Eres mi camino del ninja

capitulo 4

Miraba incrédulo la sangre que manchaba mis dedos, los ojos azules que ahora me miraban sin vida desde el suelo. Naruto yacía en un charco de sangre, con una espada atravesando su corazón; mi espada. Yo había matado a Naruto. Era su sangre la que manchaba mis manos. No podía creerlo. Seguía mirando su cuerpo aún caliente, recordando las últimas palabras que me dijo: "Yo sé que tú me amas". Por eso lo maté, para ocultar mis sentimientos. Cuando lo asimilé, empecé a llorar y un grito desgarrador surgió de mi garganta.

Abrí los ojos, empapado en sudor. ¿Todo había sido un sueño? Si era así, era un gran alivio para mí. No había matado a Naruto; sólo había sido un mal sueño. Estaba acostumbrado a las pesadillas, a soñar con la noche en que murieron mis padres. Pero esto era diferente. A pesar de que ya había matado antes, me sentía tremendamente culpable. A pesar de que acostumbrado a las pesadillas, a soñar con la noche en que murieron mis padres. Pero esto era diferente. A pesar de que ya había matado antes, me sentía tremendamente culpable. A pesar de que sólo había matado a Naruto en un sueño, esa muerte ficticia me dolía más que las que realmente había infligido.

—¿Sasuke? ¿Estás bien? —Era Kabuto. Debió haberme oído gritar.

—Estoy bien —dije para disimular—. Solo fue un mal sueño, para mí ya es algo normal.

Me levanté de la cama, tratando de sacudirme la sensación de culpa y el peso del sueño. Pero las imágenes seguían atormentándome. La visión de Naruto muriendo por mi mano, sus últimas palabras resonando en mi mente, me perseguían incluso estando despierto. Me dirigí hacia el baño, lavándome la cara con agua fría, esperando que eso ayudara a despejar mi mente.

El reflejo en el espejo mostraba un rostro cansado, lleno de dudas que no podía permitirme. Mi objetivo era claro: matar a Itachi y vengar a mi clan. Pero los recuerdos de Naruto y la culpa por lo que podía llegar a hacer siempre volvían a atormentarme.

Salí del baño y me encontré con Kabuto esperándome.

—Si necesitas hablar de algo, estoy aquí —dijo con una expresión que intentaba parecer amable.

—No hay nada de qué hablar
—respondí fríamente. Solo fue una pesadilla. Nada más.

Kabuto asintió, aunque su mirada reflejaba dudas. Sabía que no me dejaría tranquilo tan fácilmente. Pero por ahora, tenía que concentrarme en lo que realmente importaba. No podía permitir que mis emociones me debilitaran.

Me vestí y salí de la habitación, dirigiéndome al campo de entrenamiento. Necesitaba seguir entrenando, fortaleciendo mi cuerpo y mi mente para el enfrentamiento que sabía que se avecinaba. Cada golpe, cada técnica, era un paso más hacia mi objetivo. Pero no podía evitar que, en el fondo, una parte de mí se preguntara si realmente podría llegar a hacerlo. Si podría matar a mi hermano y cumplir con la venganza que había jurado.

Y, sobre todo, si podría enfrentarme a Naruto de nuevo sin que mis sentimientos interfiriera.

El entrenamiento comenzó, y con cada movimiento intentaba alejar las sombras de mis pesadillas. Pero sabía que, tarde o temprano, tendría que confrontar esos sentimientos y decidir qué era más importante: mi venganza o los lazos que, a pesar de todo, aún me ataban a mi pasado.

Por ahora, solo podía seguir adelante, un día a la vez, tratando de mantener mi corazón tan frío como fuera posible. Como todos piensan que es mi corazón, fio como el hielo; un corazón hecho de hielo.