ᑕᗩᑭITᑌᒪO 8

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Pasé los siguientes días yendo a trabajar y haciendo voluntariado en el comedor. Llego el sábado, y fue un hermoso día de septiembre. Annie llamo y me pregunto si quería ir de compras con ella, pero le dije que ya tenía planes. Claro que no estuvo contenta con mi respuesta, pero yo me iría al parque que esta cerca de mi trabajo.

Al crecer, solía escapar de mi casa y encontrar un lugar tranquilo para sentarme y dibujar o escribir. Eran las únicas ocasiones que no me sentía sola. Me gustaba dibujar y pintar imágenes de los lugares donde podía ir a esconderme. Mi padre solía decirme que herede mi capacidad artística de mi madre. Pensaba en ella casi todos los días y como mi vida seria diferente si ella no hubiera muerto, pero como he dicho, nada dura para siempre, puedes apañártelas o dejar que eso te mate. Tome mi libreta de dibujo y lápices y me dirigí hacia la puerta. El paseo hacia el parque no fue largo, y disfrute del aire fresco, me hacia sentir viva.

Desde que me traslade al D.F, he pasado mas tiempo en el parque que en cualquier otro lugar. Los parques estaban llenos de niños jugando en el cálido sol. Los árboles de magnolia y lila llenaban el aire, lo que proporcionaba un efecto calmante y tranquilizante. Era fácil para mi escapar del mundo y disfrutar de la belleza de los jardines. Era como un santuario para mi, un lugar donde podía ir y dibujar o escribir cualquier cosa.

Me senté en el banco y note a una novia y novio a mi derecha, fotografiándose junto a la fuente. Ella estaba hermosa en su vestido de novia blanco, y él era igual de guapo en si esmoquin negro. Parecían felices. Sonreí, este era el lugar efecto para casarse y eso haría el cuadro perfecto.

Los dibujaba cuando mi teléfono sonó. Mire el número desconocido e ignore la llamada. Un segundo después, el móvil sonó de nuevo mostrando el mismo número. Estoy segura que quien fuera se equivoco de número, por lo que respondí para decirle que dejara de llamar. Me quede helada cuando escuche la voz en el otro extremo.

-Hola, señorita Solís, ¿disfrutando en el parque? –Empecé aponerme con los pelos de punta mientras miraba alrededor de lado a lado y luego detrás de mi, ahí fue cuando lo vi  caminando hacia el banco en el que yo me encontraba sentada.

-Soy Luis Miguel y parece que usted esta por... -Colgué mientras se me acercaba.

Me quede sin aliento cuando lo vi, tenia una manera de lograr eso y lo odiaba: Llevaba un par de pantalones de color negro y una camisa abotonada blanca de algodón con las mangas rodadas hasta los codos. Su cabello, como de costumbre, estaba perfectamente despeinado, y su piel bronceada brillaba en la luz del sol. Le fruncí el ceño mientras se sentaba a mi lado.

-¿Qué? –pregunto.

-¿Cómo consiguió mi numero? No recuerdo habérselo dado.

-Tengo mis maneras de conseguir información sobre cualquier, señorita Solís.

-Así, que, ¿es un acosador, entonces?

Echo la cabeza hacia tras y rio. –No Alma, no soy un acosador. Sólo quería su numero en caso de que necesite que me ayude a volver a casa una noche. –Lo mire, pero estaba sonriendo secretamente por debajo.

-¿Cómo sabia que yo estaba aquí?

-James señalo que la vio caminando por la calle, y le pedí que se detuviera.

-¿Por qué? –pregunte con curiosidad. Frunció los labios y me di cuenta de que estaba irritado con mis preguntas.

-No sé, supongo que pensé en saludarla.

-Si así fuera el caso, podrías sólo haber llamado, ya que tiene mi número y todo.

Él suspiro pesadamente. –Señorita Solís, basta de preguntas, por favor.

𝍖𝍖𝍖 𝚂𝚘𝚕𝚘 𝚝𝚞 𝍖𝍖𝍖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora