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Pov's Omnisciente:

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Pov's Omnisciente:

Desde muy pequeño, Megamo Saikou había crecido en un entorno frío y hostil, uno en el que el cariño era un concepto tan distante como incomprensible. Su padre, un hombre poderoso y controlador, había moldeado su mundo con una dureza implacable y expectativas inhumanas. No había abrazos ni palabras de consuelo; solo órdenes frías y metas inalcanzables. Su madre, al contrario, alguna vez había sido su único refugio, una mujer dulce y afectuosa que siempre le sonreía... hasta que la opresión y el dolor la quebraron. Con el tiempo, su madre se fue apagando, y terminó completamente ausente, ingresada en un hospital debido a la presión que ya no pudo soportar.

Para Megamo, el vacío emocional que quedó tras su madre nunca desapareció. El niño que había visto cómo su mundo se desmoronaba no pudo hacer otra cosa que construir una coraza, y dentro de esa fortaleza se escondía un joven hambriento de amor y comprensión. Sin embargo, rodeado de intereses y formalidades, encontrar a alguien que realmente lo mirara y entendiera, alguien que lo quisiera de verdad, parecía un sueño inalcanzable.

No quería poder ni riqueza. Quería algo tan simple, y tan profundamente humano: alguien que, a pesar de verlo todo, le sonriera y dijera "te amo" sin reservas.

Para Megamo, Yumiko era ese pequeño oasis de paz que nunca había imaginado que podría encontrar. Con cada momento que pasaba a su lado, su fascinación por ella solo crecía. Era una persona increíblemente atractiva, y no solo por su apariencia de modelo; Yumiko tenía una madurez y comprensión que lo hacían sentirse visto y escuchado, algo raro en su mundo de máscaras y superficialidades. A su lado, Megamo sentía una calma que rara vez experimentaba, una especie de respiro donde la realidad parecía un poco más ligera.

Por supuesto, sabía que Yumiko estaba a su lado más por empatía que por amor, consciente de su inestable estado emocional y del peso de sus experiencias pasadas. Sin embargo, incluso eso tenía valor para él. Yumiko era, de algún modo, su conexión con algo auténtico, y la idea de perder ese pequeño rincón de consuelo lo llenaba de una ansiedad que apenas entendía. Y luego estaba Kusuo, su Kusuo… Aunque la situación era complicada, Megamo percibía los sentimientos de Kusuo por Yumiko, y en su interior eso provocaba una mezcla de celos y una extraña emoción de expectativa.

-"¿Y si pudieran estar juntos? ¿Los tres?"-

En su mente, esa idea parecía casi un sueño inalcanzable, pero a la vez era algo que deseaba profundamente. Kusuo era el único que había logrado tocar su corazón en el pasado, y Yumiko, con su compasión y sinceridad, se estaba convirtiendo en una pieza clave en su vida. Para Megamo, el amor que sentía hacia ellos, tan diferente y aún entrelazado, le daba esperanzas de un futuro donde, por fin, alguien lo aceptara completamente.

Megamo había reservado una suite en uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad, un lugar elegante y sofisticado. Desde el principio, su intención no era otra que poder pasar un tiempo con Yumiko, en un ambiente más íntimo, donde pudiera expresar lo que sentía de una manera sincera y cercana. Mientras subían por el ascensor, podía sentir el suave roce de la mano de Yumiko en la suya, lo cual le transmitía una calma que le costaba encontrar en otros momentos de su vida.

Al entrar a la habitación, la atmósfera se sentía cálida y tranquila. Megamo, sin perder tiempo, tomó a Yumiko de la mano y la guió hacia el gran ventanal que ofrecía una vista impresionante de las luces de la ciudad. Con suavidad, la abrazó por detrás, apoyando su barbilla en su hombro mientras sus manos se enlazaban, transmitiendo ese anhelo de cercanía que había sentido desde hacía tanto tiempo.

-Yumiko- Susurró suavemente- Gracias por estar aquí conmigo. Realmente no sabes cuánto significas para mí-

Entonces, girándola lentamente para mirarla a los ojos, acercó su rostro al de ella, dándole un suave beso en la frente, luego en las mejillas, y finalmente dejó sus labios apenas a un suspiro de los suyos, esperando su aprobación. Más allá del deseo, quería que ella sintiera que, en ese momento, no había nadie más importante en su vida.

Para Yumiko, aquella era una experiencia completamente nueva, algo que la hacía sentir fuera de lugar y vulnerable. Nunca había tenido una relación sentimental, ni siquiera una en la que se sintiera cómoda con muestras de cariño tan cercanas. Pero, en ese instante, con Megamo tan cerca, sus sentimientos eran una mezcla de nerviosismo y curiosidad.

Megamo notó la ligera tensión en su cuerpo y, con una sonrisa suave, comenzó a darle mimos aún más delicados, besos en las manos y en la frente.

-No tienes que preocuparte, Yumiko - Le susurró Megamo, manteniendo un tono cálido y protector- No hay prisa para nada, solo quiero que sepas que estoy aquí-

Aquella calma en su voz y sus gestos eran reconfortantes para Yumiko, aunque su corazón latía con fuerza y aún no lograba relajar del todo sus nervios.

Megamo envolvió a Yumiko en un abrazo suave, sus manos deslizando con delicadeza por su espalda en un gesto de consuelo. La miró con una ternura poco usual en él, captando cada pequeño detalle de su expresión nerviosa y, sin decir nada más, le dio un suave beso en la frente, manteniendo sus manos cálidas en las de ella.

Le habló en voz baja, tratando de transmitirle confianza y tranquilidad.

-No tienes que preocuparte, Yumiko, no hay nada que tengas que hacer- Dijo, acariciando su cabello con ternura, sus dedos moviéndose con cuidado- Solo quiero estar aquí contigo, así, y que te sientas cómoda-

Mientras hablaba, continuó dándole pequeños besos en la mejilla, en las sienes, sus gestos dulces y pacientes, sin apuro, simplemente disfrutando de compartir el momento con ella.

Megamo notó cómo Yumiko se sonrojaba, sus nervios visibles pero también un toque de curiosidad en su mirada. Suave, sin apresurarla, acercó sus labios a los de ella, dándole un beso que comenzó delicado, pero que poco a poco se volvió más profundo. Sus manos acariciaron sus hombros, deslizándose con lentitud mientras su cercanía crecía.

-Eres increíble, Yumiko- Susurró contra sus labios, sin dejar de mirarla a los ojos, transmitiéndole su devoción y encanto-

La mantuvo entre sus brazos, acercándola a él en un gesto de intensidad y cariño, dejando que cada movimiento fuera tan natural como el sentir que quería transmitirle.

Megamo la miró con una sonrisa cautivadora, acercándose lo justo para que su presencia llenara el espacio entre ambos, sus ojos fijos en los de ella con una intensidad que derretía cualquier resistencia. Su voz, baja y segura, llevó un escalofrío a Yumiko mientras se inclinaba, apenas rozando su oído.

-Déjame enseñarte- Susurró, con un tono lleno de promesa y encanto- Lo que puede hacer un hombre de verdad-

La habitación quedó en silencio, dejando a Yumiko con el corazón acelerado y una mezcla de emociones mientras su mirada atrapaba la de él. Megamo, seguro de sí mismo y sin romper el contacto visual, aguardó, dejándola sumergirse en aquella expectativa.

 Megamo, seguro de sí mismo y sin romper el contacto visual, aguardó, dejándola sumergirse en aquella expectativa

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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Café con Caramelo {Saiki y tú y ???}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora