ᑕᗩᑭITᑌᒪO 6

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Salí a la brillante luz del sol y mire al cielo. Sonreí mientras esperaba a que llegara el taxi. Seguí pensando en el Señor Gallego,-su cara se me hizo conocida pero no se de donde- y su tonta regla sobre las mujeres quedándose por la noche y el modo en que lucia. Había algo en él que hacia que mi estomago aleteara. No podía dejar de pensar en su tono y en lo enojado que estaba cuando me vio por primera vez. Supongo que no puedo culparlo; probablemente yo actuaria del mismo modo si hubiera un hombre extraño en mi apartamento cuando despertara.

Camine hacia la puerta de mi apartamento, lance el bolso y tome un baño caliente. Estaba exhausta, y necesitaba desesperadamente dormir. Ansiaba el confort de mis pijamas y mi cama. Le envié un mensaje de texto a Annie para dejarle saber que tomaría una siesta y que la llamaría al despertar. Si no le enviaba un mensaje, probablemente llamaría o vendría, y sólo quiero estar sola está noche. Mire el reloj, eran las tres de la tarde. Planeaba dormir hasta las cinco, hacer una cena rápida y algo de escribir.

Los golpes en la puerta me sorprendieron. Mire al reloj y eran las cinco y treinta. Mierda, dormí más de lo que quería. Me levante y fui a abrir.

-Annie, dije que llamaría cuando... -Abrí la puerta y para mi sorpresa no era Annie, sino un hombre joven sosteniendo un sobre blanco pequeño.

-¿Es usted Alma Solís? –pregunto. De pronto me puse nerviosa, sonaba serio.

-Sí, soy yo.-Me entrego el sobre.

–Esto es para usted.

Lo tome de su mano. Me sonrió y se alejo. El estomago se me enredo en nudos. No sabía que me esperaba encontrar en el sobre, y de todos modos ¿Quién me lo enviaba?

Deslice los dedos por la parte superior y saque el pedazo de papel doblado eficientemente, decía:

"Señorita Solís, voy a agradecerle adecuadamente por sus servicios de anoche, la estaré esperando en el restaurant Parole. Mi chofer la recogerá a las 7:00 pm"

Luis Miguel Gallego Basteri.

Ante todo, ¿Cómo sabía mi dirección? Y segundo, ¿Por qué eran tan mandón? Debía haber sentido ese sentimiento de repelús, pero por alguna razón, no lo hice. Lo saque de mi mente cuando vi que quería cenar conmigo en Parole.

Después de que Alejandro y yo nos mudamos aquí, nunca habíamos logrado entrar a ese restaurante. La gente reservaba con meses de antelación. Llame a Annie de inmediato.

-Hola amiga. ¿Qué hay?

-¿Recuerdas al tipo al que ayude a llegar a casa anoche?

-Sí...

-Quiere agradecerme por ayudarlo, así que enviara a su chofer a que me recoja para encontrarnos en Parole a las siete.

-¿Qué? –grito al teléfono-. Alma, ¿Quién es este tipo?

-Su nombre es Luis Miguel Gallego Basteri- Dije leyendo nuevamente.

Escuche un respingo. -¿Me estás jodiendo, Alma? ¿Luis Miguel, el cantante? 

- ¿El cantante?- Repetí-

- Si, el de la incondicional.

- ¿Era el?- Dudé-

- ¿Como que era el? ¿No lo reconociste?- No me creía.

- Ammm, no. O sea, se me hizo conocido, pero no sabia donde...- Dije como tonta-

- ¿Tenia los ojos verdes, no?-

- Si, o azules. No me acuerdo bien.

- ¡Oh, mierda! ¡Es el!- Gritaba de emoción.

𝍖𝍖𝍖 𝚂𝚘𝚕𝚘 𝚝𝚞 𝍖𝍖𝍖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora