—Hijo, ya está aquí el señor Natachai. Os dejo para que os conozcáis. Natachai, tenle paciencia; está malhumorado por verse en este estado, aunque sea el único culpable.
—Mamá, basta, ¿no te marchabas?
—Sí. Sé educado, recuerda lo que hemos hablado. Natachai, hablamos luego, ¿sí? Suerte con él. ¡Adiós, chicos!
—Adiós, señora Aydin.
Esto es una mierda.
Tengo las dos malditas piernas inservibles.
Soy un idiota con una suerte de mierda.
—Señor... ¿necesita algo?
Por lo menos mamá me ha traído un caramelito a casa... Visto que me voy a aburrir, esto puede estar bien.
—¿Cómo te llamabas?
—Dunk Natachai, señor.
El caramelito es muy sexy. He podido ver su trasero, y que me jodan si no lo he imaginado sin pantalones. Tiene una cara de muñeca de porcelana y unos labios carnosos y rosados. Mejor no pienso en lo que me gustaría hacerles a esos labios carnosos. ¿Y esa cintura?
—¿Puedo pedirte cualquier cosa?
—Puede, haré lo posible para que quede satisfecho.
Mierda, eso suena muy mal... o muy bien, según se mire.
—¿Señor?
—Un café, quiero un café solo y tomármelo en la terraza.
—Por supuesto, ¿necesita ayuda para ir a la terraza?
—No. Oye, Dunk...
—¿Sí, señor?
—Creo que soy más joven que tú, tutéame y hazte otro café para ti. No quiero tomármelo solo.
—De acuerdo, ahora vuelvo.
Eso es, muñeco, balancéame esas caderas. ¿Será gay? Porque lo quiero en mi cama más pronto que tarde.
Quizás mamá tenga razón y tengo un maldito problema.
Me paso los días trabajando y, cuando tengo un poco de tiempo, busco beber y enrollarme con algún chico sexy. Hasta ahora no me ha ido nada mal, pero mírame. Después de la última salida, se me ocurrió que conducir borracho no era tan mala idea.
Spoiler: sí lo es.
Salgo a la terraza con mi nueva amiga, la silla de ruedas, y espero a que salga el caramelito.
No se hace esperar, lo veo salir con una bandeja con los dos cafés, azúcar y unas galletas.
—¿Cuántas de azúcar?
—¿Tú cuántas te sueles poner?
—¿Yo?
Me mira con el ceño fruncido. Hasta así está guapo. Menudas pestañas largas. Tiene unos ojos preciosos.
—¿Eres o eras modelo?
—¿Qué?
—Nada. Dos cucharadas.
Me mira extraño, pero termina de servirme y se sienta frente a mí para tomarnos el café juntos.
—Entonces... ¿ahora eres mi nuevo asistente?
—Estoy contratado un poco para todo, para lo que necesites.
—Jajajaja... Dunk, por tu bien, deja de decir esas cosas.
—¿Qué cosas?
No te creo. No puede ser tan inocente.
—¿Qué edad tienes, Dunk?
—31 años, señor.
—Llámame Joong.
Venga ya, ¿ese sexy sonrojo es por pedirle que me llame por mi maldito nombre? 31... ¿seguro que no son 18? Hasta con 18 años yo era mucho más espabilado. Chico, te voy a comer.
—Tengo 27 años, no me parece correcto que me llames señor... ¿no lo crees?
—Pero es... eres mi jefe.
—En realidad el contrato lo has firmado con mi madre.
—Es cierto... pero el contrato es con la empresa y usted...
Levanto una ceja usando una de mis miradas peligrosas.
—Y tú...
—Eso es.
—Tú eres el presidente.
—Con más razón para que hagas lo que te pido.
—...
—¿No estás de acuerdo, Dunk Natachai? Tú mismo me has dicho que harías lo posible para que quedara satisfecho.
—No creo que sea muy profesional.
—Ya decidiré yo lo que es profesional o no... Termínate el café y alegra esa carita de ángel.
Sí, soy un maldito idiota.
🍬❕
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¿Quieres compartir tu opinión? Este Joong es muy malhablado y prepotente... necesita que lo reeduquen, ¿verdad?¿Y Dunk? Veamos cómo se desarrollan los personajes 👀
Mi lado salvaje continúa muy activo; te aviso que la 🔥 y el 🌶️ seguirán quemándonos los sentidos en este nuevo trabajo.
¿Continuamos?
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El Presidente
FanfictionSoy el maldito presidente de una de las empresas más importantes de la ciudad. Uno de los hombres más guapos y arrogantes que puedas conocer, jajaja... pero caerás a mis pies, por más idiota que sea. Si te digo que beses mis zapatos, lo harás. Punto...