ᑕᗩᑭITᑌᒪO 1

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Me quede de pie en la puerta del dormitorio mientras Alejandro hacia sus maletas.

-Sólo necesito un poco de espacio –dijo mientras lanzaba sus ropas desordenadamente en su gran maleta-

-¿Esto tiene algo que ver con esa tonta que conociste la otra noche?

-Alma, vamos. Te dije que no paso nada -Dijo y le rodé los ojos-

 –Me dijiste un montón de cosas, Alejandro.

Lanzo las últimas prendas en su maleta y se giro para mirarme...

 –Ambos sabíamos que nos dirigíamos a esto, las cosas han estado inestables desde hace un tiempo, y tú sabes por que.

-Inestable para ti porque estás en busca de algo que no existe.- Suspiré-

–Lo siento, Alma. Simplemente no puedo seguir con esto- Dijo así, sin más-

Lo seguí hasta el pequeño espacio que llamamos sala mientras dejaba caer su maleta en el suelo. Metió la mano en su bolsillo y arrojo algo de dinero sobre la mesa.

 –Esto es para el siguiente par de meses, así puedes pagar la renta. –Me beso en la frente y se dirigió a la puerta.

Me cruce de brazos y lo mire fijamente.

 –No quiero tu dinero: Quiero que te quedes. Por favor, Alejandro. No te des por vencido con nosotros.

Ahora era la persona más patética del mundo, rogándole a mi estúpido novio que se quedara. No porque pensaba que estaba enamorada de él, sino porque tenia miedo estar sola, y estar sola era algo muy familiar para mí.

Tomo su equipaje del suelo y me miró.

 –Cuídate, Alma- 

y justo así, se fue. Me quede de pie en medio de la sala y mire hacia la puerta cerrada mientras las lagrimas escapaban de mis ojos.

Ale y yo hemos estado juntos desde hace 4 años. Ambos estudiábamos en la misma Universidad y nos conocimos en una fiesta organizada en el mismo lugar. Alejandro era un chico apuesto con su 1.80 de estatura y complexión media. No era exactamente muy atractivo, pero era lindo. Siempre tenia su cabello castaño perfectamente peinado, y sus oscuros ojos cafés me recordaban a una de mis cosas favoritas del mundo, el chocolate. Era la persona cuya presencia iluminaba la habitación. Su encanto y el romance es lo que me hizo perder la cabeza. Estudiaba Contabilidad mientras yo estudiaba Literatura. No paso mucho tiempo después de que nos graduamos cuando su primo le consiguió un trabajo en una gran empresa de contabilidad donde trabajaba. Así es como terminamos mudándonos a la capital. Ale trabajaba a tiempo completo como contador y gano una gran cantidad decente de dinero, así que fui capaz de tomar un trabajo de tiempo parcial en una compañía y terminar de escribir las reseñas para la revista.

Rentamos un apartamento de un dormitorio que era pequeño, pero fue nuestro hogar durante el año pasado y nos hizo feliz, o eso creí yo

Me levante con mis ojos llorosos y me senté en el sofá, acurrucada como un bebé y llore hasta quedarme dormida.

No había estado durmiendo mucho tiempo cuando un golpe en la puerta me sorprendió. Me senté y mire alrededor, mis ojos hinchados y rojos.

-Alma, ¿estas ahí? –Escuche decir a una voz familiar mientras ella llamaba a la puerta. Me levante del sofá y di traspiés para abrir la puerta. Annie siempre parecía saber cuando la necesitaba más. 

Levanto sus manos en el aire.

-Alma, ya es hora, pensé que iba tener que derribar la puerta. –Puso sus brazos a mi alrededor y me abrazo con fuerza. Le hice señas para que entrara mientras se abría camino y puso una gran bolsa café en la mesa.

-Vengo con comida de novio imbécil. –Sonrió mientras buscaba en la bolsa. Saco las cajas de comida china y las puso sobre la mesa-. Tenemos cerdo Mongoliano, wraps de lechuga, arroz con pollo frito, sopa Wantan y helado de chocolate para el postre.

Su sonrisa fue de oreja a oreja, pero rápidamente cayo mientras deje caer mi cabeza y me acurrucaba de nuevo en mi sofá. Annie suspiro profundamente cuando se acerco y se sentó junto a mi.

-Alejandro me envió un mensaje y me dijo que se iba. Quería que viniera a revisarte y asegurarme de que estuvieras bien.

Levante la cabeza de mis brazos ¿Quién mierda se creía mandando a mi mejor amiga para ver si estaba bien? -Pensé mientras la rabia quemaba dentro de mi.

-Dijo que se fue por diferencias irreconciliables.- Mencionó después-

-¿Qué, acaso estamos casados? –gruñí.

Annie me dio una sonrisa simpática y fue a la cocina a tomar platos y cubiertos para la comida en la mesa. No podía dejar de pensar en Ale y en como sólo se marcho. Nunca nos habíamos alejado por más de un par de días, y ahora estaríamos separados para siempre y yo estaría sola de nuevo. Se por que decidió irse, y por esa razón lo odiaba. Le di cada oportunidad para que me dijera la verdad, pero ni siquiera pudo mirarme a los ojos y hacerlo. Era un cobarde, y yo no tenia espacio para los cobardes. Aunque me sentía mal de mi estomago, me levante y me dirigí a la mesa mientras Annie ponía algo de comida en mi plato.

-Escucha, Alma. Alejandro es un idiota y lamento que perdiste los últimos cuatro años de tu vida con el. Necesitas enfocarte en otra cosa. Tienes que terminar tus escritos y ponerlos a la vista para que la gente pueda descubrir quien es verdaderamente Alma Solís –dijo, agitando su tenedor. Sonreí levemente porque sabía que tenia razón; Si había una manera de escapar del dolor y de la soledad, era mediante mis escritos. Se acerco y puso su brazo a mí alrededor y me dio un apretón-. No te preocupes, estaré aquí para ti.

Conocí a Annie en la universidad  el día que me detuve a hablar con mi profesor sobre mostrar mis escritos. En el momento en que ella dijo: "Tal vez yo puedo ayudarte" congeniamos y hemos sido mejores amigas desde entonces. Una cosa sobre Annie es su personalidad, es mucho más grande que su 1.57 de estatura. Siempre luce perfecta con su largo cabello oscuro liso y maquillaje perfectamente colocado que realza sus brillantes ojos azules. No creo que haya visto alguna vez vestida con pantalones de chándal, pero ella todo es acerca de la moda con faldas y lindas blusas ceñidas. No hay déficit de hombres cuando Annie está cerca. Siempre están coqueteándole, pero ella aun busca al hombre perfecto para darle su corazón.

No tenia ganas de comer, pero sabia que tenia que apaciguar a Annie o no me dejaría en paz.

-¿Quieres que me quede contigo esta noche?

Deje mi tenedor en mi plato. –No, solo quiero estar sola. Creo que iré a tomar un baño.

Me levante de la mesa y me dirigí al baño. Abrí el grifo del agua y vertí una tapita de producto para un baño de burbujas en la tina.

Retorcí mi largo cabello rubio y lo sujete con un broche para evitar que se mojara. Entre en la bañera llena de burbujas y me deslice hasta que mi cabeza estuvo descansando en la almohada de baño detrás de mi. Me quede ahí, cerré mis ojos y trate de pensar en un plan, pero estaba desconsolada y necesitaba la cantidad adecuada de tiempo para revolcarme en la autocompasión antes de seguir adelante con mi vida como una mujer soltera.

Y sola...

Para el momento en que salí de la bañera, Annie había limpiado todo. Me había dejado un mensaje de texto diciendo:

 "Almita, descansa un poco y llámame si necesitas algo. Te llamare mañana, te quiero"

Sonreí porque ella era la única familia que me quedaba. Mi madre murió de cáncer cuando tenia seis años y mi padre murió justo antes de mi decimo octavo cumpleaños. Tenia una tía y un tío en Guerrero, pero no había visto u oído de ellos desde que mi padre murió. Siempre considere a los padre de Alejandro como mi familia, pero ahora que habíamos roto, seria más que extraño hablar con ellos.

Me asegure de que la puerta estuviera cerrada con llave. Apague las luces y me acurruque en la cama, enterrando mi cabeza bajo las sabanas para escarpar de la realidad de mi vida, al menos por esta noche.


Continuara...


𝍖𝍖𝍖 𝚂𝚘𝚕𝚘 𝚝𝚞 𝍖𝍖𝍖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora