La Reunión

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— La reunión es en media hora. Recuerda que te han enviado al correo los números que pediste. Te he dejado una americana al lado del portátil...

— Espera... ¿Para qué es la americana?

— Mamá Aydin está preocupada por tu imagen.

— Me importa una mierda lo que puedan pensar de mí por llevar o no ropa formal.

— ... ¿quieres saber mi opinión?

— Quiero otra cosa de ti...

Dunk se pone rojo como un tomate. Esto me da la vida, sí señor. Levanto las manos en señal de rendición.

— Vale... Acompáñame y ayúdame a dar una buena impresión.

Entro en el despacho con Dunk justo detrás de mí. No me mueve la silla, sabe que lo odio. Puedo hacerlo solo, ya tengo suficiente con estar privado de mi libertad como para depender de alguien hasta para ir de una estancia a otra. Ni de coña.

Por suerte, lo entendió rápido. Un solo grito y ya está bien educado, jajaja...

Cojo la americana y se la tiendo. En realidad, lo único que quiero es que me toque y provocarle un poco más.

— ¿Te estás aprovechando de la situación para seducirme, Natachai?

— ¿¡Qué!?

Su pie tropieza con una de las ruedas y aprovecho para tirarlo hacia mí, haciendo que caiga en mi regazo.

— Mmmm... hueles muy bien, caramelito.

Dunk gira su cabecita y me mira a los ojos, está muy serio, y... eso es, acaba de volver a tragar. Sé que me deseas, si no ¿por qué tragas cada vez que te pongo en este tipo de situaciones?

En esta postura que tiene ahora mismo... lo tengo muy fácil para apretarle su precioso culo.

Dunk sigue mi lasciva mirada y se da cuenta de que estaba concentrado en su retaguardia, así que, hecho un tomate, se incorpora disculpándose. Le agarro de la camisa para acercar su hermosa cara a la mía antes de que consiga separarse de mí.

— Dunk...

Susurro con una voz grave y seductora, la que uso cuando estoy de caza.

— Enciende el portátil por mí, por favor.

Suelto el agarre y él se arregla la camisa antes de agacharse ligeramente sobre el escritorio para encenderlo para mí, y yo aprovecho para disfrutar de las mejores vistas que puedo tener ahora mismo.

— Dime, Dunk, ¿alguna vez te han dicho que tienes un culo precioso?

— Mmm... tú, es la décima vez que me dices algo sobre mi culo.

— Jajajajajajaja... créeme que lo tienes.

— Listo. Quedan 10 minutos, ¿quieres iniciarla ya o vas a esperar?

— Inicia, cuanto antes empiece, antes acaba.

Antes de obedecerme, Dunk gira solo su cabeza para mirarme. Algo no le convence de mi aspecto. Vuelve a acercarse, me peina y me coloca bien la americana. Vuelve a mirarme tomando distancia y, cuando le gusta lo que ve, le da a conectar.

— Se te da bien cuidarme, quizás tenga que casarme contigo.

— Ssssh... estás dentro.

La reunión comienza antes de tiempo, el equipo se conecta en cuanto me ven. Todo marcha como siempre y empiezo a aburrirme. Se me ocurre molestar a Dunk, que está a mi lado tomando notas.

Le coloco una de mis manos en su muslo duro y apetitoso. Se tensa y me lanza una mirada de reproche. Le respondo con una ceja levantada. Estoy seguro de que no va a interferir en la reunión, así que tengo unos 45 minutos para toquetear la pierna de Dunk.

— Sí, nos vemos en una semana. Os deseo un buen fin de semana por si no nos vemos antes.

Desconecto.

Dunk se levanta, está muy enfadado... y sexy, joder, ¿es que este chico siempre se ve sexy?

— Dunk, ¿pasa algo?

Estaba a punto de salir del despacho cuando le lanzo la pregunta.

— ... necesito tomarme un descanso.

— Claro, adelante.

Cuando me quiero dar cuenta, ya ha pasado una hora y aún no sé nada de él. Decido ir a buscarlo... miro en cada estancia de la casa hasta que solo me queda la terraza.

Cuando salgo, lo encuentro en una de las tumbonas. Está dormido. Su boquita está ligeramente abierta. Su respiración es pausada y su pecho se eleva y desciende de una forma relajante. Aquí me quedo, no sé cuánto rato, como un verdadero gilipollas, contemplándolo.

¿Qué coño me pasa?

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