Darius estacionó frente a la casa de sus suegros y descendió del auto para abrirle la puerta a su esposa y ayudarla a bajar. Jolie no quería ser parte de un teatro, pero al menos trataría de fingir por un par de horas, aunque en realidad esperaba ansiosa la respuesta de uno de sus grandes amigos que le aseguró ayudarla.
Recibió la mano del hombre y de inmediato Darius envolvió un brazo alrededor de su cintura, descansando su mano en su cadera, muy cerca de la curva de su trasero y ella lo miró enfadada.
—Ten mucho cuidado donde pones esa mano —susurró, provocando que el hombre riera—. Bájala un poco más y te la arranco.
—¿No será más bien que te pone nerviosa que te toque así? —bromeó, proporcionando una sutil caricia que la hizo tensar.
—Por favor, no me hagas reír —ironizó—. Y si quieres conservar tu mano, será mejor que la dejes quieta y a mi alcance.
El hombre no dijo más, pero sonrió divertido y subió su mano unos cuantos milímetros con lentitud, haciendo que la piel de su esposa se erizara anta tal roce que era totalmente intencional y provocador.
Jolie iba a discutirle, pero no tuvo tiempo cuando vio a la madre de él saliendo por la puerta y los recibió con un abrazo fuerte y efusivo, completamente feliz de que su hijo se casara con la chica que amaba desde hacía muchísimos años.
—Estoy tan feliz por ustedes dos —dijo y Jolie forzó una sonrisa amable—. Me duele que no nos dijeran nada sobre su matrimonio. Yo quería estar ahí y ser presente de su unión, pero se los perdono porque al fin de cuentas de eso se trata amar, ¿no? Una pareja enamorada comete cualquier locura para estar juntos.
—Mamá...
—Hijo, ¿recuerdas que te dije que esa chica sería para ti? —inquirió y el hombre asintió, con una sonrisa forzada y el pecho oprimido—. Te dije que el tiempo acomodaba todo en su lugar y que pronto ella se daría cuenta de tu noble corazón y te amaría tanto e incluso más de lo que lo hago yo —la mujer tomó las manos de Jolie y se las apretó con suavidad—. Amarás a mi hijo por encima de todo, ¿no es así?
—Yo... —la chica soltó un suspiro y asintió a juro—. Por supuesto que sí.
—Eso no debería dudarlo ni un segundo, sé que lo amarás —sonrió—. Y no es porque sea mi hijo, pero el es un tesoro que espero sepas cuidar muy bien.
—Mamá, por favor —Darius sonrió entre avergonzado y divertido—. Me pones en vergüenza frente a mi esposa.
—¡Qué va! —rio la mujer mayor—. Eres un tesoro y todos, en especial tu esposa, debe de saberlo.
—Lo sé, Sra. Rowe —respondió la chica con sinceridad y sonrió divertida, mirando a su esposo—. Darius es un hombre maravilloso.
Darius se mordió el labio inferior y sonrió, tratando de ocultar la emoción que aquella declaración, y es que en la mirada que ella le estaba dedicando no había rastro de mentira o falsedad.
Jolie sabía el gran corazón que poseía su esposo, por ello es por lo que ella deseaba romper ese matrimonio, porque él merecía una buena mujer, una que lo amara, lo cuidara y le brindara una vida feliz. En cambio, ella no podía darle más de lo que pretendía, ya suficiente estaba dando con tener que fingir que se habían casado por amor y no por un desliz en una noche loca y desenfrenada.
—Vamos dentro, todos los estábamos esperando —dijo la mujer y los tres se supieron en marcha hacia el interior de la casa.
Jolie sentía la acidez en la boca de su estómago, deseando irse de allí y no tener que estar fingiendo absolutamente nada. Aceptaba su error, pero no por ello iba a someterse a una vida que no deseaba.
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Desliz
RomanceJolie creyó que huir era la solución correcta ante el desliz que cometió al casarse en una noche loca desenfrenada, pero cinco años después debe volver al lugar al que juró nunca más regresar y enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Solo que...