6

47 3 3
                                    

Gianna

Ese rollo con Lando prosiguió. Al final le acabamos pillando el gustillo, era divertido. Teníamos conexión y complicidad y eso lo hacía todo mejor, porque nada era incómodo con él.

–¿Cómo le sentó a Lewis? –pregunta mientras estamos juntos en su escudería.

–Diría que mal.

–Mejor. Qué se joda.

–Yo no quiero malos rollos con nadie.

–Haces bien, somos unos gilipollas –rió.

–Sí.

–Ah, así que así ves a tu novio, cojonudo –se hizo el ofendido.

–Novio sobre todo –reí.

–Chist –señaló con la mirada una cámara que había por ahí.

–Sí, mi amor.

Asintió sonriendo y me besó. Al separarse me dijo que tenía que ir a prepararse y se fue por el pasillo principal, por lo que me fui a Mercedes. Una vez con Mick le propuse ir a dar una vuelta por hacer algo. Estar siempre aquí metida era agobiante. Mick y yo nos lo pasábamos bien juntos, además era con quien más tiempo me conocía. Llevábamos años siendo amigos.

–¿Qué tal tu "relación"? –rió.

–Pues para ser mi "primer novio" –reí–, bien.

–Pegáis muchísimo. Todo el mundo se lo ha creído. Lando ha dejado de recibir solicitudes en Instagram.

–Me alegro de que sea creíble. Así a él también le dejan de atosigar las tías. Se ve real porque tenemos mucha complicidad.

–Pues genial entonces –sonríe–, me alegro de que mi plan funcione. Aunque Lewis sigue sin estar contento, lo he oído decir algunas burradas.

–Me lo puedo imaginar.

–Pues... Ojalá no lo escuches.

–Me lo como yo y se lo come mi tío.

–Tu tío le tiene muchas ganas.

–Lo sé.

Mick y yo nos dedicamos la tarde entera paseando hasta que se hizo tarde y volvimos al hotel con los brazos llenos de bolsas y un starbucks cada uno. Nos habíamos fundido medio sueldo en lo que nos daba la gana, me sentía culpable.

–Modelitos nuevos. Yuuujuu.

–Ya sabes cómo vestirte mañana –sonríe Mick.

Le guiñé un ojo y fui a la habitación de Lando. Teníamos que dormir juntos hasta que terminara esto.

–¿Vienes de hacer compras?

–Yes, baby.

–Qué suerte, ojalá yo.

–¿Qué necesitas?

–Follar.

–Lando por dios. No hablaba de eso.

–Ah, coño. Es que ya tengo la respuesta automática –ríe–, de todo. Quiero ropa nueva.

–Pues habrá que ir de compras.

–Cuando pueda voy contigo.

Asentí y me metí en el baño a ponerme el pijama. Cuando salí, Lando ya tenía el suyo puesto. Me tumbé a su lado y me puse de lado para dormir. Él me dio las buenas noches y apagó la luz.

–¿Crees que querrá remontar y un día "rompemos"?

–¿Cómo?

–Lewis. ¿Crees que volvería a intentarlo?

Todo lo que odio de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora