VIII. It was just a meeting

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Bin despertó en la madrugada sintiendo un peso en su pecho, su vista se centró en el rostro calmado de Sanha que estaba descansando en su pecho, lo observó por un momento, el menor estaba aferrado a su cuerpo, su respiración era calmada y podía sentir la suave piel al rozarla, aun no se daba crédito de lo que pasó anoche. Bin con mucho cuidado se sentó al borde de la cama, observando a Sanha dormir, la imagen del joven, con su rostro sereno y sus labios aún entreabiertos, le había dejado una sensación de paz que no había experimentado en mucho tiempo.

A pesar de la tranquilidad del momento, el corazón de Bin estaba enredado en una mezcla de emociones, los momentos robados de pasión lo habían dejado desorientado. Nunca había imaginado que su relación con Sanha podría cruzar esa línea.

Había tenido la mejor noche de su vida...

Se vistió en silencio, moviéndose con cuidado para no despertar a Sanha. Cada prenda que se ponía parecía pesar más que la anterior, la idea de dejarlo lo llenaba de una sensación que no era agradable y que apenas podía soportar. Sin hacer mucho movimiento salió de la habitación, se sentía descansado, primero fue a la farmacia para comprarle unas vitaminas al joven piloto ya que las necesitaría para recuperar energía, al llegar notó que Sanha aun seguía dormido.

Puso algo de orden en la habitación y eso incluía al joven. Antes de salir, se detuvo un momento para mirar a Sanha una vez más, la luz del sol iluminaba su rostro, y Bin sintió cómo su corazón se apretaba, había algo en esa vulnerabilidad que lo hacía querer protegerlo y nunca soltarlo.

Lo siento, Sanha. –Murmuró en voz baja, como si él pudiera escucharlo en sus sueños.

En un suspiro, Bin salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado detrás de él, el sonido del cierre resonó en su mente, un recordatorio de que había una distancia física. Quizás, después de todo, podría encontrar una manera de equilibrar su vida como peleador y sus sentimientos por Sanha, con esa idea en mente, Bin se dirigió a su auto, sintiendo que, aunque estaba dejando a Sanha atrás por ahora, su corazón siempre lo llevaría de regreso a él.

La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente la habitación, Sanha despertó con una sensación extraña en el pecho, una mezcla de felicidad y vacío. La noche anterior había sido intensa, un torbellino de emociones y deseos que lo había dejado exhausto, sin embargo, a medida que su mente se despejaba, el dolor comenzó a hacerse presente, cada músculo de su cuerpo le recordaba la pasión desenfrenada que había compartido una y tra vez con Bin.

Nnghh... –Gimió con voz ronca y pastosa, abriendo perezosamente los ojos para tratar de orientarse. Se giró en la cama, buscando la calidez que había sentido junto a su mayor, pero solo encontró sábanas frías. Una punzada de tristeza lo atravesó. ¿Qué he hecho? –Pensó mientras se sentaba en el borde de la cama, sintiéndose vulnerable, se sentía un completo idiota, ya que no había sido totalmente cuerda para rechazar a Bin y sobre todo lo hicieron sin protección.

Con dificultad barrió con la mirada la estancia de su habitación, notando los leves rastros de su desorden, notó que las sábanas estaban limpias al igual que tenía una pijama limpia puesta, a pesar de la limpieza que hizo el mayor aún podía sentir la espesa esencia de Bin en él y en el ambeinte. Un vaso con jugo recién exprimido reposaba sobre la mesita que está a lado de la cama, lo tomó con dedos temblorosos y bebió un par de tragos.

Fue entonces cuando Sanha reparó en el pequeño trozo de papel colocado estratégicamente debajo del vaso, también tomó la bolsita de farmacia. Desplegó la esquina doblada y no pudo evitar que sus labios se curvaran sutilmente al leer el mensaje garabateado allí con letra apresurada, sus mejillas se colorearon levemente al recordar la promesa implícita de un pronto reencuentro mandando al carajo sus pensamientos pesimistas y es que el mayor siempre ha sido su punto débil.

