Capítulo 16

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Jolie se limpió las lagrimas y se obligó a dejar de llorar pese a que le era imposible retener el llanto. Se arregló la ropa como pudo y caminó por las calles hasta detener al primer taxi que apareció, ignorando las llamadas constantes de Maykel. En ese momento quería estar sola, no tenía muchas ganas de hablar de lo que había sucedido.

Su parte intima estaba adolorida y le ardía ante lo que significaba tener sexo sin estar completamente lista, eso sin contar que su aspecto era un completo desastre. El taxista le preguntó si estaba todo bien al verla tan desaliñada y ella solo pudo asentir, pidiéndole que la llevara a casa de sus tíos.

Cuando llegó a la casa, agradeció que sus tíos estuviesen dormidos y no la vieran en el estado tan deplorable en el que había llegado. Lo primero que hizo cuando llegó fue enviarle un mensaje a su amigo, que le había dejado cientos de recados, visiblemente preocupado porque no aparecía y tampoco la encontraba por el lugar. Se excusó y le dijo que hablarían después y que ya había llegado a la casa, mas no respondió las preguntas que él le estaba haciendo de si se encontraba bien o cuando quiso saber qué había pasado con ella si todo estaba bien.

Jolie tiró su teléfono encima de la cama y se adentró al baño, donde sin dudarlo abrió la ducha y dejó que el agua tibia limpiara su cuerpo, pero también detonó su llanto. Se sentó en el suelo y abrazó sus piernas, llorando desconsoladamente mientras se preguntaba por qué el hombre mas tierno, cariñoso y caballeroso había cambiado tanto, aunque ella sabía que se debía a él, pero le parecía injusto que perdiera su esencia por una mujer como ella que no valía la pena.

Desde que los Le Bon la habían adoptado, ella creó una personalidad arrolladora, segura y audaz. Cuando era niña era tan temerosa y desconfiada, se le dificultaba amar y recibir un poco de amor, pero sus padres le enseñaron a ser una chica fuerte y valiente. Solo que justo en ese momento se sentía como la misma mierda, pisoteada, ultrajada y que no valía absolutamente. Esas inseguridades que creía extintas ardían con fuerza de entre las cenizas, recordándole lo sola que estaba y asegurándose una y otra vez que merecía ser tratada de esa forma. Ella sabía que volver era un error, por eso, aunque quiso mil veces venir y arreglar todo, el miedo al odio y al rechazo fue más fuerte.

Salió del baño una vez se quedó sin lágrimas y se recostó en la cama, cerrando los ojos y buscando descansar un poco, ya que debía estar a primera hora en la fiscalía para poner la denuncia, pero no tenía ni una pizca de sueño, así que se levantó de la cama y tomó el caso de Avery, repasándolo una y otra vez hasta que el sueño la venció en medio de la madrugada y los ojos llorosos.

El estruendoso ruido del teléfono la despertó e hizo que saltara asustada y se apresurara a mirar la hora. Eran las seis de la mañana y se sentía cansada y con mucho sueño, pero debía prepararse. Miró su teléfono y le devolvió la llamada a Jeray, asegurándole que se verían en la fiscalía a las siete en punto.

Sin tiempo que perder, tomó una ducha para terminar de despertarse, se acicaló y maquilló aquellas zonas que estaban rojizas y daban a entender que había tenido una noche sumamente apasionada, tomó su portafolios y salió de la casa sin siquiera probar bocado. Iba tarde y no quería perder la cita, menos cuando había movido muchas fichas para conseguirla en tan poco tiempo.

Una vez llegó a la fiscalía, se encontró con Avery, Darius, Kian y su primo. Aunque su corazón se aceleró al ver al hombre que la noche anterior la había usado, lo ignoró y se enfocó en su trabajo. No iba a dar un mal paso por lo que sea que sucediera en su vida personal. Ella era profesional y nunca mezclaba su vida con su trabajo y, aunque tenía muchas ganas de salir huyendo, no le daría la espalda a la chica que tanto la necesitaba.

La denuncia tomó varias horas y más de un interrogatorio para ellos, puesto que las acusaciones eran bastante graves. Incluso Darius y Kian sirvieron de testigos y se sometieron a las preguntas que el detective que había tomado el caso les hacía, por lo que no tuvieron más opción que presentar los contratos para agregarlos a la evidencia que Jolie había recolectado.

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