Extrañar

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Cuando me despierto, no recuerdo que Dunk tiene el día libre y empiezo a impacientarme. Justo cuando decido tomar el móvil para llamarlo, me acuerdo de nuestra última conversación, en la que le di el día libre.

¿Qué demonios? Me siento... triste.

Decido abrir el portátil y llenar el día con trabajo. Cuando por fin me pongo al día, ya es de noche, no he comido nada y apenas he bebido. Me siento un poco dolorido y desorientado.

Suena mi móvil.

—Hola, mamá.

—Hola, hijo. Dan me dijo que has estado conectado todo el día. Le pedí a Dunk que no te dejara trabajar tantas horas seguidas y...

—Bueno, es que hoy le di el día libre, así que no tengo a nadie "molestándome".

—¿Has estado solo? Joong, ¿has comido? ¿Tomaste tu medicación?

—¿Puedes calmarte? Mamá, soy un adulto, ¿recuerdas? Puedo cuidarme solo por un día. Sí, tengo problemas en las piernas, pero me las arreglo muy bien.

—No me parece correcto, Joong.

—Bueno, pero es mi decisión, respétala.

—¡La respetaré cuando me demuestres que eres responsable y tienes algo de sensatez, Joong!

—Voy a colgar.

—Ni se te ocurra...

Cuelgo y pongo el móvil en modo avión. Me llevo los dedos al puente de la nariz... me duele la maldita cabeza. Necesito comer algo y tomar mi medicación.

Cuando llego a la cocina y veo la altura de la encimera desde la silla, me doy cuenta de que no voy a poder prepararme nada por mí mismo. Por suerte, la medicación está a mano. La tomo y busco cualquier cosa comestible que pueda alcanzar.

Estoy masticando un trozo de pan duro que aún estaba en la bolsa del pan. Es de ayer, pero no estoy en posición de ponerme exquisito. Al menos no moriré de inanición.

Escucho la puerta de casa. No me jodas, ¿mamá?

Me asomo desde la puerta de la cocina y... no es mi madre.

—Joong, ¿ya cenaste? Te traigo comida del restaurante.

—¿Qué demonios haces aquí, Dunk? ¿Te manda mi madre?

—Claro que no. Fui a comer con un amigo y cuando...

—¿Me traes las sobras de tu querido amiguito?

—No, está intacto; lo pedí para ti.

—... ¿Pensaste en mí?

—Sí. Seguro que no has comido, ¿verdad? ... ¿Eso es pan duro?

—¿Qué? No. Estaba tirándolo...

—Claro. Anda, toma un tenedor y ven.

Obedezco. Yo. Obedeciendo sin rechistar. No, no, no... me niego...

—La verdad es que no tengo hambre.

—Claro... ¿y podrías hacerme compañía un rato?

—Mmmm... vale.

—Tráeme ese cubierto, yo comeré.

Nos sentamos a la mesa, y Dunk acerca su silla un poco más; el aroma de la comida me llega... cómo huele de bien esa maldita comida.

—¿Te gustaría probarlo?

—Mmmm...

—Vamos, abre la boca...

Me está dando de comer como a un crío... y, para qué negarlo, me sienta bien. La comida está buenísima, y me sentía solo. La verdad es que echaba de menos a Dunk.

—¿Qué tal hoy? ¿Qué has hecho todo el día?

—Trabajar.

—¿Todo el día? Joong...

—No tenía nada mejor que hacer.

—Podrías leer, ver una serie, llamar a algún amigo...

—A "mis amigos" no los quiero en casa y mucho menos necesito una conversación telefónica.

—¿No te sientes solo?

—Mejor solo que mal acompañado, ¿no crees?

—... ¿Quieres que me marche?

—No.

Continúa dándome de comer hasta que lo termino todo.

—¿Te tomaste la medicación?

—Sí... ¿soy tan desastre que ni tú crees que puedo cuidar de mí mismo?

—Jajaja... bueno... ¿quieres que sea sincero o te contesto como a mi jefe?

Levanto una ceja, incapaz de ocultar mi diversión.

—Ya has respondido.

—Es verdad. ¿Quieres que me quede un poco más o vuelvo mañana en mi horario?

—No quiero acostarme aún... a menos que tú quieras...

—NO. ¿Siempre estás pensando en lo mismo?

—Contigo delante, ¿quién no?

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