Nota de Bin para Sanha:

No quise despertarte, te mandaré mensaje cuando aterrice, dejé unas vitaminas y un jugo, tómalo. Regresaré para continuar lo que dejamos pendiente.

Bin.

Siempre tan atento... —Murmuró con un leve deje de reprobación, su tristeza no duro mucho ya que sus ojos adquirieron un brillo travieso. No tendrás tanta suerte de que acepte tan rápido la próxima vez... —Susurró en un hilo de voz, esbozando una sonrisa ladina.

Dejó la nota a un lado sobre la mesilla y se recostó de nuevo sobre las almohadas, estirando sus largas y torneadas piernas con un suspiro saciado. Todavía podía sentir el roce fantasma de aquellas caricias feroces recorriéndole la piel, avivando las brasas del deseo que jamás llegaba a apagarse por completo dentro de su ser.

Mientras se vestía, la realidad de la situación lo golpeó como un puñetazo directo a su estómago.

Sabía que Bin era un peleador profesional y sus habilidades han hecho que su carrera despegara rápido, pero no podía evitar sentir que había algo más entre ellos ya que al igual que él, pertenecían al mismo círculo social de deportistas de élite y aunque nadie sabe de que Bin es parte de su familia, eso no excluía la preocupación lo que pensaría sus padres al saber de esto, de sus sentimientos por su hermano adoptivo.

Suspiró.

No quería que esto complicara más las cosas, pero tampoco podía negar que deseaba más de Bin. El día pasó y Sanha al hacer sus cosas solo podía pensar en la forma en que Bin lo miraba esa noche, la manera en que desbordaba esa pasión al momento de tocarlo y besarlo, todo se sentía como si fueran más que un encuentro casual.

Se estaba volviendo loco.

Mensajes de Bin para Sanha:

[Acabo de llegar a Japón.]

[¿Te tomaste las vitaminas que dejé?]

[¿Cómo te sientes?]

Agh... Ese idiota... –Sanha dejó escapar un suspiro cuando su móvil vibró sobre la mesita, extendió el brazo desnudo para tomarlo y revisó los nuevos mensajes con una mueca ladina. ¿Cómo crees que me siento? apenas y puedo moverme después de que me hiciste pedazos. –Masculló algo irritado aunque para que mentir se sentía feliz después de pasar esa noche con la persona que es su primer amor, tecleando una respuesta rápida, bueno, aunque la poca y verdadera irritación que sentía era más por que estaba esperando despertar a lado de Bin.

Mensajes de Sanha para Bin:

[Por tu culpa estoy hecho un desastre, idiota.]

[Si me tomé esas cosas, así que más te vale que sirvan.]

Su expresión se suavizó un poco al responder el mensaje, girándose para hundir la nariz en la almohada. El aroma del peleador tan varonil y penetrante que aún estaba impregnado en la tela le provocó un escalofrío electrizante que le recorrió la columna. Era una fragancia terriblemente adictiva.

Recorrió su cuerpo largamente bajo las sábanas, sintiendo una punzada proveniente de su interior al removerse un poco. Las marcas y chupetones que salpicaban su piel comenzaban a amoratarse en algunos lugares, incomodándolo levemente, resopló con fastidio, aquellos moretones tardarían días en desaparecer. Fijó la vista en el reloj, apenas serían las siete de la tarde en Japón, Bin debía estar arrancando su jornada con todo y preparativos para alguna pelea.

No puedo creer que pasó. –Murmuró para sí con una sonrisa traviesa. Sabía que a Bin le encantaba provocar y ser provocado a su vez, ansiaba retarlo a empujar los límites incluso por mensajes de texto, al fin y al cabo ya había cruzado la línea desde que se acostó él.

CLANDESTINE | BINSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora