CHAPTER 9

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Al final del día, íbamos saliendo todos juntos, hablando de cualquier cosa. Jake me miró de repente y soltó.

—Oye, Heeseung, ¿qué harás esta tarde?

—Nada en especial —respondí encogiéndome de hombros—. ¿Por?

Jake suspiró dramáticamente. —Bueno... mi madre se va a llevar mi auto porque tiene una reunión de esas aburridas con sus amigas del congreso. Y me dejó encargado que vaya al supermercado a hacer compras para la semana. ¡¿Puedes creerlo?! La muy maldita quiere que me suba al autobús para ir.

Jay lo miró con desaprobación y le dio un ligero golpe en el hombro. —No le hables así a tu mamá, idiota.

Todos nos soltamos riendo, y yo miré a Jake negando con la cabeza.

—Está bien, hermano. Paso por ti en la tarde y te llevo al súper —le dije.

Jake sonrió, aliviado. —Eres un santo, Heeseung. Gracias.

Después de despedirnos, cada quien se fue a su auto, listos para ir a casa y disfrutar de un rato de descanso antes de la salida en la tarde.

Conduje hasta mi casa y, como siempre, apenas abrí la puerta, me llegó el olor de la comida recién hecha. Mi madre me recibió con una sonrisa y me senté a comer con ella. Platicamos un poco de lo que había pasado en el día, cosas sin importancia, hasta que de repente, me suelta:

—¿Y cuándo vas a traer una novia a casa?

Le di una mirada divertida y negué con la cabeza. —Mamá, no tengo tiempo para esas cosas.

Ella soltó una risa ligera, como si no se creyera ni una palabra.

—Bueno, más tarde voy a pasar por Jake. Lo voy a llevar a hacer unas compras —le dije, cambiando de tema.

Mi madre asintió, sin quitar la sonrisa de su rostro. Terminé de comer, ayudé a recoger un poco, y luego subí a mi cuarto. Me dejé caer en la cama, mirando el techo, esperando que llegara la hora de ir por Jake.

Mientras estaba ahí tirado, mi mente empezó a divagar. Sin darme cuenta, terminé pensando en Taeri. ¿Por qué es tan rara? Siempre tan seria, como si llevara un escudo todo el tiempo. ¿Por qué será así?

Y entonces, una pregunta me golpeó: ¿por qué la encuentro tan hermosa? Había algo en ella que me atrapaba, aunque pareciera invisible para todos los demás.

Abrí los ojos de golpe, dándome cuenta de que me había quedado dormido... pensando en Taeri. Sacudí la cabeza para despejar esos pensamientos, me levanté, fui al baño a lavarme la cara y me peiné un poco. Luego, me cambié de ropa por algo más cómodo, tomé las llaves y bajé de mi cuarto.

—Ya me voy, mamá. Nos vemos luego —dije con una sonrisa rápida.

—Cuídate, hijo. No te metas en problemas —respondió, divertida.

—No prometo nada —le guiñé un ojo y salí de casa.

Me subí al auto y manejé hasta la casa de Jake. En poco tiempo llegué frente a su casa de ladrillo rojo, con su característico porche lleno de plantas que su mamá cuidaba con esmero. Como ella se había llevado su auto, la entrada estaba vacía.

Toqué el timbre y, al instante, Jake abrió la puerta con una sonrisa.

—¡Llegaste rápido, hermano! —me saludó, dejándome pasar.

—Te dije que no te ibas a ir en autobús —bromeé.

Jake sonrió y fue a buscar su cartera. Al regresar, dijo, cerrando la puerta.—Gracias por salvarme, de verdad. Ya estaba resignado al autobús.

—Para eso estamos. Pero no abuses —le respondí con una sonrisa, encendiendo el auto mientras él subía.

Al llegar al supermercado, ambos bajamos y entramos mientras Jake agarraba un carrito. Recorriendo los pasillos, Jake se detuvo y me dio un codazo en las costillas.

—Oye, ¿esa no es la chica rara de nuestra clase? —murmuró, señalando discretamente hacia el pasillo de enfrente.

