Ariel & Erick; part 2.

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6: Ariel y Erick; parte 2.

Después de un largo día, con muchas olas, muchas risas, y guiños por todas partes, el atardecer se torna protagonista del cielo, y mientras el sol se esconde en el horizonte, ambos, rubio y castaña, deciden dar un paseo por la playa, a la luz del naranjo sol, descalzos, y con sus manos rozándose.

—¿Ves ese muelle de allá?. —pregunta el rubio apuntando hacia un modesto muelle con unos cuantos botecitos a su alrededor; todo esto mientras caminan por la playa, bajo un bello atardecer que ya estás luces de convertirse en una bella noche estrellada. Exacto, para nada un cuento de hadas.

—¿El de los botecitos?. —pregunta la castaña para asegurarse, aunque ese sea el único muelle allí.

—Sí, ¿cuál más?.

—Ugh, que odioso que eres. ¿Me recuerdas por qué accedí a salir contigo?.

—No sé, yo solo llegué a tu casa. Aunque te recuerdo que dijiste que era una agradable cita.

La chica solo rueda los ojos sabiendo que no podrá esta vez contra la mente Horan. Por esta, y solo por esta vez, Niall se quedará con la última palabra.

—En fin, ¿qué tiene el muelle?.

—Los botecitos están a cargo de uno de mis hermanos. —menciona el rubio explicándole a la chica.

Unos de sus hermanos, Sean, está a cargo de los botes. Es un pequeño negocio de él, para ganar algo de dinero extra, y además para ocupar su día en algo que no sea estar metido en la oficina toda la tarde. Su esposa lo apoya completamente y su familia está feliz con este pequeño mini-proyecto que decidió hace tiempo poner en marcha. Le trae muchos ingresos, y las personas siempre salen con una sonrisa en la cara, siempre satisfechos con la experiencia, y con lo lindo del lugar, y la clara amabilidad de Sean Horan.

Niall a pesar de ser como es, es un chico bastante inteligente —menos cuando de motricidad fina se trata—. Es capaz de unir los cabos sueltos por sí mismo, y si tiene una oportunidad de hacer algo, lo hará. En este caso, un calmado paseo, en un pequeño bote, dando una vuelta por un bello bosquecito marítimo, sonaba como la mejor idea para estar con la chica en este preciso momento. Y quién sabe, si le es posible concretar unas cuantas cosas que quedaron pendientes de la noche de la fiesta.

—El negocio es de Sean, y bueno... podría pedir un bote... y, solo si quieres, podríamos ir a dar una vuelta. Hay un bosque muy lindo un poco más al norte.

El rubio hablaba con nerviosismo, y sus raros titubeos, sumados a la mano en su nuca, lo delataban. Desde la fiesta desde día anterior, donde la conoció, supo que además de llamarle la atención, también no es de las típicas chicas con la que salía. No, ella es escurridiza y astuta, le gustaba escaparse de sus manos cuando ya se sentía seguro de que la tenía. Es inteligente y con un humor especial y parecido al de él, es real y transparente, pero reservada. Se hacía la difícil en cada situación que podía, y eso a Niall solo lograba llamarlo más a buscarla y retenerla si le era posible.

—Supongo que está bien. Aunque te advierto que no te besaré, ni te tomaré de la mano, por si es eso lo que quieres.

Con algo de alivio, el rubio se permite reír por lo bajo, sabiendo que por lo menos, ya pasó la primera barrera del rechazo. Es un avance al menos.

—Eso ya lo veremos. —dice con seguridad, y con algo de cuidado le ofrece su mano.

Teme no poder superar la segunda fase del rechazo, y cuando ya ha pasado tiempo suficiente, comienza a retirar su mano con lentitud. Se desilusiona solo un poco, pero no lo demuestra, sabe que tarde o temprano logrará avanzar con la chica, y que algo como esto no lo detendrá. Aunque por otro lado tampoco se baja tanto, sabe que siempre ha tenido aunque sea un poquito de suerte con las chicas y bueno, espera que ella no sea la excepción.

Cinderella. [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora