Capitulo 28 | Lágrimas

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POV SAMANTHA

El nudo en mi garganta me estaba matando. Sentí que me estaba asfixiando. No había nadie a mi alrededor, ni Victoria, ni mi madre, ni ese hombre.

Estaba en el pasado. Mi cabeza viajó a esos tiempos donde lo único que hacia era llorar hasta quedarme dormida.

De vuelta a esos meses deprimentes, donde yo necesitaba a alguien. Donde mi madre me hacia tanta falta, donde lo necesitaba.
Ella se fue. Ella hizo una nueva vida, sin mi. Sin Verónica. Sin nosotras.

Lo único que podía sentir por ella, era asco.
Me sentía traicionada. Las lágrimas querían salir, pero no, no le iba a mostrar lo débil que era.

-Ten cuidado. - Le dije al hombre, el me miró confundido.

-¿De qué, exactamente?

-Puedes morir y ser reemplazado después. Así suele hacer mi madre. -Dije fría. El abrió la boca y Verónica se puso tensa.

-Samantha, ¿Pero que dices? - Dijo mi madre.

-La verdad. - Dije sonriéndole. Sonrisas hipócritas.

-Cálmate, Samantha… - Dijo Verónica.

-¡No, Verónica! ¡No me voy a calmar! Mientras yo necesitaba a mi madre, ella estaba entre las sábanas con el primer tipo que se le pasó por enfrente. - La mano de mi madre había hecho contacto con mi mejilla. Ella me abofeteo. Las lágrimas que había evitado dejar salir, hicieron presencia.

Me sentía atrapada. Es como si gritara para que alguien me salve y nadie pueda escuchar nada. Y sigo gritando y gritando hasta que ya no pueda más.

Sentía un extraño vacío. Como cuando nadas, nadas y nadas y quieres sostenerte en algo solido, pero el agua es mucho más profunda y no hay nada allí.

Y lo sé. Hay cosas que son mejor no decirlas. Y esas cosas son las que primero salen de mi boca.

-Felicitaciones, gracias por arruinar esta familia. – Le dije al hombre del cual no quiero saber su nombre. Ni absolutamente nada de él.

Me quite las manos de Verónica de encima, seque mis lágrimas y subí a mi habitación.

Cerré la puerta de un portazo y me dejé caer sobre esta.

Ojalá las lágrimas ahogaran.

La cara de mi madre no salía de mi cabeza. Era como si yo fuera una maldita intrusa, como si no significara nada para ella. ¿Qué estoy diciendo? ¡No significo nada para ella!

Me recosté en mi cama y me escondí debajo de mis sábanas. Pretendiendo que nada había pasado. Tratando de sacar de mi cabeza todo lo que acababa de pasar.

Como si estuviera funcionando.

Tocaron mi puerta. No estoy de humor para hablar con nadie. Con sólo imaginar que el que tocaba mi puerta, era mi madre o el estúpido de su esposo, cogí el reloj y lo lancé contra esta.

-¡No quiero ver a nadie! ¡Lárgate! - Grité habían abierto la puerta. Sabía que era Verónica.

Ella tenía una copia de la llave de mi habitación. “Por si hay una emergencia.” Siempre lo dice.

-Vete, por favor. - Susurré pero ella apartó las sábanas y se recostó a mi lado abrazándome. Me dio un beso en la frente.

-Perdón por mentirte acerca de que estaba con Vicky. No sabia que vendrías, yo. - Las palabras “Mentir” y “Vicky” En una misma oración y saliendo de su boca, hicieron que me estremeciera. Ahora me sentía mucho peor. Qué maldita sorpresa.

-No te preocupes, es mi culpa. - Ella secó mis lágrimas.

-Sabes que siempre me tendrás a mí, ¿Verdad?

-Si, lo sé. - Dije abrazándola más fuerte. - ¿Ya se fueron? - Pregunte. No podía soportar la idea de estar en el mismo lugar que ellos.

-No. Aunque pensaban quedarse varios días, pero Tony dijo que era mejor que se fueran hoy, que no quería causar problemas.  - Con que se llama Tony...

-Por lo menos el desgraciado piensa. – Verónica rio.

- No pude soportar verte así y menos cuando mamá te golpeó.

-Ya no importa, Verónica. ¿Sabes algo?

-Dime.

-Eres la mejor hermana del mundo.

-No lo creo.

-Yo sí. - Dije dándole un beso en la mejilla. – Y perdón…

-¿Perdón por qué? - Dijo mirándome y me sentí horrible. Ella venía a saber si estaba bien, siempre se preocupaba por mí y yo sólo le mentía.

-Por nada, o por todo….

Me miré en el espejo y mi mejilla estaba roja. Mi madre había dejado una marca.
Había tanto odio dentro de mi.

Lavé mi cara impidiéndome llorar una vez más. No más Samantha. Esa imbécil no merece tus lágrimas.

Cogí mi móvil y llamé a Victoria. Necesitaba escucharla.

-Rubia.

-Necesito que vengas por mi. Hay algo que quiero hacer.

Bajé las escaleras suplicando que mi madre y Tony se hayan ido. Mis suplicas fueron en vano.

Los Ignoré completamente y me dirigí a la puerta.

-¿Adónde vas? - Dijo mi madre acercándose a mí.

-No es tu problema. - Dije seca.

Sabía que le molestaba que actuara así, le molestaba muchísimo.

-Tú no vas a ningún lado…..

-¿Qué? ¿Me vas a pegar otra vez? ¡Hazlo! No me da miedo. Ya no siento nada. -Dije enfrentándola.

Ella me miró por un momento, pero no pude lograr ver que quería decir su mirada. No transmitía nada.

Salí de casa, ignorando lo que me había dicho anteriormente.

Fui a la esquina donde siempre nos encontrábamos Victoria y yo.

Corrí hacía el auto y me metí lo más rápido posible.

-Parece que viste un fantasma. - Dijo Vicky riendo, yo sólo miraba a la calle.

-Ojalá hubiera visto uno.

-¿Qué está mal? - Dijo y por primera vez voltee a mirarla.

-Todo. - Dije en un susurro.

-Samantha, ¿Qué mierda? ¿Quién te hizo eso? - Dijo refiriéndose a mi mejilla. Maldita sea, había olvidado maquillarme.

-Solo me caí. - Dije mirando a la ventana.

-¿Quién. Mierda. Te. Hizo. Eso? – Victoria estaba enfadada y eso era lo último que quería ahora.

-No quiero hablar de eso. - Dije escondiendo mi cabeza entre mis piernas.

-Samantha, si no me dices, juro que voy a bajar del auto, voy a buscar al maldito que te hizo eso y le voy a partir la car…

Nota de autor:

Holas este capitulo lo hice como regalo a salchicha_con_papas ¡Feliz cumpleaños!

— Nix  ִֶָ࣪☾.

YOU'RE MINE (Rivers x young miko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora