VII. Desire +18

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Llevó las manos hacia su ropa interior y comenzó a quitársela con lentitud, deslizándola por sus tersas y delgadas piernas hasta dejarla caer al suelo. Bin echó un vistazo a Sanha, su cuerpo tal era como lo había imaginado, tenía músculo pero no estaban tan marcados y poseía una cintura de infarto, sin contar que sus largas y blancas piernas lo tenían suspirando, siendo un corredor, Sanha sin duda porta una belleza delicada que lo estaba dejando sin aliento.

Ni en sus más ardientes y oscuros pensamientos, pasó por su mente está imagen, sin perder tiempo se deshizo de sus pantalones, ya estaba duro y no estaba preparado, ni siquiera había lubricante.

Abre. –El mayor metió los dedos en la boca de Sanha para después lubricar un poco su miembro, separó las delgadas y torneadas piernas de Sanha.

¡Ahh! –Un grito desgarrador brotó de la garganta del menor cuando Bin se adentró en él de una sola y profunda estocada, sin preparación ni contemplación alguna.

Estás tan apretado, que pareces virgen. –Gruñó, mientras trataba de callarlo con besos.

¡Nnghh...! D-Dios... ¡Ahh! –Sus dedos se crisparon sobre las sábanas, arrugándolas entre sus puños mientras su cuerpo entero se tensaba, intentando asimilar la repentina y abrasadora invasión.

Los ojos miel de Sanha se abrieron desmesuradamente con una mezcla de dolor, placer y sorpresa indescriptible. Jadeó de forma entrecortada, con la boca entre abierta tratando de seguirle el beso al mayor.

¡Aaahh! ¡Nnghh... B-Bin! –Gimió, removiéndose bajo el cuerpo de su hermano adoptivo, clavando las uñas en su espalda musculosa. ¡M-Me... me duele! ¡Ahh! —Sus delgadas piernas temblaron, separándose aún más de forma inconsciente en busca de aliviar la deliciosa tortura.

El menor siempre había fantaseado con este momento, descubrir qué se sentía ser tomado por completo por el hombre que tanto anhelaba en secreto. Pero ahora que lo estaba viviendo, el placer era tan intenso y abrumador que apenas si podía concebirlo. El mayor se sentía de la misma manera, jamás pensó que lograría tener a Sanha rogando debajo de él y haciéndolo sentir que estaba tocando el cielo.

¡E-Eres... demasiado... grande! ¡Aaahhh! –Echó la cabeza hacia atrás, dejándola caer sobre la almohada con los cabellos negros revueltos mientras sus caderas comenzaban a ondular al compás de las lentas y profundas embestidas de Bin.

Sigues igual de apretado, ¿nunca te habían follado? –Soltó con cierta burla, ya que su pequeño hermano parecía que ya era todo un experimentado.

¡Aaaahhh! ¡Nnghh... s-sí! ¡Soy... vir-aghh. –Sanha apenas podía articular palabra entre los desgarradores gemidos que brotaban sin control de su garganta, cada embestida del mayor lo hacía retorcerse de un indescriptible doloroso éxtasis en la cama. ¡Aaah! ¡N-Nadie... me... había toma... ¡Nnghh! –Sus manos se deslizaron por la musculosa espalda de Bin, clavando las uñas en un intento por aferrarse a algo mientras lo sentía embestirlo con una furia casi animal, el mayor no estaba consciente de las palabras de Sanha, ya que estaba totalmente cegado por la lujuria y con ello las estocadas comenzaron a aumentar.

La piel nívea de Sanha comenzaba a aperlarse de una delgada capa de sudor, con los cabellos negros completamente revueltos adhiriéndose a su frente. Sus dulces facciones se encontraban tensas en una mueca de placer, con los labios entreabiertos dejando entrever su lengua rosada asomándose en medio de los jadeos y gritos de pasión desatada.

¡Aaahhh! ¡Nnghh... d-detente... Bin! ¡Me estás lastimando! –Sanha arqueó la espalda de placer mezclado con dolor cuando los dientes de su hermano adoptivo se clavaron en la delicada piel de su cuello, gruesas lágrimas de cristal comenzaron a brotar de sus ojos miel, rodando por sus sienes para mezclarse con el sudor que perlaba su piel sonrosada, mientras sus manos estaban aferradas a la musculosa espalda de Bin se deslizaban dejando rastros de delgados hilos de sangre a su paso, producto de las profundas marcas que sus uñas rasgaban.

Los rasguños excitaban aun más al mayor, ya podía sentir como cada rasguño quedaría marcado en su piel como si fuera una especie de prueba que le gritaría en la mañana lo que pasó.

Salió abruptamente del menor, para después voltearlo de un solo movimiento. Sanha pudo sentir como se adentraba nuevamente, como sus caderas eran tomadas con fuerza para marcar el ritmo, era posición vergonzosa para él. Bin no perdió el tiempo para besar la espalda del contrario, provocándole pequeñas descargas eléctricas en su paso, las manos del menor estiraban las sábanas para buscar un poco de contención mientras escuchaba las respiraciones irregulares y gruñidos del mayor, era hermoso para el mayor ver que estaba dejando marcas en la piel blanca del joven que estaba a su merced, sin contar que estaba obsecionado con la cinturita que poseía el joven piloto, era una deliciosa imagen.

¡Nnghh... n-no puedo... más! –Chilló sintiendo el calor lacerante rasgándolo adentro al ritmo de las embestidas salvajes que lo hacían rebotar, sus gemidos quedaron ahogados cuando el mayor salió para cambiar a la anterior posición, y sin perder el tiempo la boca del mayor atrapó la suya en un beso profundo y voraz.

Pronto te acostumbrarás. –Contestó en los labios de Sanha, ni loco dejaría este momento, mucho menos cuando el menor le estaba correspondiendo de la manera en la que el deseaba.

Bin podía sentir como todo el cuerpo de Sanha era un desastre, mientras que el menor desesperado por aire, su cuerpo era conquistado una y otra vez. Sus piernas se enroscaron alrededor de la cintura de Bin en un acto reflejo, aferrándose a él para soportar. Podía sentir la cama crujir bajo ellos, protestando con cada arremetida, el corazón de Sanha latía desbocado, sus jadeos eran entrecortados y ahogados.

Aaahhh... Mierda... así! ¡M-Más... Bin... más! –El vaivén frenético se intensificó al punto de escucharse los chapoteos por el choque de pieles y con ello Sanha se quedaría sin voz de los sonoros gemidos que estaba emitiendo. Las manos de Sanha se deslizaron por la espalda sudorosa baja del mayor, arañando y rasguñando cuanta piel pudiera alcanzar mientras se empujaba para acercarse más al mayor.

¡Aaahh... sí! ¡Dios... sí! –Clavó las uñas en la espalda musculosa, arqueándose al alcanzar el clímax con un alarido desgarrador que estremeció todo su ser, Bin llegó al mismo tiempo, pero no hizo el esfuerzo de salirse para correrse.

No supo si fue por la presión, el dolor o el placer cuando sus sentidos se nublaron al desatarse dentro de él un orgasmo descomunal.

No te pongas cómodo, no he terminado. –SusurróBin en su oído.

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⏰ Última actualización: Oct 30 ⏰

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