Miré hacia donde indicaba y vi a Taeri parada sola, observando fijamente una caja de cereal, como si estuviera perdida en sus pensamientos.

—Sí, es ella... —le respondí, sin quitarle la vista de encima—. Vuelvo en un segundo.

Jake levantó una ceja, claramente intrigado, pero asintió mientras me alejaba hacia donde estaba Taeri. Me acerqué despacio y cuando ella me notó, sus ojos se agrandaron un poco, pero mantuvo esa expresión neutral.

—Hey, Taeri —le dije, intentando no sonar raro.

Ella apenas me miró y murmuró—. Hola, Heeseung...

Noté que su voz era baja y algo vacilante. Esto era algo que ya había visto en ella, pero por alguna razón me sorprendía cada vez.

—¿Comprando para la semana? —le pregunté, intentando iniciar una conversación.

Ella asintió lentamente sin decir nada. Cuando la veía así, tan reservada, no podía evitar pensar en cómo no se parecía a nadie más en la escuela.

—¿Sueles venir sola? —pregunté después de unos segundos de silencio.

Ella tardó en responder, pero finalmente murmuró—. Mi hermano está ocupado.

No pude evitar notar que aunque respondía, no daba más detalles. Pero cuando pensaba que ya no diría nada más, añadió en voz baja—. No me gusta mucho salir.

Me sorprendió un poco que hablara más de lo normal, pero mantuve la compostura.

—¿Te parece raro el supermercado? —intenté bromear para romper el hielo.

Ella me miró directamente, sin sonreír.

—No, solo... no es algo que me guste hacer.

Por alguna razón, sentí como si me hubiera dicho mucho con esas pocas palabras. No era una sonrisa, ni mucho menos una risa, pero que me hablara un poco más fue algo inesperado.

—Bueno, si necesitas ayuda para encontrar algo, solo dime —le ofrecí, aunque dudaba que aceptara.

Para mi sorpresa, ella murmuró—. Gracias, pero... estoy bien.

Asentí, algo desconcertado, y me preparé para volver con Jake.

—Nos vemos en clase, Taeri.

Ella apenas asintió en respuesta, y volví con Jake, quien me esperaba con una expresión burlona en la cara.

—¿Y bien? ¿Qué fue todo eso? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

—Nada, solo saludé —le dije, encogiéndome de hombros.

Jake se rió entre dientes, dándome una palmada en el hombro.

—Ya, claro...

Después de que Jake terminó de buscar todo lo que necesitaba, fuimos a pagar. Mientras estábamos en la fila, noté a Taeri delante de nosotros, terminando de pagar sus cosas. La vi dirigirse a la salida con las bolsas en mano, y cuando Jake terminó de pagar las suyas, ambos salimos con nuestras propias bolsas.

Al salir, la vi de nuevo. Estaba allí, esperando en la acera, probablemente para tomar un taxi. Sin pensarlo mucho, la llamé impulsivamente.

—¡Taeri! —levanté la mano, y Jake se detuvo también, mirándome con una ceja levantada.

Taeri se giró lentamente al escuchar su nombre.

—¿Quieres que te llevemos a tu casa? —le ofrecí, aunque sinceramente esperaba que se negara. Ya conocía su actitud reservada, y dudaba que aceptara subirse al auto con nosotros.

Para mi sorpresa, Taeri se quedó un momento pensativa y luego, sin decir nada, recogió sus bolsas y caminó hacia nosotros.

Mientras se acercaba, Jake me susurró al oído con tono burlón. —Qué caballeroso, hermano...

Le lancé una mirada de advertencia, pero no dijo nada más y seguimos esperando a que Taeri se uniera a nosotros. Cuando llegó, los tres caminamos hacia el auto. Jake y yo pusimos sus compras en la cajuela, mientras Taeri se acomodaba en el asiento de atrás junto a sus bolsas.

𝙎𝘼𝙑𝙀 𝙈𝙀|| 𝙇𝙀𝙀 𝙃𝙀𝙀𝙎𝙀𝙐𝙉𝙂"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora