El Despertar del Poder Oscuro:
Nasiens y Percival avanzaron por el bosque, sintiendo el resplandor de su amor y la energía de la transformación de Nasiens fluir a través de ellos. Cada paso era un recordatorio de la victoria que acababan de obtener, pero también de la nueva responsabilidad que pesaba sobre sus hombros. A pesar de la luz que los envolvía, un aire de inquietud comenzó a filtrarse entre los árboles, como si la naturaleza misma estuviera alertándolos de un peligro inminente.
“Debemos encontrar respuestas sobre lo que el hechicero mencionó,” dijo Nasiens, mirando a su alrededor con una mezcla de emoción y ansiedad. “Dijo que un poder antiguo se ha despertado. No podemos ignorar eso.”
Percival asintió, su expresión grave. “Sí, y debemos averiguar qué significa eso para nosotros y para el reino. No podemos permitir que la oscuridad se extienda.”
Mientras caminaban, el ambiente comenzó a cambiar. Las hojas de los árboles se tornaron de un color grisáceo y el aire se volvió pesado, como si el tiempo se detuviera. Un escalofrío recorrió la espalda de Nasiens. “¿Qué está pasando aquí?”
“Es como si la vida misma estuviera siendo succionada de este lugar,” respondió Percival, frunciendo el ceño. “Debemos tener cuidado.”
De repente, un estruendo resonó a lo lejos, y el suelo tembló bajo sus pies. Nasiens se detuvo, su corazón latiendo con fuerza. “¿Qué fue eso?”
“Viene de aquella dirección,” indicó Percival, señalando hacia un claro más adelante. Sin pensarlo dos veces, comenzaron a correr, guiados por la urgencia de descubrir lo que estaba sucediendo.
Al llegar al claro, se encontraron con una escena aterradora. Una gran sombra oscura se cernía sobre el paisaje, una criatura de proporciones descomunales con ojos brillantes que emitían un resplandor maligno. Su rugido resonó por el bosque, y Nasiens sintió que su corazón se encogía de miedo.
“¡Es una bestia oscura!” exclamó Percival, observando la forma grotesca que se alzaba ante ellos. “Debemos hacer algo antes de que cause más daño.”
“¿Qué podemos hacer?” preguntó Nasiens, su voz temblando. “No sé si estoy lista para enfrentar algo así, especialmente ahora que he recuperado mi forma.”
“Confía en ti misma,” dijo Percival, acercándose a ella. “Recuerda lo que has aprendido. Tienes el poder dentro de ti. Juntos, podemos enfrentarlo.”
Con una determinación renovada, Nasiens respiró hondo y cerró los ojos. La energía que había sentido en la cueva comenzó a fluir de nuevo en su interior, y la luz resplandecía en sus manos. “Debo recordar que esto no es solo por mí,” pensó, recordando a todos aquellos que podrían estar en peligro. “Es por el reino y por las personas que amo.”
“¡Vamos!” gritó Percival, empujándola suavemente hacia adelante. “No estamos solos en esto.”
La bestia osciló su enorme cabeza, rugiendo mientras se abalanzaba sobre ellos. Sin dudarlo, Nasiens levantó las manos, canalizando la luz que había despertado en su interior. Un haz de energía dorada brotó de sus dedos, impactando a la criatura. La luz brilló intensamente, pero la bestia se movió, esquivando el ataque con una agilidad sorprendente.
“¡Es más rápida de lo que pensaba!” gritó Nasiens, sintiendo el sudor deslizarse por su frente. “Debo concentrarme.”
Percival, viendo que su ataque había fallado, se movió a su lado. “Debemos trabajar juntos. Si yo distraigo a la bestia, tú puedes encontrar un punto débil.”
Nasiens asintió, sintiendo que su corazón latía en sincronía con el de Percival. “Está bien. Necesito que confíes en mí.”
“Siempre lo haré,” respondió él, dándole una sonrisa que la llenó de valor.
Con un grito, Percival corrió hacia la bestia, llamando su atención. “¡Aquí estoy! ¡Ven a por mí!” La criatura, enfurecida, giró su enorme cabeza hacia él, preparándose para atacar.
Nasiens observó mientras Percival esquivaba los ataques, su agilidad y valentía brillando en medio del caos. La admiración la llenó, y con un profundo aliento, sintió que su poder aumentaba. “Debo hacerlo por él,” pensó. “No puedo permitir que se lastime.”
Cuando la bestia se lanzó hacia Percival, Nasiens alzó sus manos nuevamente, esta vez canalizando toda su energía en un solo ataque. “¡Por el amor que compartimos!” gritó, liberando un destello de luz más brillante que nunca. La energía se proyectó como un rayo, impactando de lleno en el costado de la criatura.
La bestia aulló, tambaleándose mientras el poder de Nasiens penetraba su oscura armadura. Un destello de luz se expandió alrededor de la criatura, iluminando el claro. “¡Lo logré!” exclamó Nasiens, sintiendo que su magia resonaba con fuerza.
La bestia, ahora herida, comenzó a retroceder, y con un último grito de furia, se disipó en una nube de sombras, dejando el claro en silencio. Nasiens se quedó sin aliento, su corazón aún latiendo con fuerza.
“Lo hicimos,” murmuró Percival, acercándose a ella, su rostro lleno de asombro. “Nasiens, lo lograste.”
“Fue gracias a ti,” dijo ella, su voz temblando de emoción. “No podría haberlo hecho sin tu apoyo.”
“Siempre estaré aquí para ti,” respondió él, mirándola a los ojos. “Pero tenemos que estar atentos. La sombra de esa bestia puede no haber desaparecido por completo. Debemos prepararnos para lo que venga.”
“Así es,” afirmó Nasiens, aún sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo. “Debemos descubrir qué está causando que estos seres oscuros aparezcan. El hechicero habló de un poder antiguo. Quizás haya un vínculo entre ellos.”
Con esa determinación, se adentraron más en el bosque, sabiendo que cada paso los acercaba a la verdad, pero también a un peligro inminente. La oscuridad acechaba en cada esquina, y ellos eran los únicos que podían enfrentarse a ella.

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el susurro del cielo
FantasyDescripción: En un reino encantado, Nasiens, una joven reservada con el corazón lleno de sueños, se ve atrapada en una maldición que la transforma en un cisne durante el día. Solo su amigo Percival, un divertido y coqueto joven con cabello verde y o...