El Encuentro:
El alba se asomó tímidamente sobre el horizonte, tiñendo el cielo con tonos dorados y rosados. Nasiens, aún abrumada por la revelación de su maldición, se encontraba de pie junto al lago, sintiendo el rocío fresco en su piel. La luz del sol iluminaba el agua, que ahora parecía un espejo de su alma. Se sentía dividida entre la esperanza de ser libre por la noche y el dolor de estar atrapada en su forma de cisne durante el día.
Mientras las horas avanzaban, la tristeza se transformó en un profundo anhelo. Sabía que debía regresar al pueblo antes de que el sol alcanzara su cenit y la convirtiera nuevamente en cisne. Sin embargo, no quería dejar el lago, su refugio. Este era el único lugar donde podía recordar quién era realmente.
En el pueblo, Percival despertó con el sonido de las aves cantando y el olor a tierra húmeda. Su mente estaba llena de pensamientos sobre Nasiens. No podía sacudirse la sensación de que había algo más tras su tristeza, un secreto que ella guardaba con recelo. La había visto tan vulnerable, y su corazón se apretaba al pensar en el dolor que podría estar sufriendo. Decidió que debía buscarla nuevamente.
Mientras tanto, Nasiens se sumergió en el lago, buscando consuelo en el agua fresca. Su mente se debatía entre la desesperación de su situación y la alegría que le provocaba el recuerdo de Percival. “¿Qué pasaría si le cuento la verdad?” pensó. “¿Me aceptaría? ¿O se alejaría para siempre?”
Mientras flotaba, su mente se llenó de imágenes de su amigo, sus ojos morados que brillaban con una mezcla de curiosidad y alegría. Percival siempre había sido su confidente, el único que había entendido su esencia. Sin embargo, ahora sentía que su vínculo estaba en peligro.
Al mismo tiempo, Percival se adentraba en el bosque, guiado por la esperanza de encontrarla. Tras una búsqueda infructuosa en el pueblo, decidió que debía ir al lago. La idea de estar cerca de ella le daba fuerzas. A medida que se acercaba, su corazón latía más rápido, lleno de un deseo inexplicable.
Cuando finalmente llegó al claro, vio a Nasiens nadando en el agua, su forma de cisne tan hermosa como antes. El aire se detuvo por un momento. Percival se quedó parado, asombrado por la visión ante él. No podía creer lo que veía, la magnificencia del cisne que flotaba como un espíritu del bosque. Pero su corazón se hundió al recordar que su amiga estaba atrapada en esa forma.
“Nasiens…” susurró, sin atreverse a interrumpirla. Ella levantó la cabeza, sorprendida de ver a Percival en su lugar secreto. Los ojos de él se encontraron con los suyos, y en ese instante, el mundo se desvaneció a su alrededor. Aunque sabía que estaba atrapada en la forma de un cisne, había algo reconfortante en su presencia.
El cisne nadó hacia él, y Percival se agachó para acercarse al agua, sintiendo que una conexión invisible los unía. “¿Eres tú?” preguntó, su voz llena de emoción. Aunque no podía comprender la profundidad de su maldición, Percival se sintió atraído por la belleza y la tristeza que emanaba Nasiens.
A pesar de no poder hablar, Nasiens quería comunicarse con él, transmitirle todo lo que sentía. En lugar de palabras, utilizó su cuerpo, haciendo un suave movimiento en el agua, como si intentara guiarlo hacia la verdad oculta. Percival, sintiendo la urgencia en su mirada, se acercó más, consciente de que había algo mágico en el aire.
“Debo descubrir la razón de tu tristeza,” dijo él, mirándola con intensidad. “No puedo dejar que te sientas sola.” Nasiens sintió una oleada de esperanza y dolor a la vez. Su corazón anhelaba ser comprendido, pero también temía que la revelación de su secreto podría separarlos para siempre.
En un arrebato de valentía, ella nadó un poco más cerca, su cisne se movía con gracia y elegancia. Percival, sintiendo la cercanía, sonrió. “Siempre has sido especial, Nasiens. No entiendo lo que está pasando, pero sé que hay algo más detrás de tus ojos.”
Nasiens sintió cómo las lágrimas brotaban de su pico mientras él hablaba. Se dio cuenta de que, a pesar de su forma, había algo en su conexión que trasciende lo físico. Percival la veía por lo que realmente era, y eso la llenó de valor.
De repente, una idea iluminó su mente: ¿y si él pudiera ayudarla a encontrar una solución? Si había alguien en el mundo que podía aceptar su verdadera esencia, era él. En ese momento, Nasiens tomó una decisión: le mostraría su verdadero yo.
Con un último vistazo al lago, se sumergió, dejando que el agua la envolviera. En un destello de luz, su forma de cisne se transformó de nuevo en la de Nasiens. Emergiendo del agua, su piel brillaba bajo el sol, y el cabello castaño se pegó a su rostro por la humedad.
Percival, al verla, se quedó boquiabierto. “Nasiens…” susurró, la incredulidad en su voz. Ella se sintió vulnerable y expuesta, pero también liberada. En su mirada, encontró la aceptación que tanto anhelaba.
“Percival, tengo que explicarte…” comenzó a decir, pero las palabras se ahogaron en su garganta. El miedo a ser rechazada la detuvo.
“¡Estás aquí! ¡Eres real!” exclamó Percival, avanzando hacia ella. “No puedo creerlo. ¿Por qué nunca me dijiste que podías transformarte?”
Nasiens sintió el peso de su secreto y la presión de su corazón. “Es una maldición, Percival,” confesó, su voz temblando. “Soy un cisne durante el día. Solo recupero mi forma humana al caer la noche.”
El aire se llenó de silencio, y el brillo de la luna comenzó a asomarse entre las hojas. Percival la miró intensamente, procesando la revelación. “¿Por qué no me dijiste antes? Quiero ayudarte. No estás sola en esto,” dijo, acercándose más.
Nasiens sintió que su corazón se llenaba de gratitud y miedo. “Temía que no entenderías… que me rechazarías,” respondió, sus ojos llenos de lágrimas.
“¿Rechazarte? Nunca. Eres mi mejor amiga. Vamos a encontrar una manera de romper esta maldición,” dijo Percival, su voz firme y decidida. En ese instante, Nasiens supo que no estaba sola. La conexión entre ellos había crecido más fuerte, y con la promesa de Percival, la esperanza comenzó a florecer en su corazón.
A medida que la luna ascendía en el cielo, Nasiens sintió que el camino hacia la libertad se iluminaba ante ella. Juntos, podrían enfrentar cualquier desafío, pero primero, debían descubrir el verdadero significado del amor y el sacrificio.

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el susurro del cielo
FantasyDescripción: En un reino encantado, Nasiens, una joven reservada con el corazón lleno de sueños, se ve atrapada en una maldición que la transforma en un cisne durante el día. Solo su amigo Percival, un divertido y coqueto joven con cabello verde y o...