Deep

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16: Profundo.

Cuando es ya cerca de mediodía, y el sol está en lo más alto del cielo, se siente como si fuera hora de despertar.

Niall comienza a removerse entre los brazos de Jasmine, y abre los ojos con cuidado de no toparse con algún rayo de luz que pueda dejarlo ciego en un segundo. Cuando por fin lo logra, se da cuenta de que más allá de solo un abrazo, está prácticamente enrollado en Jasmine.

Sus piernas están como entrelazadas, y una sobre la otra, mientras que sus pechos están lo más cerca que podrían estar, y la cabeza de ella reposa suavemente entre su cuello y el inicio de su pecho, donde respira con tranquilidad, casi transmitiendo paz. 

Éstos últimos días, se ha encontrado a sí mismo observando y pensando más de lo debido en esta pequeña y linda chica entre sus brazos. A veces, sin siquiera notarlo, ella solo está en sus pensamientos, incluso en sueños hipotéticos, o simplemente ahí, llenándolo de sus ojos cafés, y de su simple sonrisa. 

A veces incluso se encuentra sentado, mirando a la nada, pensando en como suena su nombre en sus labios, o en como ella sonríe tan grande cuando se hace el gracioso. Incluso en este preciso momento no se da cuenta de que está mirándola con una sonrisa de estúpido en la cara y pensando en todas las veces que ha pensado en ella —que son bastantes, la mayoría del tiempo—. 

 Y diablos, se encuentra en una encrucijada. Porque, vamos, la chica no es la más receptiva de todas, pero es tan, tan genial que Niall no puede dejarla ir. Oh, no señor, absolutamente no. Debe buscarla como sea, donde sea, cuando sea, y no debe rendirse. Porque aunque no es receptiva a veces, otras es tan abierta y tan fantástica. Definitivamente está en un callejón sin salida, demonios. 

—Hey, Jasmine, es hora de despertar. —la remueve con cuidado, intentando no perderse ningún detalle de su cara, y su ceño fruncido mientras lucha por seguir durmiendo. Ella definitivamente es como un gatito. —Cenicienta, no querrás que te de un beso para que despiertes, ¿o eso quieres?

Un pequeño gruñido sale de su garganta y después fruncir el ceño, como un tierno y lindo gatito, una sonrisa se posa en sus labios, haciéndolo sonreír a él también.

—¡Ya estoy despierta!, no besos para el príncipe encantador.

Sus labios se curvan en un puchero y siente esa necesidad de tenerla aún más cerca. Con un movimiento, pasa su mano por su cintura y la rodea con cuidado acercándola más hacia él, cerrando sus ojos en el camino, acercando su cara también, oliendo su perfume, y sintiéndose bien, reviviendo todas las sensaciones de la noche en solo una acción tan simple como tenerla tan cerca entre sus brazos.

—¿Nunca, nunca?

—Y-ya pensaremos en eso.

La cercanía se sentía bien, incluso si se sentía morir de vergüenza, o de ganas de besarlo, porque a fin de cuentas, moriría feliz. Moriría entre los brazos de Niall, los que durante toda la noche, y ahora en la mañana es definitivamente el único lugar en el que quiere estar. No casa de mamá, no casa de Beatrice, no. Sus brazos eran como un escape de la realidad, a un mundo de fantasía tan irónicamente real que hacían que se le pusiera la piel de gallina. Porque sí, es como si fuese algo mágico, incluso irreal a momentos, pero no, era completamente real. Tan real y tangible, y maravilloso. Y la transportaba a un mundo en las nubes, pero al mismo tiempo estaba tocando la tierra con sus dos pies. Era como estar en todas partes resumidas solo en una.

—Yo digo que hay que pensarlo ahora. Digo, es un tema importante, ¿no crees?

—¿No tenías que llamar a la grúa, Horan?

Cinderella. [Niall Horan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora