Capítulo 15

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—Suéltame, me estás lastimando —se quejó la chica, tratando de liberarse del fuerte agarre del hombre—. ¡Que me sueltes, carajo!

Darius la estampó de espaldas a él contra una pared en medio de un oscuro y solitario callejón y la presionó por completo, respirando furioso y deseando acabarla allí mismo. Estaba tan enojado con el descaro de Jolie, con esa altanería con la que se acercaba a él y a su ligue tratando de imponerse como su señora, a sabiendas de que nunca estuvo a su lado y ni siquiera le amaba.

¿Qué se suponía que hacía allí, haciéndole reclamos y dándose un lugar que se negó a ocupar si lo que más deseaba era su maldita libertad? Ahora no entendía qué estaba tratando de hacer esa mujer. ¿Estaba falta de atención y por eso andaba por la vida tratando de llamar su atención? ¿Acaso buscaba un poco de sexo? Si era así, se lo daría, pero la trataría como cualquier otra con las que había estado, una mujer con la que pasaría un momento caliente y la desecharía porque ya no era no la necesitaba más.

Además de ebrio, Darius estaba caliente. La rubia con la que había salido estaba haciendo un gran trabajo en despertar su interés y sus deseos. Era sexy y por demás caliente, pero la que decía ser su esposa los había interrumpido justo en el momento donde él pensaba llevársela a su apartamento y follarsela. Necesitaba liberar su tensión y ese enojo que lo atenazaba desde que Jolie había aparecido en su vida.

Levantó la falda de Jolie y arrancó su ropa interior de un solo tirón, tomándola por sorpresa, pero a la vez haciendo que todo su cuerpo se estremeciera y en cuestión de segundos su coño se humedeciera.

—¿Q-qué tratas de hacerme, idiota? —trató de darse la vuelta para alejarlo, pero Darius la presionó aun más fuerte contra la pared.

—Acabas de arruinar mi polvo de la noche. Además, si la gata saca las uñas es porque está en celo —murmuró, liberando la erección que se mantenía firme y dura de sus pantalones.

Jolie trató de ver lo que estaba haciendo, pero su piel se erizó al sentir el roce de su verga por el medio de sus nalgas. Quería darle una patada en los huevos al hombre, no obstante, una parte de sí ansiaba sentir toda esa pasión que de antaño la hizo suspirar más de una vez. Nunca iba a negar que Darius la encendía con solo una mirada y un sutil toque, eso incluso le pasaba en el pasado constantemente, pero ahora era mucho más intenso y su coño palpitaba ansioso por sentirlo.

Darius rebuscó un preservativo en el bolsillo de su pantalón y se protegió con rapidez, sin dejar de presionar el cuerpo de la mujer y de soltar una maldición tras otras en su mente. Se iba a odiar por eso, pero en ese instante en lo que podía pensar era en liberar toda la tensión que había acumulado por largos días.

Jolie pretendía decir algo en cuanto se tranquilizó, pero solo podía gemir por lo alto cuando Darius se adentró en ella de una estocada tan fuerte y profunda que le provocó más dolor que placer. Aunque estaba empezando a humedecerse, aun estaba completamente lista, por lo que la invasión le resultó dolorosa.

—Espera un segundo, por favor —murmuró en un hilo de voz, temblorosa y cerrando los ojos ante las sensaciones que la abrasaban.

Pero el hombre lo último que quería era escuchar su voz y ser consciente del error que estaba cometiendo. Así que presionó la palma de su mano en su boca con fuerza, antes de empezar un mete y saca violento, profundo y que los estaba haciendo arder en un infierno. Darius no sabía si estaba molesto, si sentía placer como en el pasado o era el odio que lo corroía y solo lo hacía pensar en ese momento en que tanto la amó y ella lo rechazó sin tener ni un poco de consideración con su corazón.

Cegado por el enojo, envolvió su otra mano alrededor de su cuello y lo apretó tan fuerte que apenas escuchó un suave quejido que hizo que la tomara con mayor rudeza y le cubriera la boca con salvajismo. Aun así, ella lo recibía abiertamente y de manera palpitante, húmeda y cálida. Sacaba su trasero en busca de mayor profundidad y eso hacia que él la penetrara con mayor brutalidad, sujetándola con fuerza dolorosa del rostro y del cuello.

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