CHAPTER 16

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Salí del baño ya vestido, mientras Sakura se envolvía en una toalla blanca, su sonrisa satisfecha aún visible en sus labios. La culpa se acumulaba en mi pecho, haciéndose más pesada con cada segundo que pasaba.

—Me tengo que ir —dije, evitando sostenerle la mirada.

—¿Me das tu número? —preguntó con un tono juguetón, inclinando ligeramente la cabeza.

—Pídeselo a Jake —respondí rápidamente, tratando de mantener la voz firme mientras avanzaba hacia la puerta. No quería prolongar la conversación ni un momento más.

Cerré la puerta detrás de mí y casi choco con Soobin, el dueño de la casa, que se encontraba en el pasillo. Sus ojos se entrecerraron, reflejando una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—¿Tan temprano, Heeseung? —me saludó con una sonrisa, alzando una ceja.

—Sí, me tengo que ir —contesté sin detenerme, inclinando la cabeza a modo de despedida mientras me dirigía a la salida.

Descendí las escaleras rápidamente, sintiendo cómo la urgencia me empujaba hacia el auto. Encendí el motor y salí de ahí, con el eco de mis pensamientos golpeándome sin tregua. ¿Cómo se había sentido Taeri cuando me vio desaparecer? ¿Quién se había asegurado de que llegara a casa a salvo?

El trayecto a casa de Taeri se me hizo eterno, aunque el velocímetro subía más de lo habitual. Finalmente, estacioné frente a su casa y bajé del auto, solo para ver que otro vehículo se acercaba. Reconocí el auto de Jungwon, y cuando se detuvo, él salió y me miró con sorpresa.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, intentando mantener la compostura.

Jungwon me devolvió la mirada, sus ojos cargados de una desaprobación que me atravesó.

—Esa es la pregunta que debería hacerte yo a ti, Heeseung —dijo, cruzando los brazos frente a su pecho con una expresión seria.

—Vine a hablar con Taeri —contesté, la voz baja y rasposa por la culpa que se hacía más tangible con cada segundo.

—Es mejor que te vayas —respondió, su tono tan frío que me hizo estremecerme—. Su hermano está furioso contigo por dejarla sola anoche.

El corazón me dio un vuelco y, aun así, la preocupación por Taeri se sobrepuso.

—¿Está bien? —pregunté, sin poder ocultar la ansiedad en mi voz.

—No te preocupes por ella. Taeri está bien —replicó Jungwon, apretando la mandíbula antes de añadir—. Yo la traje a casa de madrugada.

Su respuesta me golpeó como un puñetazo. Nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que sentí que la ira empezaba a encenderse dentro de mí. Lo miré, pero él simplemente mantuvo su posición firme, sin parpadear.

Sin decir nada más, subí al auto y me alejé de allí, con el eco de sus palabras retumbando en mis oídos. Mi destino cambió sin pensar: la casa de Sunghoon. Él era la única persona que podría hablarme con franqueza y ayudarme a entender el caos en mi cabeza.




La puerta de la casa de Sunghoon se abrió, revelando a mi amigo con el ceño ligeramente fruncido y el cabello desordenado.

—¿Heeseung? ¿Qué haces aquí tan temprano? —preguntó, claramente sorprendido de verme a esa hora.

—Necesito hablar con alguien —dije con voz tensa, tratando de contener la culpa y la confusión que me oprimían el pecho.

—Pasa —respondió sin cuestionar más, abriendo la puerta por completo y haciéndose a un lado para que entrara. Nos sentamos en la sala.

𝙎𝘼𝙑𝙀 𝙈𝙀|| 𝙇𝙀𝙀 𝙃𝙀𝙀𝙎𝙀𝙐𝙉𝙂"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora