinto de protección aun se apoderaba de él cuando se trataba de Sanha, era algo que no podía evitar.
Tomaré mi medicamento, puedes irte. –Dijo tratando de escucharse normal, no quería tener a Bin por más tiempo en su departamento, ya había convivido suficiente tiempo con su mayor y lo que menos deseaba es que se viera obvio su atracción hacia él.
Acuéstate, iré a prepararte un té. –Un desconocido brillo apareció en la mirada de Bin. ¿O prefieres que te lleve? –Sanha a regañadientes se fue a su dormitorio e hizo lo que Bin le pidió, se dejó caer en su cama, los celos lo estaban sacando de su autocontrol y es no era algo que le gustara.
Bin al ver que Sanha se metió a su habitación, sacó su teléfono mientras se dirigía a la cocina.
Si, los veré mañana en el aeropuerto, empaca mis cosas. –El entrenador y su manager eran sus amigos más cercanos, sabían lo que Sanha significaba para Bin y aunque les molestara que ese mocoso berrinchudo tuviera el poder de lastimarlo, debían respetar las decisiones de su menor. No... voy a cuidarlo, me importa mucho más que la compañía que me conseguiste... los veo en la mañana. –Colgó sin darles la oportunidad de replicar.
Preparó té de amaranto, sabía que era bueno para la regulación de la sangre y para la circulación de esta. La sirvió en una de las tazas que el menor tenía y la llevó en bandeja junto con el medicamento que siempre toma. Al entrar sus miradas chocaron, su corazón se aceleró cuando vio que Sanha se encontraba en pijama corta, Bin podía ver sus pálidas piernas contrastando en el edredón azul marino, podía jurar que eran suaves con solo verlas y también las podía comparar con jade blanco.
Toma. –Dijo desapareciendo esos pensamientos.
Gracias. –Sanha dio el primer sorbo, se sorprendió por que estaba tal y como le gusta. ¿Qué haces? –Preguntó al ver que Bin estaba buscando algo en su habitación después de haberse quitado la sudadera quedando expuesto su piel, era demasiada tentación para Sanha.
Necesito una toalla para lavarme. –Dijo sin mirarlo, sabía que a Sanha no le agradaría la idea, pero realmente necesitaba otra ducha.
¿No estarás pensando en quedarte? –Preguntó con un deje de sorpresa.
Alguien tiene que cuidarte. –Al escuchar la voz de Sanha notó que el malestar había desaparecido. No te estoy preguntando. –Soltó para ver la reacción de Sanha.
Yo no necesito niñera, ya soy un adulto y puedo valerme por mi mismo, así que puedes largarte con tus mujeres. –Se levantó de la cama replicando con cierta molestia, su postura activa y la forma en que miraba a Bin denotaba su molestia, era evidente que a Sanha no le agradaba la sobreprotección, sin embargo, no pudo evitar desviar su mirada hacia el cuerpo atlético y tonificado de Bin por una fracción de segundo.
Entonces Bin entendió todo, Sanha solo le quería joder su noche.
No tenías ningún malestar, ¿verdad? –Algo en el interior de Sanha se removió inquieto, un escalofrío recorrió su espalda mientras mordía su labio inferior involuntariamente, quiso empujar al mayor pero solo logró que Bin atrapara sus muñecas de un movimiento. ¿Por que me odias tanto? Siempre tienes esa mirada, ¿aun no superas que tus padres me recogieron de la calle? Supongo que para ti sigo siendo ese perro callejero. –En la mirada de Bin se pudo notar un reflejo de tristeza, reforzó su agarre al ver que el menor se quería zafar.
El corazón de Sanha comenzó a latir con más fuerza cuando Bin lo sujetó de la muñeca y lo acorraló contra la cama, sus ojos se abrieron ligeramente por la sorpresa de ese movimiento tan brusco, encontrándose ahora frente a frente con el cuerpo imponente de su mayor. Cuando Bin mencionó su mirada, Sanha desvió la suya hacia un lado con un leve rubor cubriéndole las mejillas, incapaz de sostener esos ojos esmeralda.
Y-Yo no... —Musitó en un susurro apenas audible, su respiración comenzando a agitarse levemente al sentir el firme agarre de Bin en su muñeca.
Sanha tragó saliva con dificultad, removiéndose muy ligeramente para intentar zafarse pero era inútil, Bin era mucho más fornido y fuerte. Algo que Sanha jamás admitiría en voz alta era que disfrutaba en secreto esa desconocida dominancia. Parte de él quería liberarse, pero la otra parte anhelaba que Bin lo sometiera más con esa fuerza.
N-No te ignoro... es sólo que... —Las palabras de Sanha se cortaron, sus mejillas tornándose algo rojas.
Sanha... ¿qué es lo que quieres de mi? Si te hago caso me ignoras, si te ignoro soy la peor persona. –Lo aventó a la cama. He hecho de todo para que me aceptes, pero parece que me sigues odiando como si todavía fuera ese perro callejero que tus padres recogieron, dime la verdad ¿qué tanto me odias? –La mirada de Bin se suavizó, el mayor sintió un momento que estaba siendo sentenciado.
¡No es eso! Yo no... no te odio... -Alcanzó a decir Sanha con la voz entrecortada, sus mejillas ardiendo más ante la mayor presión que ejercía Bin sobre sus muñecas contra el colchón.
Un casi inaudible gemido escapó de sus labios al sentir el poder de esos fuertes brazos sometiéndolo poco a poco, su cuerpo entero se estremeció ligeramente, su respiración se volvía más trabajosa al tener el rostro de Bin tan cerca. Sanha cerró los ojos con fuerza, sintiéndose débil y vulnerable ante la imponente presencia de su hermano adoptivo, era una sensación que le causaba conflicto, una mezcla de temor y excitación recorriendo sus venas.
La cercanía del mayor lo estaba desarmando y no lo dejaba pensar con sensatez.
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CLANDESTINE | BINSAN
FanfictionNo dejes de amarme. Mi amor por las carreras, no se compara al que siento por ti. ____________________________________________ Prohibido la copia o adaptación de la historia. Esta historia tiene contenido explícito no apto para menores. Dark Romance...
